Capítulo 24

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Eventualmente sonidos comenzaron a destacarse, como pequeños rugidos entre las sombras, entrar en la casa sería lo mismo que estar en un callejón sin salida y salir corriendo era darse a la caza pues, esos nuevos seres se movían muy veloz. Durante largo tiempo continua la situación, hasta ver desaparecer el último rayo de sol, momento en que observa un ser de cuatro patas marchando como un gorila hacia él. A lo lejos se escuchó un aullido, sin embargo, no era luna llena. De igual forma el pánico lo estaba quebrantando y sus decisiones se limitaban a agredir o esperar a ver que sucedía, dadas las circunstancias, esperar no traería ningún resultado positivo.

Lanza el rayo contra el ser destrozándolo contra el suelo, cosa que no lo detiene pues se levanta, aúlla y doblan dos más por una esquina para atacar. La situación de Federico parecía ir de mal en peor, esta vez se aproximaban a toda marcha, más veloces y en direcciones diferentes, utilizando el mismo poder tres veces logra ahuyentarlos con daños colaterales, sus manos parecían quemarse tras el uso frecuente de su única arma.  Se sienta en el suelo para quedarse observando, transcurrieron unos segundos así hasta sentir un poco de polvo caer en su hombro. Al levantar la vista se vio obligado a correr, una gran cantidad de animales con rostro de rata o lobo se disponían a atacar.  Avanzó hacia una esquina, pero aparecieron más y al dirigirse en la dirección contraria pudo corroborar que lo habían estado analizando, estaba acorralado.

  Avanzó hacia una esquina, pero aparecieron más y al dirigirse en la dirección contraria pudo corroborar que lo habían estado analizando, estaba acorralado

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Sus manos estaban al borde de quemarse mientras la situación no lo ayudaba, estimaba un solo disparo que no podía distribuir entre tres grupos. Es entonces que comprende cuan peligroso puede ser un animal acorralado. El último lanzamiento tenía que ser único, perfecto y si fuese necesario kamikaze, es así como lo inicia causando una aceleración en sus enemigos. Las lágrimas salían de su rostro mientras el ardor del calor quemándolo le sacaba hasta el último aliento, en un veloz giro barrió con todo el terreno de en frente para seguidamente detenerse y gritar a toda voz producto al dolor. Aunque su desahogo no pudo durar mucho tiempo, dañar la estructura base de varios edificios los había hecho colapsar y caer.  En ese entonces su única opción fue correr, correr a toda prisa sin desprender su mirada de atrás. Por primera vez observaba situación tan espeluznante, pero a la vez tan sorprendente escenario.

Cuando supuso estar a distancia segura observa como una nube de polvo se extendía cubriendo casi toda el área dándole ciertos beneficios a aquellos animales e impidiéndole la visión. Una leve brisa recorre su espalda haciéndole temblar, luego de eso escucha como algo se lanzaba detrás de él y otro ser enfrentaba tal amenaza.  Nuevamente inicia la huida tras escuchar un rugido aterrador, una sensación de debilidad comienza a recorrer su cuerpo para seguidamente caer desmayado.

A lo lejos se escucha una voz, poco a poco se va acercando ¡Ah no! Era Federico despertando:

—Buenas noches muchacho o debería decir buenos días –se escucha una voz algo ronca.

—Buenas, podría decirme donde me encuentro ¿Estoy aún en Estuquerna? –pregunta mientras se tocaba una venda colocada en su cabeza.

—Sí, afortunadamente esos hombres lobos no te contagiaron.

Federico abre los ojos para observar un ser que se escondía bajo una sotana —¿En qué porción de la ciudad nos encontramos? ¿Estamos seguros aquí?

—Nos encontramos en lo que sería un bunker construido por enanos y elfos. Con respecto a si estamos seguros, sí, lo estamos, estas paredes impiden que tu olor salga al exterior.

Se levanta de la cama lentamente y retira la capucha para apreciar un aspecto de lobo. Su corazón comienza a latir más rápido, su cuerpo se encontraba paralizado, fue cuestión de instantes para apreciar su rostro. Zonas totalmente cubiertas de pelo y algunas otras con piel de humano al descubierto le daban un aspecto incómodo de observar, además se destacaba un ojo totalmente diferente al otro. También la sección derecha de la región bucal se había vuelto prominente con dientes semejantes a los humanos, pero más grande. Con respecto a las orejas una se encontraba más pequeña mientras la otra gozaba en tamaño sin cambiar el aspecto humano totalmente.

—No te asustes, estás apreciando en algunas regiones el verdadero aspecto de un hombre lobo. Mi cuerpo logró detener el proceso de infección, todo lo contrario, a la ciudad, en la noche conociste alguno de sus pobladores –dice sonriendo.

—Pero… no es el aspecto precisamente que tenía en mente de un hombre lobo ¿Y las orejas puntiagudas? ¿Y los dientes filosos y puntiagudos? Algo anda mal.

—Nada anda mal, esta es la realidad, aunque parezca falsa. –expresa mientras deja caer la sotana para mostrar un cuerpo con cierta deformidad en los brazos (uno era casi normal exceptuando por la excesiva cantidad de vello, mientras el otro era largo con una inmensa capa de pelo en la región dorsal y una ligera en la ventral característica que se extendía a lo largo del cuerpo). También se destacaban unas terroríficas garras cuales no parecían filosas, pero sí resistentes, una cola mediana que apenas se movía y unas piernas más pequeñas que los brazos semiflexionadas.

Federico estaba perplejo ante tales imágenes —¿Me vas a matar? –pregunta asustado mientras se sentaba en la cama– Igual volveré a aquella desgracia de mundo.

—¿Me explicas qué te ocurre? Ciertamente no sabes lo que es perder al hogar, yo envidio tu posición “Viajante” soy del proyecto “Génesis” y debo vivir esta desgracia cada día con el sueño de volver a mi hogar abandonando este aspecto deforme.

—Me envidias porque no sabes lo mal que se siente ser culpado siempre de todo lo malo que ocurre –le grita con cierta ira– No sabes lo que es ser juzgado diariamente por la sociedad por el simple hecho del aspecto, sin saber que cada día rezas y te esfuerzas por un cambio en tu cuerpo –su ira comienza a difuminarse para convertirse en lágrimas–  tampoco imaginas lo mal que se siente ser inválido inútil para todo y todos y por si fuese poco vienen malditos a diario para recordártelo –termina las palabras mientras lágrimas recorren su rostro lentamente.

El hombre enojado ante tales argumentos comienza a decirle: —No debemos esperar que la sociedad nos acepte, tampoco debemos prestarle importancia a como nos juzguen, lo realmente necesario e importante es autoaceptarse, sentirse bien consigo mismo obviando todo tipo de opiniones ajenas a la nuestra. Comprendo que quizás sea difícil para ti notar el sinnúmero de cosas que aún puedes hacer en silla de ruedas, la cantidad de veces que culpaste a otros de tus errores o la importancia que le das a la absurdez de si eres gordo o flaco cuando ninguno te hace más o menos humano –Federico se dispone a hablar, pero le detiene– ¡No! ¡Escúchame! Tú has cavado ese agujero en el cual te asfixias. Todos los problemas tienen solución menos la muerte, solo es cuestión de buscarle lo positivo.

Tras esas palabras Federico se había deshecho en lágrimas acostando su rostro sobre la almohada. Como todo llega a su fin este detiene su llanto y dispone la mirada sobre el techo, parecía perdido en los pensamientos. Devora una sopa preparada por su acompañante y vuelve a su estado, poco después comienzan a brotar lágrimas de sus ojos acompañada de pequeños sollozos, la garganta apretada no le impide decir unas palabras entrecortadas: —Tienes razón, tienes razón –decía una y otra vez– Estaba tan centrado en esas sombras que rondaban mi vida, que terminé cegándome de las luces que me iluminaban. Este remordimiento guardaba como una tumba los momentos felices para asfixiarme en la tristeza, gracias. –Expresa con un rostro lleno de lágrimas que era opacado con una gran sonrisa de agradecimiento.

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