CAP. 15 " Adiós Sevilla "

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Los primeros rayos tímidos del amanecer, empezaban a pintar la piel fina del aprendiz, que observaba en silencio cómo los dedos contrarios navegaban por su cuerpo desnudo. Habían pasado la noche mirándose a los ojos, y todavía temblaba cuando sus labios expertos se acercaban para beberse los suspiros que dejaba escapar completamente perdido en el calor compartido. Había descubierto que quería morir en aquella explosión carnal, que el mundo desapareciera y solo quedaran sus cuerpos expuestos, como único refugio y morada. Que el sol se apagara y solo le abrigara el brillo de sus dos luceros oscuros y el terciopelo de sus caricias. Quería dejar de ser uno para ser de él. Quería olvidar las fronteras de lo físico y no distinguir dónde empezaba su cuerpo y acababa el contrario. Quería tantas cosas, lo quería todo. Aunque, si pudiera elegir, se quedaría con una sola, sin pensarlo. Pediría más tiempo. Justo lo que no tenían.

-Ojalá no amaneciera nunca más.- habló el mayor llevando los dedos por las zonas que empezaba a bañar la luz como si pudiera espantarla.- Ojalá me condenaran a una existencia a tu lado, lejos del ruido de este mundo incierto y desagradecido. Donde no haya nada más que tú y yo.- lo apretó entre sus brazos, queriendo alargar no inevitable.

- No me soltéis, os lo suplico.- se acurrucó escondiéndose en su pecho para evitar que viera las lágrimas que habían llegado para colonizar su mirada.

- Aunque me vaya hoy, jamás te soltaré, no podría.-besó su frente y tragó para evitar romperse. Tenía que ser fuerte por él, por los dos.-Por favor, mírame.- pidió hasta verlo salir con miedo de su escondite.- Por muy lejos que esté, soy tuyo. No importa que pase a partir de hoy, mi cuerpo, mi corazón y mi alma te pertenecen.

El rubio llevó una mano hasta su mejilla y la mimó con delicadeza.

- Vos sois mío y yo soy vuestro. Os esperaré, no importa el tiempo.

-No, Raoul, yo quiero que vivas una vida plena. No quiero que nada te corte las alas, ni siquiera yo. No te mereces una existencia a medias, quiero que rías, que sueñes, que descubras y que ames. Quiero que seas feliz.

- Sin vos nada tendrá sentido. Viviría mil vidas de sufrimiento y pesares, si pudiera teneros conmigo.

Le besó, profundo y necesitado, porque no podía hacer otra cosa más que amarle. A él y a sus ojos ingenuos cargados de promesas. Podía notar el pecho lleno de algo desconocido, pero que lo hacía todo más real. Por primera vez, encontró sentido a su existencia. Llevaba toda la vida preguntándose por qué era diferente, por qué había tenido que sufrir por su condición, por qué no podía ser como los demás, y allí estaba la respuesta. Porque tenía que encontrarlo a él. Él era su lugar, su raíz, su origen y su fin. Había nacido para complementarle, para sentirse único en sus brazos, para entender la vida a través de su corazón. Con aquel beso le juró lealtad y amor, y se prometió a si mismo que algún día volvería a buscarle. Aunque solo fuera para poder verle de lejos vivir su vida.

-Necesito que me prometas que vas a seguir sin mí.- habló entre besos.

- No podéis pedirme eso, no quiero nada que no sea con vos.

- Yo no estaré.- dijo con pesar.- Y tú tienes una carrera espléndida por delante, podrías formar una familia con Juana si quisieras, sabes que solo así seriáis libres ambos. Te daría hijos preciosos y una vida de cariño sincero. Yo no puedo ofrecerte nada. Solo sufrimiento y distancia. La guerra es un monstruo Raoul, puede que no vuelva o peor, que vuelva y ya no sea yo mismo. He visto a hombres perder la cabeza en aquellos lodazales. No. No te encadenaré a algo así. Tú eres un ruiseñor tienes que volar.

"Lienzos de un Siglo"Donde viven las historias. Descúbrelo ahora