1. El Gruñido Del Alfa-Mewgulf-Omegaverse-Terminada

Capítulo cuatro

Gulf lloró desconsoladamente durante horas y la fría almohada fue su paño de lágrimas, teniendo el desolador silencio como su única compañía.

Finalmente con el pasar de las horas, este se acabó comiendo todo lo que el alfa le había dejado antes de irse y también durmió para recuperar las fuerzas.

Al despertarse de nuevo vio que su pesadilla era muy real y aún continuaba allí, no sabía cuanto tiempo estaría prisionero o si el alfa algún día lo liberaría pero por el momento pensó en lo jodido que estaba.

Recordó a sus padres y en lo preocupados que seguro estarían, pensó en la floristería de la señora Saelim, la buena omega que le dio trabajo.

En ese frío sótano no había reloj y saber que hora era, ni una maldita ventana para poder ver si era de día o de noche, si llovía o si por el contrario hacía sol, estaba aislado completamente, por lo que le dio tiempo a repasar su vida mentalmente una y otra vez.

Se consideraba un buen hijo, amaba a su familia y le encantaba estudiar pues se le daba bien, además trabajaba para pagarse sus clases de canto y era un buen omega, por lo que no entendía porqué la vida lo estaba castigando de aquella manera.

Era injusto lo que le había ocurrido; toparse así con un alfa tan cruel que lo había secuestrado, que le golpeaba, lo había violado y que lo mantenía oculto hasta que se cansara de él o se muriese por las múltiples heridas que le había causado en cada encuentro sexual.

Ya se estaba empezando a quedar de nuevo adormilado cuando de repente escuchó el sonido de unos neumáticos derrapar en la tierra y enseguida también el sonido de una puerta cerrarse por un fuerte golpe.

-¡Despierta omega, maldita sea! ¡despierta ahora!- oyó gruñir al alfa bajando velozmente por las escaleras.

Este aún no había reaccionado del todo, cuando sintió ya el cuerpo del enorme alfa cubriéndolo por completo, buscándolo y lo apretándolo como si le fuese la vida en ello.

El omega vio que este ya traía sus ropas rasgadas y el cuerpo ardiendo como el fuego, al parecer el celo aún no se había ido como había creído.

Gulf miraba con miedo a os negros ojos de Mew mientras que el alfa jadeaba de deseo.

-¡Chupamela omega!, ¡cómeme la polla ahora mismo!, ¡venga vamos maldita zorra!- gritó tumbándose en el colchón.

Gulf llorando y muerto de miedo, se incorporó y desabrochó el rasgado pantalón del alfa, liberando la presión, entonces le cogió el duro miembro con la mano y se la acercó a la boca comenzando a succionarla.

-Si... ooh si...cometela, vamos pequeña zorra...ooh joder...tu boca es jodidamente buena, aaahh...-decía una y otra vez, disfrutando de la mamada que el asustado omega le hacía.

De repente se detuvo y lo apartó con brusquedad.

-¡Ya no lo soporto más!, ¡tumbate!, ¡quiero follarte de nuevo!, ¡abrete para mi zorrita!.

Entonces el omega dijo algo que nunca debió decir.

-No...no quiero que me penetres más, aún me duele mucho...si quieres sigo comiéndotela per...

¡PAM!-El alfa le golpeó en la cara.

-¡Cállate, maldita puta!...¡voy a follarte y me da igual si te rompo el culo o no!-gruñó el alfa atemorizando al pobre omega que temblando se tumbó cerrando sus ojos y abriendo las piernas.

Gulf rompió a llorar una vez más y triunfante, el alfa se sacó el resto de sus rotas ropas y se abalanzó sobre este de nuevo, lamiéndolo y besuqueandolo por cada centímetro de su piel.

-Joder...no sé como lo haces pero me vuelves loco, jodido omega-le susurró jadeante alineando su dura polla y comenzando a penetrarlo una y otra vez-... eres tan jodidamente estrecho aah...si joder....ooh espero que resistas aaah...

Tras unos minutos, Mew notó su nudo hincharse y entonces volvió a sentir las enormes ganas de olisquear y lamer el cuello del omega pero este luchó por resistir.

-Nooooo....nooooo....

-¡Estate quieto, joder!, ¡Eres mi maldito juguete durante mi celo y harás lo que yo quiera!

Los colmillos del alfa crecieron una vez más y sin poder soportar el dolor y las ganas de morder, este los clavó con fuerza reabriendo la herida, mientras lo llenaba con su semilla.

-¡MÍO!, ¡MÍO!...

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