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Taehyung había dejado su apartamento a las 8:36 de la mañana como era su costumbre. Jimin Aún estaba durmiendo en la cama de su adorable casita de madera de dos pisos. Escucho la puerta cerrarse y las llaves al cerrar, pero no se inmutó a levantarse.

No fue si no hasta después de unas horas que Jimin se levantó del cojín color blanco con brillos y faldones suaves. Estiró su cuerpo de minino, sus patitas, su cola y el torso al arquearse sobre el cojín. Su pelaje brillaba con los rayos vespertinos del sol y sus bigotes y orejas se movían de manera dulce. Soltó un maullido combinado con un bostezo, y entonces abrió sus ojos al parpadear.

Era el día. EL día. Miro por la ventana el cielo azul, las nubes esponjosas como algodón y suaves como su almohada. Era un día soleado de otoño, uno perfecto para salir, aventurarse y... Encontrarlo.

La idea era emocionante. Hacía burbujear su estómago de emoción y entonces aún en su forma animal, sonreía por dentro. Un sentimiento cálido lo invadía y ansiaba volver a encontrarse con ese enorme gato que semanas atrás había salvado su pelaje - Por no decir su trasero también-. Ansiaba volver a aspirar ese aroma tan adictivo que tenía, y sobretodo la sensación que le provocaba en su interior. ¿También pasaría aquello con ese enorme gato? ¡Ah! Debía preguntar por su nombre.

Mientras desayunaba una lata de sardinas, recordaba aquellas experiencias de pequeño. Podía hacer memoria y encontrarse en una alfombra cálida, debajo de los rayos del sol dentro de la casa de los dueños de su madre. Él era duchado con la lengua áspera de su madre, rodada y larga mientras que pasaba por encima de los cuerpos pequeños de sus hermanos que se amamantában del vientre de su madre y aunque Jimin intentaba encontrar una tetilla lobre, su madre lamiendo su pelaje lo dificultaba.

"Siempre serás así de único, Jimin." Era lo que siempre le decía. Pero su parte favorita era cuando hablaba de ese lazo que unía a los «destinados», como su padre y ella.

Jimin siempre admiraba esa bonita relación que tenían sus padres. Cómo su padre mimaba a su madre, como se daban duchas con la lengua y esa manera tan preciada en la que se entendían. Su parte siempre sabía que quería su madre, cómo y cuándo lo quería, también como se sentía, y su madre sin duda sabía los deseos de su padre, no importaba si nadie más los comprendía, su madre los entendía de pies a cabeza sin palabra alguna.

"Tu padre es mi voz interna, y yo la suya." Esa era frase que su madre decía siempre, y era la que más le encantaba. Era romántica, dulce, pero quizás ahora obtenía un significado distinto. Si los cosmos se ubican para juntarlo en tiempo y espacio con aquel gato y podía escuchar su sentir, tenía que ser una coincidencia hermosa.

Decidió entonces ducharse, cepillar su cabello con su lengua y colocarse un delicioso perfume con aroma a rosas y melocotón. Peino sus bigotes y se aseguró de que su collar de perlas con aquella placa identificadora reluciera en su pelaje delicado.

Esto no era un encuentro romántico ni mucho menos, simplemente quería sentirse lindo como siempre, o de eso trataba de convencerse.

[🐾]


Con un trozo de salmón en sus mandíbulas salió de su edificio, con ese caminar preciado y marcado que tenía y aún si los pensamientos eran obscuros, intentaba callarlos con la sola idea de poder encontrarse aquel gato Maine Coon.

Sus patitas acolchonadas le guiaron por la cera, hasta girar hacía aquel callejón previo a su edificio, antes de llegar a la avenida principal repleta de restaurantes y locales a la que estaba acostumbrada.

Tomó aire por su nariz antes de adentrarse, y a pesar de que la luz brillaba y no había rastro de oscuridad, un ligero nerviosismo recorría sus venas al caminar entre cestos de basura un tanto desordenados. Procuraba pisar el suelo con cuidado, tratando de no hacer demasiado ruido, porque no quería llamar la atención, pero al mismo tiempo, quería llamar la atención de un solo gato en ese callejón.

- Uno creería que después de aquel incidente, no volverías por aquí.

Escucho hablar encima de uno de los contenedores más grandes, y entonces escucho el peso de aquel enorme gato caer en el suelo cuando de un solo salto bajo de ahí. Seguía siendo tan enorme como Jimin lo recordaba, y ese aroma, era sumamente adictivo, el mentón y el cacao le estaba sedando al punto de sentir cosquilleo en sus patas.

