Respuesta Carta 10

37 8 0
                                    

Querido Hijo mío:

Nunca es demasiado tarde como para volver a casa. Nunca es demasiado tarde para decidir regresar. Siempre estás a tiempo de agarrar tus cosas y volver. Acá te estamos esperando. Sos tan importante, aunque no lo creas, vales mucho para todos. Vales mucho para mí.

No importa cómo te sientas. Dejá atrás el miedo y el temor a ser juzgado. Eso no es de importancia. Dejá atrás todos tus temores y tus dudas. No vas a entender mi actuar. No vas a entender el por qué de todo lo que hago. Soy el Padre y vos el Hijo. Te amo a pesar de todo. Mi amor por vos no ha cambiado en lo más mínimo.

Dejá atrás el pasado, estoy haciendo algo nuevo ¡no lo ves! Abriré ríos en el desierto y caminos en la soledad. Puedo darle vida a lo que roto está, reconstruir las ruinas de tu corazón y formar una ciudad espléndida. No estás arruinado. No sos un caso perdido. En mis manos nada está perdido. Soy experto en transformar corazones, en cambiar historias, en sacar belleza del caos.

Hijo, vos no tenes que preocuparte cómo, ni cuándo, ni dónde. Yo me encargo. Solo tenés que volver y entregarme tu vida, tus dolencias, tu corazón. Yo hago el resto. Confía en mí. Hay solución. Hay esperanza. Hay salida para esta situación.

Pero necesito cada pieza, cada parte que rota ha quedado, cada vacío para poder llenarlo. Necesito que te rindas ante mi... que decidas de una vez dejarme tomar el control de tu vida. Necesito que confíes en mí, que no me hagas preguntas. Solo necesito que cierres tus ojos y descanses. Necesito que dejes de hacer esfuerzos por solucionar las cosas y dejes todo en mis manos. Regresá y se el mejor acá en el taller, pedile perdón a tu hermano, da buen ejemplo en el pueblo... Yo me encargo del resto.

Necesito que me dejes ser DIOS. De todo lo demás me ocupo yo. ¡Es mi trabajo! Vos tenés que simplemente confiar. Acá estoy Hijo.

Dejame tomar los pedazos que han quedado rotos y armarlos de nuevo. Dejame limpiarte de tus impurezas, limar tus asperezas y hacerte limpio como la nieve. Para transformar tu historia necesito que me entregues todo. Se que no es fácil y tenés miles de preguntas, pero ahora es momento de reconstruir nuestra relación, ahora es momento de que vuelvas a casa.

¡Ay hijo! Todavía los sueños y planes que he soñado para vos siguen intactos. Tu corazón es valioso para mí. Tu corazón es hermoso. Todos pueden equivocarse, pero lo importante es tu actitud: te arrepentiste, pediste perdón, querés regresar. Volvé a casa.

Hay esperanza. Nada está perdido en mis manos. Solo tenes que confiar en mí.

Espero tu regreso.

Te ama

Tu Papá.

Cartas de un pródigo                               Donde viven las historias. Descúbrelo ahora