Despierto sin saber la hora que es ni si es de día o de noche, y finalmente veo los rayos del sol colándose por la ventana. Justo empieza a amanecer, estoy sola en la habitación y lo primero que recuerdo es lo que pasó ayer por la tarde. Sé que hoy no iré a rehabilitación. No soy capaz de volverme a enfrentar de nuevo a situaciones así. Todo el dolor que viví... No quiero volver a pasarlo, jamás había sentido un dolor tan cruel y fuerte como el vivido, y lo peor es que no sé cuál fue la causa. ¿Quizás me esforcé más de lo que podía? Es posible. Pero sea lo que sea ahora tengo miedo de ir a rehabilitación. Sé que debo ir, no lo hago por el dolor, lo hago porque, aunque haya pasado esto que no esperaba, tengo que avanzar.
Tengo una llamada perdida, es de Diego, sé que Jack le dijo lo que me había pasado, estará preocupado por mí. Decido llamarle, pero no contesta hasta después de un rato.
—Elise, ¿qué te ha pasado? —pregunta con preocupación.
—Estaba haciendo los estiramientos cuando de golpe sentí mucho dolor en las piernas, me asusté, y hoy no quiero ir a rehabilitación por miedo de volver a vivir ese sufrimiento otra vez.
—A veces es normal que pase, pero no debes preocuparte, porque solo ha pasado una vez. Y sé que duele mucho, pero debes seguir con la rehabilitación, no tienes por qué tener miedo de que vuelva a pasar.
—¿Crees que no volverá a pasar? —le pregunto insegura ante la respuesta.
—Sinceramente, no lo sé, no puedo decir si pasará otra vez o si solo quedará en un susto, pero te diré una cosa: no te esfuerces más de lo que puedas. Hoy haz estiramientos de los brazos, ¿lo entiendes? No corras riesgos que puedas evitar.
—Te echo de menos, ya nada es lo mismo; los días pasan, pero no me importa —confieso.
—Pronto eso va a cambiar, ya ha pasado casi un mes.
—¿Y si te digo que no puedo llevarlo como pensé que podría? A veces siento que no soy tan fuerte —respondo, sintiéndome abatida por la vida en general.
—Nadie es de hierro, pero no puedes decir que no te quedan más fuerzas porque sabes que no es así. Que no te sientas bien no quiere decir que vayas a abandonar, porque en tu situación, aunque quisieras, no puedes.
Nos despedimos y me quedo un rato mirando por la ventana, pensando en qué haré. Sé que no puedo abandonar, estoy luchando por poder volver a andar, y ahora un dolor no me hará echarme atrás. Pero en el fondo prefiero no sentir las piernas antes que tener un dolor insoportable cada día.
Sarah sale del baño y me ve despierta. No quiero discutir con ella otra vez. Pero cada día su forma de ser cambia, así que me sorprende cuando me pregunta por cómo estoy.
—¿Qué te hizo Jack para estar tan mal? —lo dice enfadada, como si de golpe se preocupara por mí, lo cual es una novedad.
—En realidad no sé qué pasó, ni tampoco cuáles fueron las causas. Pero nadie me quitará el dolor que sentí.
—No hace falta que pregunte cómo estás ahora, ¿no? —me dice con una mirada compasiva.
—Imagínate —respondo sin mirarla.
—¿Irás a rehabilitación? —pregunta, y respondo sin pensarlo.
—Sí —y me sorprendo por mi seguridad y por haber accedido a ir a rehabilitación.
—¿Después de lo que pasó? ¿Estás loca? —pregunta incrédula, estoy segura de que no esperaba esa respuesta, pero así soy yo a veces: bastante imprevisible.
—Ahora no me duele nada, no me esforzaré más de lo que puedo, todo irá bien.
—Pienso que te arriesgas sin ser necesario. ¿No puedes esperar un poco, al menos? —intenta disuadirme, pero a fin de cuentas es mi vida.
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365 días para cambiar (Vuelta a Wattpad por tiempo indefinido)
SpiritualNo llores por lo que perdiste, lucha por lo que te queda. No llores por lo que ha muerto en ti, lucha por volver a renacer. No llores por quien se ha marchado, lucha por quien está contigo. No llores por quien te odia, lucha por quien te quier...