Capítulo 15

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Capítulo 15
Los segundos estaban contados para Lanz sin una reacción segura. Federico justo cuando tuvo a el robot frente a sus pies realizó una voltereta y comenzó a correr. Lo seguían mientras escuchaba: “Objetivo desconocido” estaba dando todo de sí para no ser alcanzado, pero hay circunstancias en que la torpeza termina con tus buenas intenciones, como esta donde terminó tropezándose con sus piernas, luego una espada le rosó el cuello y al girarse…

Robot —Analizando objetivo, humano detectado… no representa amenaza –Las siguientes palabras habían dejado un alivio en el pecho del temeroso Federico quien era incapaz de levantarse por los grandes temblores que tenía en los pies– ¡Ay mi niño pensé que nunca iba a ver un humano! ¡Hace tanto que no los veo que no distingo hombre de mujer! ¿Qué eres tú? –Tal reacción había dejado a nuestro principal sin palabras– ¿Vienes solo? ¿Te sientes bien? ¡Oye responde! Ni los que me crearon eran tan secos –Es entonces que viene del shock y comienza a hablar.

Federico —¿Qué ocurrió con este el laboratorio?

Robot —Bueno… mis creadores dicen que salí defectuoso, problema de ellos porque me noto perfecto; las razas que me crearon estaban realizando robots de guerra sin pensamientos ni sentimientos, yo, fui su mejor proyecto por lo que les ayudé a mejorarlo como ratoncito de laboratorio. Su raza egoísta, centralizó el pensamiento en los humanos como aliados, a nadie le gustó eso y empezaron los disgustos entre todos hasta que alguien accidentalmente presionó el botón rojo, dicen que accidental yo no les creo, bueno igual se activaron los robots y terminaron con todo lo que se meneaba.

Federico —O sea, los humanos causaron el conflicto.

Robot —Sí muchacho, pero fue hace siglos.

Lanz —No es de extrañar que los humanos siempre quieran más y terminen destrozándolo todo –Luego de eso acerca aquello que parecía un diario– Algo que decirme sobre esto.

El robot lo analiza y dice —Ese es el diario de Eva, una muchacha preciosa.

Lanz —Eso lo sabemos, lo que nos interesa es … ¿Quién es ella? ¿Cómo se crearon las libretas o portales? ¿Quién es ese tal “él” del diario?

Robot —Ella fue la primera en dar a luz a un humano Estuquernio. Con respecto a los demás datos, los desconozco, debe remontarse a siglos atrás, quizás milenios.

Federico —¡¿Entonces este mundo se llama Estuquerna?!

Lanz —Pensaba que ya lo sabías.

Federico — Sí hombre, como vivimos diciendo La Tierra; el nombre de un planeta no es algo de lo que se hable mucho a diario. Bueno… por lo menos ya sabemos la verdadera procedencia de los humanos en este mundo y que como siempre no hicieron bien el proyecto “Génesis”

Robot —¿Ahora a dónde irán?

Lanz — Buscamos un brote de Ent, esos árboles fastidiosos.

Robot —Haberlo dicho antes –Su estómago se abre un poco y saca lo que parece un bonsái– Esos arbolitos son lo más malo en genética, los “Foresteos” inventaron tanto que les salió esa arma fija de raíces, pero con brazos extensibles, rápidos y peligrosos.

Federico —¿Foresteos? Lanz de eso nunca había escuchado.

Lanz —Por lo general no se ven mucho fuera de sus tierras, son amantes de las plantas y los animales más aún que los gnomos. Pueden absorver la vida y otorgarla, un poder que ha conmocionado al mundo por su rareza. Su cabello suele ser medio largo y verde, tienen cuernos como los de un carnero, pero un poco más largos, los pies de un minotauro, la cara y el cuerpo son una liga entre humano y cabra, nada de otro mundo.

Federico —¿En serio? No me suenan.

Robot — ¡Bueno ya! ¡Silencio! Les doy este brote mientras me permitan acompañarlos –Lanz mira a Federico y viceversa– No voy a hacerles nada mientras duermen ¿Lo quieren o no?

Federico —Sí.

Tras obtener el brote salieron de aquel lugar para llevarle a los Gnomos el pedido. Su trayectoria de vuelta fue más sencilla que la de ida, pues las espadas de aquel robot ayudaban en gran medida con la expedición.

Una vez en la aldea se realizó el intercambio correspondiente y se fueron lo más rápido posible. Durante el viaje tuvieron problemas con el mal carácter del unicornio que fue controlado con la fuerza de aquel nuevo ser encontrado en tan extraño lugar.

Robot —¿Y se puede saber a donde vamos?

Federico —A Xon.

Robot —No me suena.

Lanz —Debes llevar milenios en ese ataúd, claro que no te suena.

Robot —Ahora que lo dices, antes del lugar cerrar por dentro de forma hermética, no recuerdo que hubieran esa cantidad tan gigante de Ents.

Federico —Bueno, prosigamos que nos queda mucho camino por recorrer y a este paso no llegaremos a ningún lado.

Robot —Una duda.

Lanz —Se nota que te pasaste tiempo solo ¿Ahora qué?

Robot —¿Tenían algun acuerdo con un ejército de entregar algo?

Lanz —No ¿Por?

Robot —Se aproximan alrededor de mil personas.

Federico —¡¿Hacia aquí?!

Robot —Claro, según parece nos están rodeando, no nos lanzarán flechas por el unicornio pero fuera de eso, mi niño, nos van a hacer polvo.

Fue entonces que observaron unas pequeñas líneas a lo lejos, como un montón de hormigas, seguido de eso un bullicio comenzó a escucharse, estaban corriendo dispuestos a todo para adquirir el unicornio, la joya más preciada de los Goblin.

Robot —Las posibilidades de sobrevivir son casi nulas –Explicaba el robot mientras nuevamente el peligro estaba a segundos como hacía pocas horas atrás– Creo que los Gnomos los llamaron.

Federico —¡Deja de hablar y piensa!

Robot —¡Se están acercando!

Lanz —¡No se me ocurre nada, es porque no se callan!

Federico —Se me ocurrió algo arriesgado a tal punto que acabe con ambos.

Lanz —¡Ya me robó la idea!

Robot —¿A quién le hablas así? ¿Al unicornio y a mí? –Saca la espada y se la pone en el cuello– Mi niño, estás equivocado, te voy a matar.

Lanz —Dale, si tú tienes lo que se necesita, córtamelo.

Mientras ambos discutían a Federico se le había ocurrido una idea, se posiciona y lanza el poder hacia lo lejos, un temblor causa temor en todos.

Robot —¡¿Uy?! ¡¿Algo se está moviendo?! –dice mientras agarraba a Lanz por el cuello.

Lanz mira a Federico y al ver la posición y el lugar hacia donde apuntaba grita —¡Federicoooo! ¡Inútil impensante! ¡Robot malo mátalo!

Robot —Sí como no, soy robot no mascota.

Aquella ola de nieve gigante estaba arrasando con todo. El corazón de los muchachos se agitaba discutiendo mientras el unicornio intentaba huir asustado, siendo detenido por el robot. Lo más que pudieron hacer cuando la tuvieron frente fue cerrar los ojos y dejar que aquella mole los arrastrara y moviera a gusto.

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