Capítulo 29

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Capítulo 29
Al parecer Thuhum se había interpuesto entre un gran aliento de fuego y nuestro pequeño amigo, quien temía al extremo por su vida.
—¿Cómo sabías que aparecería aquí?

—La maestra estuvo al tanto de estas cercanías, especialmente cuando capturaron a un enemigo que era acompañado de un robot y un mutante. Hablaban de ti, por tanto vigilamos hasta que aparecieras. –El fuego se detuvo y corrieron al bosque donde se refugiaron, agitados por el susto y el defensor quemado. – Ya no podrá lanzarnos más fuego, sus reservas de hidrógenos en los segundos pulmones se han acabado.

—¿De qué hablas?

—Verás, los dragones son una especie de hibrido entre diferentes “dinosaurios de su mundo” con una excepción, tienen los pulmones para el oxígeno y otros órganos muy semejantes que además de ayudarles a flotar también contienen hidrogeno. Este al entrar en contacto con el oxígeno provoca una combustión. Ese ataque que me dejó todo chamuscado fue su último, ahora demorará horas en metabolizar una gran cantidad.

—Perfecto, entonces huyamos, no nos quedemos aquí ni un segundo más –en ese instante cae un árbol sobre su quemado amigo.

—¡Thuhum levántate! –el dragón se aproximaba como si corriese– Apresúrate, o nos va a aplastar.

—Me temo que no puedo, el protegerte de aquel fuego acabó con mi brazo izquierdo y no soy diestro.

—Que fastidio, no puedo dejarte aquí sin más después que salvaste mi vida –su poder comienza a aparecer– Supongo que tendré que improvisar.

Golpea varios árboles y los hace caer para posteriormente lanzarlos en dirección a la bestia, quien al ser golpeada rugió fuertemente. Continuó realizando la misma acción, pero esta vez el animal parecía no detenerse. Se aproximaba con la boca abierta y el terror que experimentaba Federico era increíble, retrocedió un pie con la intención de correr, sin embargo, se mantuvo en el lugar, aunque no estaba seguro si estaba paralizado por el miedo o dispuesto a luchar.

La proximidad se hizo cada vez mayor y debía tomar una decisión pues la boca del depredador estaba en una posición exacta para devorarlo de un solo bocado. Cuando parecía que todo acabaría cruza los antebrazos delante de él instintivamente y todos los círculos se disponen como un muro circular que lo cubría frontalmente. El gigantesco animal se golpeó fuertemente y terminó destrozando con la cola toda una serie de árboles en las cercanías. Dicho desastre le quitó a Federico la posición defensiva que inicialmente tenía para dejarlo al descubierto, es así como con un último movimiento termina por lanzarse el dragón hacia él. Su reacción de esquivar funcionó relativamente, pues cierta parte de su cuerpo había quedado en el interior del animal que se estaba levantando.

En los siguientes instantes con un dolor inmenso el pobre muchacho colgaba del dragón y su amigo yacía en el suelo con una inmensa quemadura. Las opciones no eran muchas, o se soltaba o terminaría por ser devorado, al desmayarse por tanto dolor. Cerrando el puño observa como las habilidades variaban en dependencia de su idea, es entonces que comienza a golpear al gigantesco animal, una y otra vez, aunque este parecía o apenas sentir dolor o simplemente estaba decidido a no soltar su presa. Los posteriores esfuerzos le habían debilitado mientras su vista se nublaba, sentía un increíble cansancio que lo llevaba a un sueño inevitable, intentaba hacer resistencia, pero como dije era inevitable.
(Se escuchan unas voces)

—¿Hasta cuando piensas estar en esa cama? Un héroe no se queda tirado como si nada, no se rinde así de sencillo –intenta abrir los ojos, pero no logra hacerlo, le pesaban mucho los párpados, es entonces que escucha otra vos.

—Salvaste a mi hijo, te doy mis más sinceros agradecimientos. Sin tu intervención ambos ahora mismo estuvieran en el peor de los casos. –aquella voz algo envejecida le recordaba a alguien, no obstante, continuaba sin poder abrir los ojos.

—Mi lady ¿Me permite despertarlo? –escucha una voz más joven, de una muchacha.

—Te concedo tu petición, sé que tienes tus métodos para hacer despertar a este tipo de vagos.

Federico se encontraba asustado tras esa conversación, segundos después siente como es cargado en brazos, al parecer lo llevaban en alguna dirección, luego siente un fresco que le hace pensar:
—Que aire tan delicioso, tan fuerte, tan extraño, el bullicio se escucha bien lejos. –Seguidamente siente como es soltado y empieza a caer– Esto parece un sueño, pero es bastante real –logra abrir un ojo– ¡Cielos estoy cayendo de un castillo! ¡Auxilio! ¡Ay, que de esta no me salvo! –al parecer todo había sido una simple broma pues en el suelo varias personas estaban preparados para evitar su caída. Una vez ahí todos comenzaron a alabarlo, a pesar de esa situación observa como había perdido su antebrazo. Su mirada era notable de preocupación, por ello es que interviene “la maestra”.

—Bájenlo –así lo hacen– comprendo tu situación y preocupación, sé que será difícil para ti aceptar el hecho que perdiste ese antebrazo. Incluso podrás pensar que no valió la pena, yo creo que sí, la vida está llena de guerras, de personas que dicen ser fuertes sin comprender que la verdadera fortaleza reside en aquel que dio todo por ver un mañana en otros ojos. No la continúes mirando como una traba, míralo como una anécdota que te hizo héroe, que te dio la oportunidad de seguir viviendo. Mírate como un ejemplo porque eso que hiciste pocos lo harían ¡Escucharon todos! ¡Ese muchacho es un verdadero héroe! –a continuación hace una reverencia que es seguida por todos. Luego de eso inicia un bullicio, mientras la maestra se acerca al oído de Federico para decirle: —No te acostumbres a esto, no cualquiera recibe una reverencia del segundo mayor demonio sobre Estuquerna –y posteriormente se retira.

Los siguientes días experimentó entrenando, las diferentes habilidades, pues funcionaban y adaptaban a la ausencia de ese miembro. Su instructora, aquella que lo había lanzado del último piso le ayudó a alternar el rayo, la lucha cuerpo a cuerpo y el escudo, a cada paso se volvía más fuerte. Incluso en combates de práctica llegó a combatir con la jefa del gremio, quien apenas sudó demostrando un increíble nivel de superioridad.

Durante uno de las habituales preparaciones a los combates de práctica escuchó la voz de Lanz gritando de dolor, la voz del robot diciendo que no entendía nada y la de su amigo semilicantropo pidiendo que lo liberaran alegando que no tenía nada que ver con el asunto.

Aquella situación le había llamado la atención aproximándose a una puerta que se encontraba bien reforzada y con rastreamiento de huella digital. Era más sencillo romperla, por supuesto que la alarma comenzó a sonar, alertando a todo el gremio mientras observaba a Thuhum anciano con un látigo en la mano y a sus amigos (exceptuando al robot) llenos de latigazos. Tras encontrarse con tal situación solo le quedó realizar una pregunta:
—¡¿Qué significa esto?!

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