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Sin ser sorpresa para nadie, -A excepción de Taehyung que no tenía ni idea.- los siguientes días Jimin se dedico a salir por la puerta para mascotas, perfumado, guapo y adorable. Bajaba las escaleras con emoción y alegría hasta el piso principal y salía del edificio después de maullarle al portero para que abriera la puerta. Trotaba hasta el callejón ondeando su cola con emoción y después de maullar una o dos veces, Yoongi aparecía entre los arbustos para encontrarse con él.

Así había sido por tres días seguidos, pero ahora Jimin tenía que enfrentarse a su realidad: No podía pasar todos los días en el callejón tirado sobre la cera mientras maullaba y movía su cola para pasar ratos amenos con su Hyung.

Ahora ya casi era hora de irse, el sol calentaba en la puesta y el horizonte, y aquello los calentaba bastante. Ya habían pasado gran parte del día juntos, Jimin había jugado con su enorme y pomposa cola y sus orejas peludas, habían comido un poco de hierbas y habían hablado de un montón de temas divertidos, sobre todo ocurrentes como debían ser por parte de Jimin, que era un gatito bastante curioso.

— Hyung... — Jimin maulló para llamar la atención de Yoongi, quien dormitaba ligeramente al estar recostado sobre el suelo, a un costado suyo.

A veces existían ratos como aquel, en donde no hablaban, pero simplemente tener la compañía del otro era agradable, y para ambos grato. Dormitaba juntos, Jimin cerraba los ojos y Yoongi por igual, pero el gato más grande podía asegurar que el único que realmente descansaba era Jimin, porque él siempre estaba alerta.

— Dime, Jiminnie. — Yoongi respondió, mirando a Jimin con sus dos ojos bien abiertos.

Jiminnie era un apodo que Yoongi le había puesto al pequeño gatito Cálico. Así como Jimin lo llamaba Hyung, Yoongi le llamaba Jiminnie, y aquello volvía el lazo aún más fuerte. A Jimin se le aceleraba el corazoncito cada vez que Yoongi lo llamaba así, y el mayor era conciente de eso.

— Y-yo... T-tienes que saber que no podré venir mañana. — Jimin se armó de valor para decirlo, como si hubiera cometido un crimen.

Yoongi abrió los ojos entonces, parpadeando y girando su cabeza para verle. En definitiva, Yoongi no esperaba que esto fuera así siempre, sin embargo, tampoco esperaba que durará tan poco la compañía de Jimin. Porque Yoongi adoraba tener al pequeño gatito cerca, preguntándole sobre la vida, sus gustos y las cosas más extrañas como quién había inventado la mermelada de Maní o qué había sido primero, el color naranja o la fruta naranja. A penas tenían un par de días juntos, pero Yoongi se estaba acostumbrando a su compañía, y le gustaba. Le gustaba saber que ese gatito era su Omega destinado.

— M-mi humano tiene dos días de descanso a la semana, y por eso... Yo no puedo venir a verte mañana, Hyung. — Jimin se sintió confesando un atroz crimen, porque su corazón se sentía extraño con esa sensación, y no le agradaba, incluso, podía decir que se sentía sumamente triste.— p-pero así también puedes pasar tiempo con tu humano, Hyung, ¿no es así? Nos beneficiará a ambos.

Jimin dentro suyo intentaba convencerse de que el tiempo lejos de Yoongi le sería grato y ameno a ambos, tratando de verlo como algo positivo, aunque él sabía que incluso por las noches, sentía una ausencia enorme de Yoongi, y deseaba poder volverlo su almohada para acurrucarse sobre él a la hora de dormir.

Yoongi pareció reír por el comentario de Jimin, pero no era una risa altanera, era más bien dulce y enternecida por lo adorable que había sido Jimin al decir aquello último.

— Te veré después de los días de descanso de tu humano, ¿Sí? — Yoongi aseguro mientras acercaba su rostro al de Jimin, directo a su cuello para olfateárlo. — Seguiré aquí, esperándote. — Terminó por restregar parte de su rostro en su cuello, dedicándole un grueso ronroneo para hacer que la colita peluda de Jimin se movies emocionada.

❝ 𝐈 𝑴𝑬𝑶𝑾 𝐲𝐨𝐮  ❞ ʸᵒᵒⁿᵐⁱⁿDonde viven las historias. Descúbrelo ahora