三十四

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Jimin había recorrido casi todo el perímetro del parque, ligeramente angustiado y asustado. ¿Yoongi se había ido? ¿Lo había dejado solo? Sus orejitas se bajaron únicamente por pensar que Yoongi estaría en el árbol del callejón, trepado en una rama y fastidiado de sus amigos tan empalagosos, dulces y molestos, como él. 

Pero justo cuando sentía su corazón roto, el aroma a cacao amargo y menta le inundo la nariz. Delicioso, era él, era Yoongi y eso significaba que seguía dentro del parque. Y cuando logró visualizar esa cola larga y esponjosa sobresaliendo de un arbusto, lo supo. Yoongi no se había ido a casa, solo estaba escondido. 

A pasos cuidadosos se acerco al arbusto mientras meneaba sus caderas y ondeaba su colita en el aire, emocionado por ver a su alfa. Se recostó en el suelo, y comenzó a jugar con la cola peluda y enorme de Yoongi, la cual en un principio ni siquiera se movía, pero después comenzó a jugar con él y entonces Jimin casi olvidaba que estaba ahí para hablar con su Alfa, no para jugar. 

Jimin se levantó con cuidado del suelo, parando sus orejitas y buscando en los costados del enorme arbusto, una entrada sin tantas ramas por la que pudiera adentrarse. Vamos, no podía ser tan difícil, Yoongi había entrado ahí.

— ¿Amor? ¿Estas bien? — Dijo a penas se adentró entre las ramas, con cuidado de no lastimarse ni ensuciarse de más, él amaba los baños, pero tampoco estaba enamorado con la idea de estar sucio. 

Yoongi estaba hecho un olivo contra las ramas, había metido su cola larga entre las mismas y la pegaba contra su cuerpo, mientras sus orejas estaban bajas y él sentía que no podía mirar a Jimin a los ojos, ni ahora ni nunca. 

Jimin se acercó cauteloso, con el debido cuidado, porque sabía que su alfa estaba decaído, podía olfatear el cacao aún más amargo y el ligero lazo que tenían le indicaba que no estaba bien. Deslizó su cuerpo entre la cola enroscada de Yoongi y sus patas delanteras, para meterse entre sus ellas y hacerse un olivo, Yoongi cubría casi todo su cuerpo por completo, pero estaba bien, para Jimin estaba sumamente bien. Intensificó su aroma tanto como pudo, porque sabía que eso ayudaría a Yoongi a calmar su interior que estaba sumamente ansioso. Una vez que sintió el corazón de Yoongi más calmado, levantó su rostro y comenzó a darle pequeños lengüetazos en su rostro, lento y con cuidado, tratando de reconfortar a Yoongi, quien lentamente comenzó a ronronear. 

— Y-yo... — La voz ronca de Yoongi ahora estaba temblorosa, incluso sus bigotes temblaban lentamente.— Lo siento, quédate, quédate aquí... — Pidió mientras presionaba a Jimin con ligereza contra su cuerpo. 

— Me voy a quedar siempre aquí, Gigi. — Jimin dijo mientras sonreía y restregaba su rostro contra el pecho peludo de Yoongi, ronroneando una y otra vez. 

— Es solo que... — Yoongi suspiró ligeramente y cerró los ojos, hundiendo su nariz en su cuello, para aspirar el aroma dulce de Jimin y poder armarse de valor y hablar. — Tengo ansiedad social, entonces, cuando la gente, cuando las personas o los hibridos me... 

Yoongi no pudo seguir porque su voz desapareció. Él no quería que Jimin pasará por esto, sabía que no se lo merecía, era tan dulce y seguro de si mismo que necesitaba un alfa que fuera igual a su lado, y Yoongi sabía que están lejos de ser eso.

Tal vez solo era debido a que eran los amigos de su omega de quienes se hablaba, se trataba de ellos a quienes debía conocer, con quienes debía entablar una conversación y responder sus preguntas. Recordaba que esté mismo sentimiento tuvo el día que conoció a los hijos del señor Min, y aunque un cliente nuevo en la tienda del señor Min también le causaba nerviosismo, él sabía detectar un ataque de pánico y ansiedad social.

Y este era uno.

— Está bien, yo lo entiendo. — Jimin interrumpió sus obscuros pensamientos, calmando un poco más el corazón acelerado de Yoongi. — Bien, tal vez no del todo, pero estoy dispuesto a aprender.

❝ 𝐈 𝑴𝑬𝑶𝑾 𝐲𝐨𝐮  ❞ ʸᵒᵒⁿᵐⁱⁿDonde viven las historias. Descúbrelo ahora