D O S

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Era abrasador.

Era como estar en el mismísimo infierno.

Lo último que recuerdo fue el ardor de mi piel al ser perforada por aquellos afilados dientes. Escuche un grito ensordecedor, parecía ser mío, pero estaba tan ajena de lo que ocurría a mi alrededor...lo único que sabía al cien por cien era que aquello era mi fin.

No podía abrir los ojos, ni siquiera podía hablar; solo gritar y retorcerme en la tierra húmeda del bosque. Sentía que las llamas, cada vez iban a más y que en algún momento me consumirían para siempre. Quería sumirme en una oscuridad completa y poder descansar en paz. Aunque lo que más deseaba en aquel instante era volver a reencontrarme con ellas...ver a mi madre, poder sentir sus brazos rodear mi cuerpo y darle un beso en la mejilla a mi padre..

En aquella inmensa oscuridad, rodeada de dolor, los pude ver por última vez. Sus ojos estaban llenos de alegría, mi padre abrazaba a mi hermana y se reían. Estábamos tan uníos...

Pronto sería nuestra graduación, mi hermana y yo habíamos planeado viajar de mochileras al lado de Tania y Melisa. Vivir la vida para después encontrar nuestro trabajo de ensueño. Pero todo eso se fue al garete en una sola noche. En una noche que prometía diversión pero, que acabó siendo una película de terror. La imagen de mi hermana muerta eran igual que aquellas llamas que inundaban mi cuerpo. Ardía. Dolía.

Jamás olvidaré.

Jamás os olvidaré...

Es una promesa.

***

Nos quedamos observando detenidamente como aquella chica desconocida se retorcía en la tierra húmeda. Mire a mis hermanos por un instante, sonreían con superioridad o felicidad no sabría como describir la mente enferma de estos dos. Sus gritos fueron aminorando hasta el punto de ser simples jadeos acompañados de unas convulsiones. Su cuerpo se retorcía haciendo que las hojas se pegasen a su piel morena que poco a poco iba cambiando a una tez más pálida.

- Es mejor que nos marchemos - hablo mi hermano mayor y el líder del Clan, Thomas. El fue quien me convirtió al igual que a Wyatt. No sabemos quién fue su creador y es de algo que no se puede hablar. Simplemente está prohibido a menos que quieras una paliza. Yo no elegí esta vida y menos hacer lo que hemos hecho esta noche; pero no es una buena idea saltarse las normas de Thomas. Ya lo intente una vez y la cicatriz que tengo en el rostro será un recordatorio de ello para toda mi vida. - No quiero que se despierte y nos intente matar...no quiero desperdiciar mi nuevo espécimen - sonrió con desdén

- Esto es una mala idea Thomas - susurre

- ¿Disculpa? - enfrente a Thomas con la mirada pero este me sacaba una cabeza y su cuerpo realmente intimida. Cuando éramos humanos y unos simples chiquillos él siempre era el fuerte, el que provocaba las peleas y el que las terminaba...

- Será una neófita consumida de rabia, dolor...no creo que sea seguro para los humanos...

- ¿Los humanos? - pregunto de forma sarcástica Wyatt mientras reía con sorna

- Hermano...¿crees que me importa lo que les ocurra a los humanos? Mira lo que hemos hecho esta noche...

- Yo...

- Y tú has sido partícipe de lo ocurrido - gruñó Thomas - Te encanto beber la sangre de aquella rubia...y si no recuerdo mal la hermana de esta niña. Así que hermano no vengas con tu palabrería cuando eres igual que nosotros.

- Lo sé - asentí - Se lo que he hecho...se lo que he hecho durante todas las noches de mi vida y siempre viviré con ello. Si no te importan las vidas humanas piensa en nosotros, joder. Piensa en lo que nos podrían hacer los Vulturies. Son las normas...

BloodDonde viven las historias. Descúbrelo ahora