Epílogo

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Italia junto con algunos países latinos lloraban de manera descontrolada mientras que los agentes entraban y se disponían a llevarse el cuerpo fuera de escena.
Sin duda alguna la escena era shoqueante y grotesca, demasiada bizarra y turbia como para que alguien se animara a ver el cuerpo sin vida del argentino.

Antes de que los agentes pudieran siquiera tocar el cadáver, su sol, que antes se encontraba desgastado y completamente apagado, empezó a brillar, al principio una luz tenue, que apenas siquiera podía notarse, haciendo que los agentes detengan sus acciones, llamando la atención de los que aún estaban presentes.
El sol, cuyo tono era muy pálido y desgastado, fue adquiriendo fuerza, haciendo cada vez más intenso el amarillo del mismo, hasta que el sol que adornaba el rostro del mayor se hizo tan brillante que todos los presentes tuvieron que apartar la vista, aquella luz cegadora había obligado a todos a alejarse del cuerpo mientras que cubrían sus ojos.
El sol, poco a poco fue extinguiendo su luz haciendo que todos voltearan a ver de nuevo el cuerpo, notando que una pequeña esfera de luz se había formado y ahora reposaba justo en frente del cuerpo de Argentina, apoyado en el suelo. La luz fue apagándose poco a poco, y cuando se extinguió por completo, dejó ver lo que con su brillo ocultaba, dejando a todos boquiabiertos.

En el suelo, yacía una joven, aparentando tan solo unos tiernos 17 años, sus cabellos largos  estaban esparcidos por el suelo de una forma preciosa, dejando resaltar el celeste en su mayoría, con pequeños mechones de blanco y un mechón amarillo, su rostro, era mucho más delicado que el de Argentina, pero a parte de eso, era un clon, su cuerpo lo cubría un simple buso, tan largo que cubría más arriba de su rodilla, aquella joven parecía un ángel dormido detrás de una trágica escena.

—¿Qué...?

Antes de que ONU pudiera terminar la frase, la chica empezó a moverse, de forma perezosa y soltando pequeños quejidos, como si recién estuviera despertándose de un largo sueño. La chica abrió los ojos, dejando ver unos precios ojos de color gris, dejando sin aliento a todo aquel que los viera. La chica no parecía alarmada  siquiera parecía notar donde estaba ahora, ya que con toda la delicadeza del mundo, pareciendo un gatito al desperezarse, se sentó sobre sus piernas mientras que rascaba su ojo de manera lenta y tranquila, soltado un pequeño bostezo que a ONU le causó ternura.

—Chale ¿Quién es el ángel que mis ojos presenciaron nacer?— pregunto México cortando el tenso silencio que se había creado ante la aparición de tan extraña y bella joven.

La joven al fin abrió ambos ojos y miró con lentitud todo a su alrededor, sin sobre saltarse demasiado al ver tanta atención puesta en ella.

—¿Qué pasa? ¿Nunca vieron nacer a alguien manga de mogolicos?— pregunto con una voz suave y tierna, haciendo que todos los países sintieran una ternura indiscutible ante el ser que acaba de nacer, algunos riendo por el comentario tan...argentino que soltó.

De pronto, el cuerpo de República Argentina  empezó a disolverse, hasta convertirse en polvo, dejando solo recuerdos de su existencia.

La chica se levantó, demostrando que no era pequeña, más bien era demasiado alta y estilizada, estiro sus brazos y también sus piernas.

—Un placer conocerlos— dijo la chica después de un rato sonriendo, mientras que jugaba con sus dedos, pero no de una manera nerviosa o tímida, sino de una curiosa, como si estuviera examinando su cuerpo— mi nombre es Gran República Argentina.

—...—

—¡Ay cosita la quiero llevar a la casa!— grito México completamente encandilado, seguido de un golpe que resonó por toda la sala y un quejido de parte del mismo.

—¡Apenas acaba de nacer pervertido!— le grito Bolivia furiosa.

Gran República Argentina soltó una risita encantadora mientras que guardaba sus manos en el bolsillo de su buso.

Este era un nuevo comienzo para Argentina.

Niños malos [#C.H 1] |COMPLETA|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora