Capítulo 20

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Erdwin le da un beso en la mejilla a aquella muchacha de una forma muy confiada casi como si la conociese, seguidamente saluda a esta de una manera que termina confirmando la teoría formulada.

Erdwin —Hola –expresa con una sonrisa– Federico, esta es mi prima Alison. –Sorprendido no dice una palabra manteniendo rostro de sorpresa.

Alison —Nos conocemos, fue víctima de una apuesta. –expresa con una sonrisa casi atrevida y con tan solo la mirada devoraba el cuerpo del susodicho.

Erdwin —¡¿Fue otra de tus víctimas?! –su mirada vuelve al amigo que sentado sobre la silla mostraba un rostro de extrañez.

Alison —Aún no –continúa sonriendo.

Federico —Me temo que nunca, no soy de los que se besan con la primera que aparece y menos si ha sido regalo de media escuela.

Alison enojada pregunta —¿Qué estás queriendo decir?

Federico —Nada que no hayas hecho ¿Por qué? ¿Entendiste algo mal? Debe ser tu conciencia hablándote.

Alison —En cierta forma es verdad y a los hombres les encanta, aunque lo nieguen al principio.

Federico —Si con hombres te refieres al prototipo que solo conoces me presento, soy edición limitada. –Expresa sonriendo y abriendo sus manos como si poseyese un alto autoestima.

Alison —¿En serio? –pregunta de forma perspicaz desplazándose por la orilla de la mesa mientras deslizaba suavemente un dedo sin desprender la mirada de su víctima– sabes lo mucho que me fascinan los nuevos sabores –expresa acercando lentamente sus labios a los de Federico.

Con un movimiento veloz este realiza un retroceso con la silla y observa a Erdwin como devoraba sus uñas apreciando el acto —¡Erdwin! ¡Controla a tu prima! ¡Hazle entender que perdió la apuesta!

Nuevamente Alison acerca sus labios, pero esta vez a los oídos para decir: —Yo nunca pierdo –le susurra con una pequeña carcajada.

Segundos después Erdwin reparte el almuerzo. La mesa se mantuvo en un silencio tan grande que solamente era roto con el sonido de los cubiertos rosando las bandejas. Quien primero terminó fue Alison, retirándose con un ademán sin mirar atrás. Tras tal acto aprovecharon para hablar aquello que tanto le incomodaban.

Federico —¿Por qué ella me trajo aquí? ¿Fue idea tuya? –pregunta acercándose al compañero, cubriendo la boca con su mano y entre susurros.

Erdwin —Sí, el problema es que me encontré con ella mientras corría a buscar la mochila, de favor le pedí que te ayudase. Nunca imagine que se llevasen tan mal.

Federico —No me llevo mal, simplemente no me gusta la idea de otorgarle el primer beso a cualquiera.

Erdwin —Te entiendo –le dice mientras observa la bandeja ajena.

Federico —Está bien, llévala, en fin, así no tendrás que dar dos vueltas.

Erdwin se retira con las bandejas sin mirar atrás dejándolo expuesto a quien asechaba entre las sombras, es así como lamentablemente en ese momento comienza el bullyng, recibiendo una cáscara de plátano en el rostro. Su mirada buscaba sin encontrar respuestas, fue entonces que frente a sus ojos le lanzan la segunda. Sin sorprenderse notó a Franchesca mascando un chicle y arrojando sobre su mano una y otra vez cáscaras, sonriendo en tal acto, siendo acompañada de chicos que le continuaban las burlas.

Comienza a mover la silla para retirarse mientras una lluvia de desechos se desataba sobre su cabeza. Saliendo por la puerta principal, sin mirar atrás continúa el camino para entrar en el aula destinada a sus próximas asignaturas. Como si fuese basura continuaba con los restos sobre su cuerpo, obteniendo miradas repulsivas, de asco, desprecio. Solo percibió una mirada diferente, Alison boquiabierta y muy asombrada observaba como se desplazaba este por el pasillo, incluso en esa brevedad de tiempo notó ojos aguados como si fuese a romper en llantos mientras sus amigas contaban historias a las que hacía caso omiso. El pobre muchacho retiró de sí todos los objetos para evitar inconvenientes con sus profesores, seguidamente calló hasta la hora de salida.

 El pobre muchacho retiró de sí todos los objetos para evitar inconvenientes con sus profesores, seguidamente calló hasta la hora de salida

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Al terminar las clases Alison se acerca a Federico para pedirle perdón e incluso ayudarlo, quien, con una sonrisa acepta. Sin decirse una palabra ella lo acompaña fuera hasta llegar el auto de su mamá. Quién pregunta al notar la compañía:

—¡¿Ya conseguiste novia?! ¡Eres rápido mi niño!

Federico apenado desciende la cabeza —Madre, es una amiga, estás confundiendo términos.

En ese instante la madre baja del auto y le pide a Alison ayuda para subirlo en el auto. Momento en que Federico piensa: “Además, quién querría estar con una vergüenza como yo, alguien que no se puede ni defender, ni valerse por sí mismo.” Una vez en el auto se despiden.

Para su suerte, el hermano había decidido ir a casa de su novia, gracias a esto todo transcurre sin sobresaltos. En la noche un poco antes de dormir lo acuestan en la cama y decide jugar con su celular. Una vez conciliado el sueño, prácticamente vencido por el cansancio coloca el celular en la mesa de noche a cargar, donde tras sentir un extraño sonido sin importancia aparente cierra los ojos. Segundos después observa una luz, estaba asustadísimo con lo que veía, temía por su vida ¡Las sábanas estaban ardiendo en llamas!

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