TWORLDS

Capítulo 27

Capítulo 27
Desde la ventana se apreciaba un gigantesco incendio en la sala de máquinas, los reptiles más que continuar luchando corrían desesperados ignorando los prisioneros sueltos.
Lanz —¡Federico! ¡Debemos correr a las cápsulas de escape, están al atravesar el panel de control de mando! ¡Sí, donde está incendiado! –Lo miran y con la cabeza asientan, tras la aceptación de todos corren en contra del flujo de reptilianos.

Federico —¿Estás seguro que vamos en la dirección correcta? Todos van hacia atrás.

Lanz —¡Corran! –expresa alterado, pues al parecer se estaba inclinando aún más y desmantelando.

Robot —No es por asustaros, pero a la velocidad que aproximadamente estimo y la distancia del suelo contamos con apenas dos minutos.

Lanz —Federico esto te parecerá loco, pero es lo correcto, utiliza tu poder, debemos atravesar todas las paredes.

Tras introducirse en una habitación golpeó varias veces la pared indicada e iniciaron el avance. Llegado a un punto no se pudo continuar ya que las manos las sentía ardiendo, incluso se comprobó que se habían quemado.

Lanz gritando impera —¡No me interesa si te arden o duelen las malditas manos, golpea esa última pared!
El mitad lobo toca el objetivo a destruir y siente un increíble calor —Lleva rato golpeándola, obviamente está muy reforzada y ardiendo, no podremos atravesar ese fuego –justo en ese instante se quiebra un pedazo de la nave inclinándose aún más.

Lanz indignado por la protección del hombre lobo le grita —¡Le está quemando el uso de la magia porque sus puños siquiera rozan el calor, así que tiene que golpearla! ¡¿Escuchaste fenómeno?!

Disgustado con tal expresión le coloca sus garras en el cuello diciéndole —Vuelve a gritarme o a llamarme de esa manera y daré afirmación a tu prejuicio.

Robot —Basta por favor, un poquito de silencio, acabo de picar lo que querían, aunque la tapa parece ser jalada.

Ambos dirigen su mirada hacia el lugar asustados, y se agarran de cuanto objeto ven. Al crearse el agujero todos comienzan a ser subsionados, viéndose obligados ante el increíble fuego a dirigirse en dirección contraria. Tras duros esfuerzos cierran la puerta, colocándose en el pasillo donde ya no había tránsito de reptilianos.

Lanz asustado, pues conocía del poco tiempo que quedaba, ruega al robot que abra un agujero en el suelo cayendo todos en un gigantesco lugar lleno de objetos semejantes a ataúdes.
Federico —¿Qué demonios son esas cosas?

Lanz —Arriba, métanse ahí, es nuestra única opción.

Federico —Solamente hay tres, entren ustedes, yo puedo morir cuantas veces desee.

Robot —¡La capa superior se está quebrando, si no se apresuran seremos subsionados todos y nadie saldrá vivo con excepción el susodicho inmortal!

De esta forma entran todos a los objetos y se aprecia un extraño sonido. Estaba a punto de quebrar todo el lugar y así inicia todo. Se destrozan las paredes, seguidamente el techo y luego todo se desploma acompañado de unas llamas abrazadoras que abarcan la visión de Federico.

Federico —¿Estoy durmiendo? ¿O ya me morí? –expresa entreabriendo los ojos.

Erdwin —Si estás muerto entonces lo estamos todos y avísenme porque no me enteré cuando me tocó la hora.

Alison —Abre los ojos atontado, que estás durmiendo –en ese momento abre los ojos para apreciar una sonrisa en ambos.

Federico —Miren para otro lugar, por dios, ni que hubiese regresado de la muerte.

Erdwin —Me parece que alguien tiene pena.

Federico intenta mover las piernas, pero recuerda que no puede. Seguidamente se ubica en el lugar, estaba en la escuela y por consolar a Franchesca había llegado tarde a un turno de clases. En ese instante la observa caminar por delante de él.
Federico —¡Franchesca! –le llama y es ignorado– ¡Franchesca! –continúa siendo ignorado.

Erdwin —¿Qué haces? –pregunta preocupado.

Federico —Nada de otro mundo –con todo su esfuerzo se impulsa y golpea por detrás a precisamente quien llamaba. La muchacha estaba disgustada, llena de furia. Aunque se contuvo y dio la espalda a Federico para continuar avanzando. Tal acción tuvo una contrarrespuesta…

Federico —Debe ser duro vivir en una ilusión, desear que todo hubiese sido una mentira y en instantes notar como la mentira era la supuesta realidad que vivías. Imagina ahora como quedará toda tu vida, un destroce total llena de vergüenza y humillación –ella se vira y le pega una bofetada para disponerse a salir corriendo mientras contenía las lágrimas. – Tranquila, no saldrá de mi boca –tras escuchar esas palabras se detiene– no diré nada, pero me gustó que imaginases esa vida, que no se compara ni un poco con la mía diaria.  Me juzgas por sobrevivir, cuando yo no decidí esto. Recuérdame que significaba para ti cuando ocurrió el accidente –realiza una breve mirada de espaldas, aunque no responde– exacto, yo era nada y como eso me sentía, peor que el excremento. Pocos, para no decir nadie, hubieran llorado sinceramente mi muerte en caso de que hubiese sucedido, siquiera era conocido excepto por aquellos que tanto sufres la pérdida, esos que me quitaban las ganas de despertar cada día. No me alegré de todas esas muertes, sin embargo, estaba feliz porque con ellas se habían ido supuestamente mis problemas o la mayor parte de ellos. Y ahora vienes tú a remplazarlos, a hacerme sentir peor que una…bueno vete, sé feliz fastidiando la vida de otros.
Continúa caminando sin decir una palabra al terminar de escucharlo. Mientras Federico con una sonrisa en su cara gira su silla para sus amigos quienes lo observaban con rostro de asombro.
Federico —¿Qué? ¿Ocurrió algo? –al notar que no reaccionan– No puede ser ¿Ahora que habrá ocurrido? ¿Se paralizó el tiempo? –camina alguien por su lado– Chicos, me están asustando ¿Hello? –y comienzan a gritar.

Erdwin —¡Por fin alguien la enfrenta!

Alison —¡Esto lleva una celebración con Vodka! ¡Te has convertido en un hombre! No, mentira, la celebración es con cerveza.

Federico —¡¿Qué?! Mira muchacha, yo siempre he sido un hombre, con carácter de mantequilla, pero un hombre. Por cierto, no tomo bebidas alcohólicas, quiero una Coca Cola.