Narrador omnisciente:
La republica Argentina caminaba de forma decidida por los largos pasillos de la ONU, su marcha era militar, perfectamente sincronizada con sus brazos y piernas, mientras que contaba los segundos para que los aviones de los vuelos comerciales con destino a Chile despegaran, mientras que en su teléfono le llegaban notificaciones y mensajes de sus provincias, todas preparadas para recibir una orden de su general. Empezaba el juego de los niños malos, Argentina estaba posicionado en el tablero mejor de lo que todos imaginan, ya había movido algunos peones, de forma tan discreta que sus contrincantes ni siquiera habían notado que sus piezas estaban de su lado del tablero, ahora iba a mover al caballo.
Entro a la sala de reunión de la ONU, haciendo que todos los presentes guardarán silencio al verlo ingresar, con porte elegante, sofisticado, casi hasta parecía otra persona en aquel traje militar, todos temieron de la humanidad de Argentina.
—Sé cómo pueden comunicarse con él— anuncio nada más las puertas se abrieron y la atención estaba en él.
Muy pocos en aquella sala eran sus amigos, pero eso a él no le importaba, porque ahora no pensaba en el poder se pudieran tener todos esos países, a él solo le importaba recuperar una cosa, sin importarle pasar por quién sea necesario.
—¿Cómo?— preguntó Rusia con su acento marcado y grave, haciendo que a más de un hispano hablante se le erizarán los vellos del cuerpo.
—No sé lo que quiere lograr para ser sincero, sus objetivos pudieron cambiar con el tiempo para adaptarse al mundo moderno, normalmente no los ayudaría, teniendo en cuenta que me quisieron garcar, me mintieron, me amenazaron y me acusaron de forma injusta— en número cada una de sus acciones contra él, pero aún así, Argentina se veía relajado, no le estaba dando mucho significado a sus palabras— me hice rico en la segunda guerra mundial, después de todo, yo saqué ventaja de eso, pero eso no va a volver a pasar, me preocupa Alemania, y no quiero una tercera guerra, suficiente tengo con mis problemas para que el gringo venga y me presione para aliarme en una guerra que a mí ni me interesa, si les soy sincero.
¿Por qué se comportaba de una forma tan fría y distante? eso era lo que todos se preguntaban, no tenía sentido para ellos. Argentina había demostrado en sí, desinterés por los europeos muchas veces en la actualidad, a pesar de que antes su gente decía que él descendía de los mismos, pero ahora, parecía como si Argentina viviera en la completa indiferencia con lo que sucedía en aquel continente.
—Danos una razón por la debamos confiar en tí— pidió Rusia, que era el más predispuesto a escucharlo, no como Gran Bretaña o Estados Unidos, quienes desconfiaban más del argentino.
—No tengo que dar razones— se limitó a decir— estoy ofreciendo ayuda y ustedes deciden si tomarla o no, mi ayuda estará a sus servicios en caso de que lo necesiten, pero ante cualquier llamado de guerra, mi postura va a ser neutral, no me concierne algo que pasa en otro continente. Solo vamos a hacer más grande el problema.
Argentina salió de la sala de juntas con la misma tranquilidad con la que entró, sus acciones solo lograban confundir a los países, que no sabían qué pensar acerca de esa situación, pero todos sabían que no era tiempo de desconfiar. Todos debían estar juntos en está.
Narra Argentina:
Salí del cubículo del baño y me dirigí al lavamanos, echándole una mirada a UK que estaba en la puerta, esperándome seguramente, porque después de que saliera se acercó a mí y se apoyó sobre la piedra donde estaban los toilette.
—Ayúdame a decidir sobre si sería conveniente confiar en tí— pidió UK en un tono de voz bajo, yo no le preste atención y seguí lavando mis manos con cuidado.
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Niños malos [#C.H 1] |COMPLETA|
Ficción GeneralArgentina casi nunca tenía malas intenciones, casi siempre andaba caliente y todo el tiempo se hacía el paciente. Argentina sabía que nadie era un santo, que el mundo era un espanto y que todos eran malos. Sabía que los países deforman el mundo a su...