Capítulo 37: Poemas y grafitis

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He estado pensando mucho en todo lo que le dije a Diego, y he llegado a la conclusión de que es una pena que el chico al que más he querido me haya hecho tanto daño. He intentado olvidarme de él escribiendo, pero no me ha servido para apartarle de mi mente, él es mi pensamiento más recurrente. Sé que debo pensar en la universidad, está a la vuelta de la esquina, será mi primer año y me siento nerviosa, pero sobre todo feliz. Empezará una nueva etapa de mi vida. Ya he decidido qué clases haré, y apenas faltan dos semanas. Ahora lo último en que me quiero preocupar es en Diego. Así que antes de empezar tengo que tomar alguna decisión, no quiero más problemas añadidos.

Me está dejando tiempo para pensar, y lo agradezco. Desde que nos vimos la última vez no he vuelto a saber más de él, a excepción de las horas a las que voy a rehabilitación. Pero ya nada es igual. Me es imposible mirarle con los mismos ojos, aunque mi corazón es el mismo. En ningún momento pensé que la persona a la que más he amado y que me ha ayudado sería la que me rompería el corazón al primer obstáculo.

Esta mañana he quedado con Drew en el centro comercial, ahora él es mi único amigo. Nunca podré perderle, entre tanto dolor también ha habido fuerzas para seguir adelante, y esas fuerzas muchas veces me las ha dado Drew. Pensé y me replanteé mis sentimientos hacia Drew, y me di cuenta de algunas cosas, como que le quiero, pero al mismo tiempo soy incapaz de hacerle daño, es demasiado importante para mí.

Son las diez de la mañana y me voy hacia donde hemos quedado. Miro por la ventana, está lloviendo, es sábado y mi madre está en casa, por lo que le pido que me lleve.

—He quedado con Drew. ¿Me podrías llevar al centro comercial, por favor?

—Claro, cuando quieras. —Se acaba el café, coge el bolso y nos vamos. Mientras va conduciendo la veo muy callada, hoy parece ser ella quien se ha quedado muda.

—¿Ha pasado algo? —pregunto con cierta cautela.

—No, solo pensaba en Drew... ¿Solo sois amigos?

—Es una persona muy importante para mí, pero no somos más que amigos —digo distraída mientras veo la lluvia resbalar por los cristales del coche.

—Pero no actuáis como si lo fuerais —replica y tiene toda la razón, aunque no me guste admitirlo.

—¿Acaso no puedo tener un amigo?

—No me refiero a eso, claro que puedes tener amigos, sin embargo, no olvides que Diego es su hermano... ¿Quieres provocar conflictos entre ellos? —nuevamente, sé que está en lo cierto, pero no sé qué debo decir o cómo reaccionar.

—Mamá, con Diego las cosas no están bien —digo a la vez que me tiembla la voz.

—¿Lo habéis dejado? —dice mirándome triste.

—Sí, es el final —confieso con una seguridad apenas existente—. Ha llegado un punto en que nada volverá a ser como antes. Y no puedo cambiar los hechos, así es. 

—No juegues con nadie, por favor, Elise, no des falsas esperanzas.

—Pero todo el mundo me puede tratar como quiere, ¿verdad? —digo esta vez enfadada cuando pienso en Jack y en cómo la mayoría de personas me han tratado.

—¿A qué te refieres? —cuestiona ignorando el paso de muchas personas por mi vida.

—Jack, ahora Diego... —voy contando mentalmente muchas de las personas que han pasado por mi vida—. Parece ser que cada vez que me enamoro me lanzo con los ojos cerrados hacia un abismo.

—Si eso es lo que sientes así va a ser, pero no metas en todo esto a Drew, ¿vale? Cuando erais compañeros de habitación se veía desde lejos que le gustabas. Es un buen chico, no le hagas daño... ni a ti misma tampoco te lo hagas.

365 días para cambiar (Vuelta a Wattpad por tiempo indefinido)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora