Federico retira las sábanas para apreciar el simple hecho de que ya el colchón había comenzado a quemarse. La situación lo obligaba a buscar ayuda, sin embargo, tenía la imperiosa necesidad de demostrarse a sí mismo que era útil, capricho pensado en el momento y lugar equivocado. Tras agitar las sábanas intentando apagar el fuego consigue expandirlo, la situación estaba empeorando obligándolo a lanzarlas fuera de él. En breves segundos el fuego había ascendido más allá de sus rodillas, con las almohadas estaba intentando suavizar tan mala circunstancia, pero los intentos eran inútiles.Tanto era el humo del lugar que sentía como si se asfixiase, si quería sobrevivir debía tomar cartas en el asunto lo antes posible. Las llamas ya cubrían gran parte de su habitación, llevándolo a la realidad. A través de fuertes gritos llama a sus padres, quienes reposan en el piso superior, aunque no parece surtir efecto y Federico aterrorizado, sin aliento, teme cada segundo más por su vida.
Con un fuerte impulso de adrenalina coloca sus manos sobre la cama para ayudarse a cambiar de posición. Una vez sentado se agarra de la cama con una mano y con la otra empuja la mesa de noche para hacerla caer hasta la manivela situada en la puerta. Con solo sus manos se lanza al suelo y arrastra sobre la mesa caída, lentamente gira su única esperanza para notar que estaba cerrada por fuera. Ya totalmente cansado y sin ánimos observando un ambiente caótico se cierra de ojos.
(Tiempo después)
Se escuchaban unas voces ¿Acaso había muerto? Lentamente sus párpados se abren llenos de curiosidad, dejando entrar una luz a sus ojos tan pura como un nuevo amanecer. Estaba en la habitación del hospital, sus padres preocupados se le acercan pidiendo disculpa, pero su vista no presta importancia al hecho, apreciando como sus piernas estaban totalmente vendadas. Sin decir una palabra observa al doctor quien tomaba algunos apuntes, todos se retiran de la habitación. Al parecer estaban hablando con alguien que con ansias deseaba saber de él. Ante tanto jaleo cierra los ojos hasta quebrar su tranquilidad el sonido de la puerta rechinando, cansado abre solamente un ojo, notando un vaquero de mujer que se encontraba bien combinado con una blusa corta, continúa subiendo la vista para apreciar un artículo que le hacía temer ¡Una gorra! En ese instante sale la voz que menos deseaba escuchar:
Franchesca —¿Todo bien? Me escogieron para traerte este regalo dada tu condición física y psicológica.
Federico asustado pregunta —¿Se puede saber quién fue el demente que decidió enviar un sicario a visitar un enfermo?
Franchesca camina lentamente hasta el hospitalizado y comienza a acariciarle la mejilla mientras va ascendiendo la mano por el rostro. Lo agarra por los primeros pelos para, seguidamente, golpear la cabeza del susodicho contra la cabecera mientras le susurra:
—Quien te envió al sicario fue el profesor de historia, que gracias a ti casi es expulsado de la escuela. –le vuelve a golpear la cabeza contra la cabecera– No quiero escuchar una queja más contra él cuando te incorpores.
Transcurren unos días en el hospital hasta que le permiten retomar su vida habitual. Al parecer en ese lapso de tiempo habían logrado pintar el cuarto, cambiar los artilugios quemados incluso aromatizar la habitación, todo se encontraba tan impecable que parecía no haber sucedido hecho alguno.
Al volver a la escuela le saludan preocupados Alison y Erdwin quienes lo acompañan gran parte del día, encontrándose a salvo de la apodada “Sicaria”. Todo parece ir sobre ruedas incluso en la asignatura de español que consideraba aburrida asignan tareas en grupo las cuales disfrutaría a la perfección: realizar un cortometraje de su vida diaria. Este debía intercambiarse con su pareja de equipo para seguidamente analizarlo y realizar una serie de actividades escolares. A pesar de que el plazo disponible era una semana decidió ser el primero en documentar sus experiencias.
Es así como al día siguiente pide prestada una cámara de mano para documentar cada segundo. Con esta se encontraba a salvo de todo tipo de acciones. Al ser bajado del auto filma a aquellas dos personas que tan buenas habían sido con él, esos dos amigos que le esperaban cada día en la entrada. Lo ayudan a subir las escaleras, pero deben dejarlo unos segundos en el pasillo a su merced pues habían olvidado algunos materiales en el auto. Desplazándose totalmente feliz con su cámara por el pasillo principal se coloca frente al claustro de profesores de historia, realiza tres toques y abre la puerta para filmar accidentalmente lo que sería una gran arma, un poderoso aliado.
ESTÁS LEYENDO
TWORLDS
Fantasy¿Es real o fantasía? Federico deberá lidiar una lucha constante en el mundo donde nació y el que está descubriendo. Usando un libro como portal viajará entre estos intentando solucionar cada uno de los problemas que se le presenten. Es así que en e...