Cartas de un pródigo

Carta 1 al Maestro de las profundidades

Querido Maestro de las Profundidades:

Vengo a reportarme desde este sucio lugar al que me envió. Encontré fácilmente, junto con las instrucciones que me dio, al Objetivo de esta misión. Se ve que va a ser más fácil de lo que pensábamos y estuvimos hablando. Este lugar es perfecto para alejar a cualquier Hijo de su Padre. Está lleno de lujuria, sexo y alcohol. Es un lugar sumamente estratégico y como siempre es un honor servir a un Señor tan inteligente y bueno en cada misión como lo es usted.

Como le dije, no creo que este Objetivo presente demasiada resistencia. Recién estuve conversando con él. Sigue escribiéndose con su Padre, pero es cuestión de tiempo hasta que se apague la llama que enciende su relación. Sabemos que es lo primero que va a ocurrir. Voy a estar atento a ver con qué frecuencia envía sus cartas.

Seguro el Padre va a advertirle, pero el joven esta tan confundido por las voces que ha estado escuchando, que no va a creerle ni una palabra. Voy a estar lo más cerca posible de él, para así poder seguir sembrando pensamientos y que estos den los frutos que estamos esperando. ¡No veo la hora de verlo destruido! ¡no veo la hora de que jamás quiera volver a su casa! No veo la hora de ver sufrir a su Padre, que alegría me da de solo pensar en ese momento.

Ya logré convencerlo de que lejos de su casa va a estar bien. ¡Qué joven más tonto! ¡Si supiera lo que estamos tramando!

Maestro, estaré a su suma disposición y en estos días me encargare de conocer cada y uno de los movimientos de este Objetivo. Ya tengo la lista de sus debilidades, pecados ocultos y quejas contra su Padre. Ya lo tengo guardado bajo llave. Estaré ocupado estudiando cada detalle minuciosamente.

Estoy con expectativas y seguro de que nuestro trabajo aquí será exitoso. Le estaré informando los próximos días de la situación.

¿Podría enviarme el siguiente paso que debo seguir? Desde ya, muchas gracias.

Su Humilde Servidor.