S E I S

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Me escabullí por las escaleras sabiendo que no podría soportar ver a aquellas personas sentir lástima por mí. Eran mis padres, mis padres hablando a esas supuestas personas que me tenían cautiva cuando la realidad era totalmente diferente. No estoy cautiva, tengo total y plena libertad pero simplemente no puedo usarla para volver a casa. Todo es un asco. Apoye mi espalda en el ventanal y me deslice para poder sentarme en el suelo, rodee mis piernas con mis brazos atrayéndolas hacia mi. Solloce intentando calmar el dolor que presionaba mi pecho. No podía desahogarme llorando simplemente soltar pequeños gemidos de dolor. El sentimiento de soledad y tristeza cada día aumenta más y más, y no sé cómo haré para subsistir en un mundo donde con mis propios ojos vi a mi hermana y a mis amigas morir. En un mundo donde mis padres están sufriendo por la muerte de su hija mayor y la desaparición de su hija menor, que sigue viva, pero que jamás podrá volver y ellos jamás sabrán la realidad. Vivirán el resto de sus vidas lamentándose por no estar ahí...y yo no puedo vivir con eso en mente.

Unos pequeños toques en mi puerta me sacaron de mis pensamientos, no quería ver a nadie pero tampoco quería ser grosera con unos desconocidos que me habían acogido tan bien y tenían intención de ayudarme a poder sobrellevar todo esto de la mejor forma posible. Sabía que no era Garrett por qué su olor a pino seguía en la sala de estar, aquel olor era distinto, más fuerte pero a la vez delicioso . No sabría como explicarlo en palabras. Era una mezcla de perfume varonil, menta y algo más que no sabía distinguir. Pero me encantaba y a la vez me hacía sentir sedienta.

- Adelante - susurre

No despegué mi mirada del ventanal, aquella vista me relajaba demasiado y era lo que más necesitaba. De reojo vi a Edward sentarse delante de mí. No podría calcular cuánto tiempo estuvimos así, en silencio, simplemente observando aquella oscuridad que tanto me relajaba. Notaba su mirada encima de mí, pero simplemente no dijo nada, se quedó ahí y para mí fue más que suficiente. Era como un apoyo pero sin decir las tonterías de siempre como: no estés triste.

- Te diría que entendemos como te sientes, pero sería mentirte - dijo Edward sin despegar la mirada de los robustos árboles - Cada uno tuvo que lidiar con el cambio de distintas formas, con diferentes experiencias, pero es más difícil cuando vives lo que tu has vivido.

- ¿Cómo sabes lo que he vivido? - pregunte; aunque ya me imaginaba la respuesta - Dejame adivinar: las noticias.

- Si - susurro - A mi me convirtió Carlisle en 1918 cuando estaba muriendo por gripe Española...

- No hace falta que me lo expliques Edward...

- Quiero hacerlo - me miró con aquellos ojos dorados tan intensos que no pude evitar bajar la mirada sintiéndome avergonzada. Sus ojos tenían algo que hacían sentirme como una niña de preescolar que se avergonzaba por cualquier cosa... - No quiero que te sientas sola. Sé que es difícil y quizás explicándote mi historia veas que, aunque cada uno tiene una historia diferente y sufrimos, pudimos salir adelante - volví a conectar con aquellos orbes dorados y asentí para que me explicase su historia - Nací en Chicago en 1901 mi padre se llamaba Edward y mi madre Elisabeth. Mi padre era un abogado muy importante en aquella época y gracias a él teníamos una posición económica bastante buena. Gracias a él pude obtener cosas que otros jóvenes debían luchar más por conseguir o que quizás jamás llegaban a tener. Iba a una escuela privada y estudiaba piano por qué soñaba con ser el mejor pianista del mundo. Pero otra de las cosas que desee siempre fue que mi padre y yo estuviéramos más unidos, que hiciese el rol de padre, pero él estaba demasiado ocupado con su trabajo como para hacerle caso a su mujer quien lo adoraba con toda su alma y a su único hijo. El estaba casado con su trabajo, era lo que le importaba. Compensé esa falta con mi madre. Era la mujer más maravillosa y hermosa que jamás puedas imaginarte. Lo era todo para mí. Cuando comencé a crecer y a convertirme en un hombre soñé con la idea de poder ayudar a más personas y servir a mis país, pero me sentía mal por abandonar a mi madre. Porque sentía que le hacía lo mismo que le había hecho mi padre...no podía abandonarla. Pero aún así me aliste. Aunque mis sueños se vieron truncados de un día para otro. - cuanto más se sumergía en la historia sus ojos se iban oscureciendo y perdiendo aquel brillo - Mi padre fue el primero en contagiarse de la influenza española, no duró mucho, fue el primero en morir. Después mi madre y yo. Carlisle cuidaba de nosotros por aquel entonces. Mi madre en su último aliento de vida le exigió a Carlisle que me salvase y él lo cumplió. Me convirtió. Fui el primero de mis hermanos en ser convertido por Carlisle. Sé que tu historia es más dolorosa que la mía April. Pero yo tampoco decidí ser esto y también me he sentido como tú. Hay días que aun me sigo sintiendo así. No quiero que te sientas sola. Quiero ayudarte porque sé que todo irá a mejor...

BloodDonde viven las historias. Descúbrelo ahora