❝ 𝐈 𝑴𝑬𝑶𝑾 𝐲𝐨𝐮 ❞ ʸᵒᵒⁿᵐⁱⁿ

四

Jimin permanecían aún congelado, acorralado entre el árbol y el cuerpo de dos gatos definitivamente más grandes que él pero con su trozo de salmón bien sujeto entre las mandíbulas, quizás el mismo miedo se las había trabado.

Él podía entregar su comida e irse, después de todo era solo un salmón. Un trozo de salmón que podía pedirle a Taehyung que comprará, pero lo que no podía hacer era salvarse de un abuso físico por parte de los dos gatos.

Los callejeros eran hostiles, difíciles y fuertes. Fuertes, groseros, sucios, mal educados, ásperos, y por eso Jimin no se juntaba con ellos, por eso Taehyung le había advertido permanecer lejos de ellos y cuidar siempre sus espaldas, siempre volver antes del anochecer porque, ellos no respetaban reglas y era mucho más difícil dominarlos de noche. 

Tal como existían híbridos hogareños, de raza pura y con un nivel de educación y estatutos altos, existía la otra cara de la moneda: Los callejeros.
Esa era la principal razón por la que Taehyung siempre buscaba una pareja con el mismo agrado y cariño por los híbridos, porque él sería incapaz de dejar a un híbrido en situación de calle, de abandonarlo a su suerte y seguir con su vida como si nada hubiera ocurrido.

La situación era, que de ser un híbrido en la calle tenías todas las de perder: mala alimentación, mala vida, comida escasa y frío por las noches, sin contar la ausencia de amor que se podía llegar a vivir. Llevar una vida tan difícil, podía decir que también prestaba la situación para que fueran groseros y poco agradables. Imaginen pasar tu vida solo, sin poder confiar en nadie, teniendo que sobrevivir por tu cuenta propia desde pequeño, o peor aún, enamorarte de un humano, creer que eres igual de valioso para él, pero a final de cuentas, que te termine echando a la calle por cualquier situación.

Aunque el gobierno del país hacia lo posible por regular la población de híbridos en situación de calle, era una situación difícil. No importaba las campañas de adopción, tampoco cuántos albergues disponibles pudiera el gobierno, mientras la mentalidad de los pobladores siguiera igual, difícilmente se podría terminar el problema.

Era normal entonces, ser empático con los híbridos de la calle. Y claro no todos eran unos bravucones, ni tampoco cometían actos ilegales, pero en muchos casos un híbrido de casa debía tener sus precausiones, porque sin duda, eran envidiosos y les molestaba saber que otro tenía mejores atenciones que ellos. De nuevo, por su vida difícil.

Y ahí estaba Jimin, intentando ser empático, no morir de miedo, no morir siendo violado, pero era realmente difícil estando congelado.

El mayor de los gatos, tanto en tamaño como edad se acercó a Jimin, pudo ver su hocico abrirse ampliamente y sus colmillos relucieron con la luz de la luna, iba a morderlo sin duda iba a morderlo. Jimin cerró los ojos y apretó el trozo de salmón en sus colmillos hasta incluso ladeo la cabeza al hacerse pequeño en su lugar.

Pero el golpe nunca llegó. La mordida y el zarpazo nunca tocaron su cuerpo, por el contrario. Simplemente escucho un par de bufidos, bastante fuertes seguidos de un gruñido corto. Jimin aún temeroso abrió los ojos, encontrándose con la imagen más surreal que habría podido imaginar. Esto parecía un drama o tal vez una película romántica de esas que a Taehyung le gustaban, pero le ocurría en la vida real.

Un gato enorme, incluso más enorme que esos dos americanos de pelo corto estaba de pie entre su diminuto y temeroso cuerpo y el rígido de los otros dos gatos. Con la espalda curvada y las orejas bien rectas, dispuesto a la pelea.

"Vete de aquí" Escuchó en su cabeza, "Vete de aquí ya, mocoso" Pero sus patas no respondían.

El gato enorme y con pelo largo bufaba en conjunto con un par de escupídos hacía los otros dos, pero aquellos gatos americanos parecían no querer ceder sin pelea. Un par de gruñidos sonaron por lar gargantas de los gatos y entonces uno de los americanos fue el primero en lanzarse encima del gato de pelo largo. Un par de zarpazos exquivados y unas cuantas mordidas se hicieron presentes y el pequeño Jimin quien nunca había presenciado una pelea tenía por ojos bien abiertos.