Capítulo 49: Celebraciones

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Llego a la universidad sintiéndome realmente bien. Poder vivir al lado de Drew es algo inesperado a la par que maravilloso, algo que quizás ni en mis sueños hubiese imaginado, pero no deja de ser una oportunidad única e irrepetible que sería imposible desaprovechar.

Clara se acerca a mí con un café en la mano, pero no la veo teniendo en cuenta lo mucho que ando perdida en mis propios pensamientos.

—¿Dónde estás? —me pregunta en tono burlón—. Hoy te veo de buen humor, dime qué te ha pasado.

—Drew ha venido a vivir a casa. Simplemente estoy feliz —le digo con una gran sonrisa—. Tenía ganas de que llegase el momento, pero a la vez no puedo evitar tener miedo a que algo salga mal.

—¿Por qué tendría que ir mal? —me pregunta confusa—. Os queréis y eso es lo mejor que os ha pasado.

—A veces siento que no le merezco, que es algo fuera de mi abasto. A menudo siento que no tendría por qué estar a mi lado y a pesar de todo, sigue conmigo —confieso.

—Después de tanto tiempo está claro que os queréis, y no digas que no le mereces, porque después de todo lo que has vivido mereces estar con él. No lo dudes. —En momentos como este siento que con Clara todo ha vuelto a la normalidad, durante un tiempo nos hemos distanciado, pero ahora que nos hemos vuelto a hablar siento que de algún modo la he recuperado y que lo que pasó fue solo un bache entre nosotras.

—Hoy presentaré un libro a una editorial —le anuncio—. Me acompañará Drew.

—¿Ya has corregido el libro?

—Por el momento he intentado pulirlo al máximo, he terminado la primera temporada y consta de doscientas páginas —digo—. Con un poco de suerte y mucha ilusión, algún día... veré mi libro en los escaparates de las librerías —le digo, soñadora.

—No sabes cuánto me alegra ver que has hecho tu sueño realidad —me dice con sinceridad.

—Tengo que irme, mi clase de literatura está a punto de empezar —llevando conmigo los libros me despido y me voy hacia mi clase de literatura clásica.

Durante toda la hora me vuelvo a mostrar distraída y siento como si una parte de mí permaneciese en el aula escuchando con atención pero otra parte estuviese pensando en lo que puede pasar en apenas unas horas.

Es cuando el maestro dice mi nombre que salgo de mi ensimismamiento y tardo algunos segundos en escucharle hasta que no repite mi nombre.

—¿Puede responder la pregunta? —me dice y veo que decenas de ojos miran en mi dirección.

—Perdón, ¿puede repetírmela, por favor? —respondo mecánicamente. Cuando me lo dice de nuevo estoy más concentrada y al menos respondo con coherencia.

—Bien —dice finalmente—, pero no se distraiga —me advierte y asiento en silencio mientras dirijo mi atención a la hoja de apuntes. Al terminar la clase, el señor García me detiene.

—Hoy estabas muy distraída en clase, y no es propio de ti. ¿Ocurre algo? —pregunta mirándome inquisitivamente.

—Esta tarde presentaré un libro para su publicación —confieso, porque encuentro innecesario mentir acerca del motivo de mi felicidad.

—Francamente es una buena noticia —responde animado, parece ser que por un momento se ha olvidado de que hace unos minutos no estaba atenta a sus explicaciones—. Pero aun así, no es motivo alguno para distraerse.

—Lo siento y pido disculpas.

—Cuénteme más del libro —me dice—. ¿Ha sido revisado?

—Sí —le digo—. Primero lo revisé íntegramente yo y después fue corregido antes de ser llevado a la editorial. Por el momento las críticas han sido favorables y ahora me queda el último y decisivo paso.

365 días para cambiar (Vuelta a Wattpad por tiempo indefinido)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora