Querido Papá:
Leí tu carta con gran emoción y alegría en mi corazón. Quiero informarte que tengo que irme de esta pensión porque el dinero ya no me alcanza y debo ir a trabajar a otro lado.
Entiendo de que quieras que vuelva y que vos no vas a juzgarme. ¿Qué hay de los otros? ¿Qué hay de mi hermano? Me da vergüenza volver... hice tantas cosas malas, tanto daño te causé, tanto mal provoqué en tu corazón y en el de los que me aman. Ya es demasiado tarde.
¿Para qué seguir intentando conmigo? ¡Ya no tengo arreglo Pa! Desperdicié tiempo, dinero, mi juventud en vanidades. Ya no tengo solución. Voy a volver con las manos vacías, sin nada que darte, sin nada... No puedo regresar así. No puedo verte a la cara sin sentirme avergonzado.
Soy tan culpable. Soy culpable por todo lo malo que te hice. Soy culpable... perdóname. Ahora tengo que ver cómo arreglo esto. Tengo que ver cómo sigo. Estoy triste. Sé que me perdonaste, pero no puedo entender cómo querés que vuelva a casa. No entiendo cómo querés que regrese. Después de todo el mal... después de todo lo mal que me comporté. No puedo regresar. ¿Y si te lastimo de vuelta? ¿Y si fallo de vuelta? No quiero seguir causándole mal a nadie, y mucho menos a vos.
Soy un caso perdido. Ya no tengo solución alguna. Ya no puedo esperar que algo bueno salga de mí. Estoy arruinado.
Perdón. Lo voy a pensar... a eso de volver, pero te voy a contar como sigue todo por acá. Gracias Papá, por responderme, por perdonarme y por querer que vuelva. Pensé que no me querrías de regreso.
Tu Hijo,
El Pródigo.
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Cartas de un pródigo
Short StoryEl hijo pródigo decidió irse de casa. Los problemas, la duda y el dolor hicieron de que tomara esta triste decisión. Pero su Padre, jamás lo dejaría. Las cartas fueron su medio de comunicación. Esta historia puede ser la tuya. Tal vez, estás pensand...