Capítulo 50: Intentarlo

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Necesito unas nuevas libretas, así que tras desayunar voy a la librería que está a unas calles de mi casa. Hace muchos años que conozco a los dueños, porque cuando necesitaba comprar un libro o material para la escuela siempre acudía allí.

—Quién iba a decir que la Elise que hace unos años venía a comprar libros, a estas fechas sería ella quien los escribiera... —dice el hombre mayor, su esposa está atendiendo a un cliente, pero me mira sonriendo.

—¿Cómo lo sabéis? —les pregunto sorprendida, es cierto que desde su publicación se han distribuido muchos ejemplares, pero no pensé que llegaría a una pequeña librería.

—¿No has mirado el escaparate? —me dice la mujer—. Tenemos un libro de una tal Elise Vidal que quizás llegue a ser un bestseller —me dice y entonces me voy hacia el escaparate. Y allí me encuentro con mi primer libro, con la portada que pinté yo misma.

De la emoción se me escapan las lágrimas. He hecho un gran sueño realidad.

Al llegar a casa, Drew se está despertando. Nada más verme con ojos soñolientos me pregunta.

—¿Por qué te has despertado tan temprano? Es sábado.

—He ido a la librería que está cerca de casa, y ¿sabes qué? ¡Están vendiendo mi libro! —exclamo emocionada, y Drew me abraza.

—No puedes ni imaginar lo feliz que me siento de que hayas hecho realidad uno de tus sueños, pero ahora cuando seas una escritora de renombre puede que te alejes de mí. Puede que yo no sea suficiente —responde, y en sus palabras veo cierta preocupación.

—Eso nunca pasará —le digo con convicción—. No puedo alejarme de la persona por la que lucho y lucharé cada día.

—Es una frase muy poética, pero nada más despertar no sé qué contestar —me dice riendo—. Bueno, pues entonces te dejo que te despiertes y me voy a hablar con mi madre —digo mientras veo que vuelve a cerrar los ojos.

—Quizás donde está sea otra hora y por lo tanto también la despertarás a ella.

—Acostumbra a madrugar —digo simplemente, Drew sigue durmiendo y no puedo evitar sonreír.

Me voy a la cocina y enciendo el portátil, llamo a mi madre y tras casi cuarenta minutos de espera, finalmente veo que acepta la llamada.

—Elise, ¡estás preciosa! —me dice al verme.

—¡Eso tú! ¿Has tomado el sol? —le pregunto al verla ligeramente bronceada.

—Ahora estoy en el Caribe y el tiempo no podría ser mejor —me dice animada—. ¿Cómo estás?

—Creo que estoy pasando por uno de los mejores momentos de mi vida —le digo ilusionada.

—¿Qué ha pasado? —me pregunta con curiosidad y emoción.

—He publicado el libro que te envié, ¿recuerdas que hace unos días te dije que quería ir a la editorial? Pues finalmente aceptaron el libro y esta mañana he ido a la librería que está cerca de casa y he visto el primer ejemplar.

—¡Es maravilloso! —dice mientras observo que se le saltan las lágrimas—. ¡Cuánto me alegro!

—Me gustaría que estuvieses a mi lado, pero supongo que eres feliz... —le digo sonriendo.

—Estoy aún más feliz después de ver cómo te va la vida. Los últimos meses no han sido precisamente fáciles, pero has seguido adelante y ahora acabas de hacer realidad un sueño, ¿qué más podrías pedir?

—Volver a andar —digo en voz alta, pero se escucha como un susurro.

—¿Qué has dicho? No te he escuchado...

365 días para cambiar (Vuelta a Wattpad por tiempo indefinido)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora