365 días para cambiar (Vuelta a Wattpad por tiempo indefinido)

Capítulo 25: Sé fuerte

—¿Por qué se ha ido? —me pregunta Sarah al verme llegar de rehabilitación. A pesar de no querer hablar con ella, no me queda otra.

—Se ha ido por mí, no le di la segunda oportunidad que quería... —repito una vez más la misma historia, con esas mismas palabras que a estas alturas ya han dejado de tener sentimiento alguno para mí.

—Bueno, en mi opinión, creo que no se pueden forzar los sentimientos.

—De acuerdo, ya basta de pensar en Jack, no quiero hablar más de él.

—Estás de mal humor, ¿verdad? —pregunta, entendiendo la situación. No le respondo porque no estoy molesta, simplemente estoy dolida. No quería que pasara así. Sé que no va a ser la última vez que hable de él, pero ahora lo único que quiero es olvidarme.

—Espero irme pronto —digo para distraer mi atención.

—Eso también lo dijiste cuando te conocí.

—Sigo esperanzada en irme. —Y es entonces cuando la brutal realidad que tengo frente a mí choca con el mundo de esperanzas que me había creado, y es cuando siento que todos los castillos en el aire, todos mis sueños, absolutamente todo, choca contra la realidad, que es más fuerte que lo que nos gustaría ser y no somos. Pero no puedes cerrar los ojos.

—A ver, debes ser realista... ¿Cuánto tiempo llevas aquí? —lo pienso unos segundos.

—Algo más de un mes. —Miro el calendario, los días marcados con cruces rojas van pasando impasibles, día tras día, y yo... Sigo aquí. Cuando lo afirmo, vuelvo a sentirme mal por ver cómo lo que en un principio pensé que pasaría rápido está durando más de lo que imaginé. Aun así, me duele que Sarah hable tan directamente, queriendo quitar esperanzas de donde ya apenas las hay, aunque no lo haga con mala intención.

—¿Y a ti qué te pasa? —le pregunto con cautela, al no saber qué versión encontraré, porque cada día cambia su parecer. La chica de estos últimos días es una chica pensativa.

—No me ocurre nada, estoy bien. Además, ¿a ti qué te importa? No somos amigas, mi vida no te debe preocupar. —Por lo visto vuelve a ser esa chica molesta que conocí, pero esta vez está a la defensiva, la coraza de chica fuerte que tenía no la podrá dejar atrás. Siente que no puede mostrar los sentimientos, sin embargo, en mi caso, el no mostrar los sentimientos es... prácticamente imposible. Somos como la noche y el día, y al mismo tiempo agradezco haber encontrado a una persona que no se parezca demasiado a mí. No me gustaría vivir en un mundo donde todos fuéramos iguales, porque... ¿Qué misterio tendría vivir?

—Voy a ignorar todo lo que has dicho, dejando de lado que no somos precisamente amigas... Te veo mal. —Me acerco más a ella y veo cómo hoy no me quiere mirar, como si yo fuera invisible y ella quisiera también ocultarse.

—No necesito tus consejos —responde mirando en algún punto de la lejanía. Mira por la ventana, al techo, hacia las paredes grises y tristes... A cualquier lugar, como si su mirada buscara algo que no encuentra. ¿Está nerviosa? Me empiezo a preguntar por sus gestos y sus movimientos.

—Solo quería ayudar, pero si sigues con tu actitud no te puedo ayudar. Aunque, por otro lado, es tu vida, son tus decisiones. Haz lo que quieras.

—¿Quieres saber qué me pasa? —pregunta pasados unos minutos, cuando he cogido el bloc y he empezado a escribir.

—Hace unos segundos me dijiste que no me importaba. Cambias de opinión muy rápido, Sarah —digo—. Pero sí, quiero saber qué te pasa.

—No me interrumpas, ¿vale? —asiento con la cabeza, aunque detesto el tono autoritario en el que me habla. No sé qué me dirá, pero parece que va a ser algo importante, lo sé por su tono de voz y porque, en el fondo, cada cual debe soportar una carga pesada de la que a veces solo te libras cuando la compartes con alguien. En el hospital hay un sinfín de historias y de personas que están viviendo infiernos en la tierra. Así que entiendo esa necesidad de hablar, de abrirte al mundo aun cuando hay momentos en los que el silencio es la mejor opción.