Y un día, el mal entró...

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Sí. En toda historia, escrita para grandes o chicos, existe el bien y el mal. El mal existe. En toda historia, incluso las reales, tiene a sus personajes antagónicos. El mal actúa a nuestras espaldas sin darnos cuenta.

El Hijo Pródigo no sabía lo que pasaba por detrás. El mal había comenzado a actuar desde hace un tiempo. Duda, inseguridad, temor y miedo. Poco a poco las fuerzas malignas ganaron terreno y ahora ejercían poder sobre la vida del Joven que confundido estaba. Si. Las fuerzas malignas entraron en acción y ahora que el Joven lejos de casa estaba, comenzaron a actuar con más fervor.

Su Padre siempre lo cuidaba, pero estando lejos no podía hacer mucho más por el Joven. El Padre no iba a intervenir. Su Hijo había decidido alejarse e irse. Tenía libertad. Podía hacerlo, aunque no era lo que al Padre le gustaba.

El mal había entrado en acción y en cuestión de minutos podía destruir todo lo que en una vida se construyó. 

Cartas de un pródigo                               Donde viven las historias. Descúbrelo ahora