Jimin se acercó hasta él y receptivamente, aquel gato parecía tener intenciones de estar cerca suyo por igual. Al estar cerca, Jimin pudo sentirlo, sentir ese deseo por acercarse a el de manera recíproca. Tal vez aquel gato también se había duchado solo para encontrarlo.

Con su cola ondeando por el aire, Jimin se inclinó y dejo el trozo de salmón frente suyo, con el pecho lleno de orgullo.

- Quería... Y-yo... B-bueno... Es para... Para ti. - A pesar del nerviosismo, pudo formar aquella pequeña palabra.

- Que dulce. - Aquel gato maullo, sentándose justo frente a Jimin y a pesar de que el tamaño era considerablemente distinto, Jimin Nunca se sintió en peligro, era una sensación agradable la que le invadía.

- M-mi nombre es Jimin. - Estaba intentando no estar nervioso, pero sinceramente le era difícil. Le gustaría saber en concreto una razón, pero tampoco deseaba divagar demasiado por su mente ni sus sentimientos.

- Jimin. - El gato repitió mientras estiraba sus patas delanteras para poder recostarse contra el sueño frío. Siendo otoño era probable que el frío fuera palpable, pero también era sumamente probable que el pelaje largo de aquel gato no dejará pasar ni siquiera un poco de aquella sensación.

Jimin sintió sus patitas temblar un poco más, y su estómago revolotear cuál mariposa cuando escucho su nombre provenir de un ronroneo como lo había sido aquel por parte del enorme gato.

- Es lindo. Mi nombre es Yoongi.

Yoongi.

Yoongi.

Precioso por igual.

Ahora podía ponerle nombre en sus sueños y sobre todo presumir con Taemin que se había atrevido a preguntar su nombre, aunque fuera mentira porque ni siquiera había preguntado.

- ¿Quieres comer conmigo, Jimin?

Sus ojos brillaron. No esperaba eso, pero sin duda se había emocionado con la pregunta y aún más cuando sus miradas se cruzaron. Jimin seguía sentado en el suelo, y Yoongi tuvo que alzar la mirada. Los bigotes de Jimin se movieron en conjunto con su nariz y su cola emocionada se ondeo. De seguro Yoongi lo había notado y reía internamente por cómo se había emocionado por eso.

- Lo he traído todo para ti, yo he comido en casa. - No, no, por ahí no iba la idea Jimin, si tenías que quedarte, no huir.

- Bueno, entonces me aseguraré de tener algo preparado para ti la próxima vez, y tú asegúrate de venir con esa pancita vacía.

¿Lo próxima vez? ¿Le estaba invitando de nuevo a pasar tiempo juntos? Eso era más de lo que esperaba, y le encantaba.

- ¿Qué esperas? Adelante, mi suelo es tu suelo. - Yoongi ofreció al ver el cuerpo helado, pero conmocionado de Jimin, aún sentado frente suyo.

Entre su nerviosismo, Jimin se acomodo dando un par de vueltas y estirando sus patitas hasta encontrar el lugar perfecto en el suelo para poder dejar caer su cuerpo al recostarse en el suelo. Su pelaje no era tan largo, pero aún así lo cubría un poco del frío suelo, y aún si tuviera frío, no lo pensaba porque su prioridad era pasar tiempo con ese gato tan cool.

- Hyung... - Jimin habló, casi sin pensarlo. El gato aludido movió las orejas y levanto la cabeza. Se había inclinado para olfatear el trozo de salmón que le había entregado. Cuando volvió a mirar sus ojos verdosos Jimin noto el pequeño error en el que había caído.- L-lo siento, ¿Puedo llamarle "Hyung"? N-no se su edad y aún así...

- Llámame Hyung, posiblemente lo soy. Además, considerando que eres un gatito tan pequeño, incluso por tamaño me vuelvo tu Hyung.

Jimin muy pocas veces se emocionaba tanto, pero sin duda, ese gato estaba haciendo que su cola no pudiera quedarse quieta en el suelo.

- El otro día me quedé helado, pero... Gracias por salvarme, Hyung.

Y ahí comenzó todo.

❝ 𝐈 𝑴𝑬𝑶𝑾 𝐲𝐨𝐮  ❞ ʸᵒᵒⁿᵐⁱⁿDonde viven las historias. Descúbrelo ahora