Querido Maestro de las Profundidades:
Le escribo esta carta con mi más sentido pesar. La misión de destruir al Objetivo robándole su virginidad dio como por fallida. Intervino el Paracletos y fue muy fuerte. No encontré nada en el manual de instrucciones a cerca de como combatirlo. Había convencido al Objetivo de que no hablara más con su Padre. ¡Siempre tiene que meterse! ¡Un odio profundo siento hacia Él!
La buena noticia es que el Objetivo todavía está muy lejos de volver a su casa. En mi opinión, jamás va a regresar. Esta muy cómodo aquí y ayer no cayó, pero no significa que en estos días puede hacerlo. La jovencita es muy seductora y lo enredó en su corazón. Le ha mentido bien.
Mi esperanza ahora es hacer que su negocio fracase y ahí verlo destruido por completo. Sigo mintiéndole con respecto a su Padre. Sigo sembrando pensamientos de enojo y mal, pero noto que hay algo distinto. Lo confieso. Percibo que algo cambió en su corazón, aunque el Objetivo sigue lejos de casa, por lo que, tampoco querrá volver ya.
No es para alarmarse. La misión va a dar resultado. Vamos a salir victorioso y como resultado de nuestro esfuerzo, un alma más destruida. Por sobre todo, el Padre estará triste y sufrirá. Esa es mi meta. Ese es mi objetivo y voy a llegar a él.
A su disposición,
Su Humilde Servidor.
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Cartas de un pródigo
NouvellesEl hijo pródigo decidió irse de casa. Los problemas, la duda y el dolor hicieron de que tomara esta triste decisión. Pero su Padre, jamás lo dejaría. Las cartas fueron su medio de comunicación. Esta historia puede ser la tuya. Tal vez, estás pensand...