Capítulo 52: Días mágicos en rehabilitación

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Después de pasar el domingo en la playa llega el lunes. Ycomo cada lunes las clases se me pasan demasiado lentas ysiento que siempre estoy pensando en miles de cosas a la vezmenos en prestar atención a las clases. Sé que por mi parteno está bien, me debería concentrar más a menudo, pero mispensamientos son más fuertes que mi perseverancia duranteclases que parecen no acabar nunca.Por fin pasan las clases y Drew me está esperando parairnos a rehabilitación, le saludo y sé que, aunque pasen díasmuy duros, todo es más plausible a su lado.  

  —¿Cómo ha estado tu día? 

—Como cada lunes... —le respondo sin énfasis alguno. 

—Tengo una noticia —dice sin prestar atención a mi comentario—.Diego ha vuelto a rehabilitación. 

—Pero, ¿cómo puede haber estado tan solo unas semanasen radiografías? —pregunto confundida. 

—Por lo visto ha tenido no sé qué problemas con las radiografías,y bien, le han dicho que volviese a rehabilitación. 

—Bueno, de todos modos lo que haga no me importa —digo sin ganas de continuar con la conversación.    

Pronto llegamos a rehabilitación y me doy cuenta de que,como cada lunes, que por lo visto es el día que más gente vapor la tarde, hay mucha gente.   

—Drew, ¿te importaría venir conmigo? 

 —Claro que no, pero, ¿puedo saber por qué quieres que teacompañe? 

—Creo que tal vez hoy cambien algunas cosas —sonrío yme sigue hacia el gimnasio. 

—Hola, Elise —me dice Diego al verme—. ¿Me has echadode menos? —pregunta, y sé que no lo ha dicho con mala intención,pero no sé qué pretende que le diga. 

—Sabes que no eres alguien imprescindible, ¿verdad? —respondo bruscamente sin poderlo evitar.Entonces ve a Drew a mi lado y le veo... ¿dolido? Quizás essolo una impresión, pero el verme con Drew le hace suponerque ya no somos solo amigos.Empiezo a hacer los estiramientos como un día más,la tensión aún no ha desaparecido en el ambiente, pero mesiento más cómoda porque Drew está aquí. 

—Me gustaría que algún día volviéramos a ser amigos,nada más, eres alguien que me ha encantado conocer y nome gustaría tener una mala relación contigo, y menos aún siestás con Drew... —dice cuando piensa que Drew no nos estáescuchando. 

—Ya he acabado el año de rehabilitación en el hospital,por lo tanto, hoy es el último día —anuncio un poco seca.

—Pero podemos seguir hablando, ¿no? —inquiere pero leevito. 

—No —respondo tajante.

—¿Por qué no? —pregunta, insistente, y me empiezo aexasperar.—¿Crees que perdonar y olvidar es algo simple?

  —Sé que no lo es, y te entiendo, pero no me gustaría dejarde hablar con una de las mejores personas que he conocido. 

—Al ser mi último día había pensado en algo... —de golpeme encuentro con la mirada interrogativa de Drew. 

—¿En qué? —me pregunta Diego. 

—Quiero ponerme en pie e intentar andar. 

—¿Estás segura? —me pregunta Drew con una miradacon la que parece que me pregunte en si he perdido la cabeza. 

—Rehabilitación es como la vida —digo—: cada vez que tecaes debes volverte a levantar. No le temo a caerme, solo a nointentarlo. 

—Si es lo que quieres... —me dice Diego—. Sé que puedesconseguirlo, desde el primer día en que viniste al gimnasio losupe —dice, y veo que sonríe—. Te ayudo. 

365 días para cambiar (Vuelta a Wattpad por tiempo indefinido)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora