ADVERTENCIA: Este capítulo puede contener contenido sexual por lo que se recomienda discreción. Si no te gusta o no te interesa leerlo, puedes saltearte esa parte, gracias por su atención (para que después no digan que no advierto).
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CAPÍTULO 14
Snape se recostó al lado de Hermione, sintiéndose una completa mierda.
Le costó salir de ella. No era cómo que se hubiese quedado atorado, mucho menos que se hubiese desmayado, sino que estaba tan sorprendido que no sabía qué hacer. Se estaba muriendo de vergüenza, solo quería que la tierra se lo tragase. ¿En serio había pasado eso? ¿En serio se había corrido a las seis envestidas? ¿En serio no había durado ni un maldito minuto?
El silencio de Hermione contestaba sus preguntas.
La castaña estaba completamente muda. Ni siquiera se atrevía a mirarlo. De la nada, el techo de su habitación se había convertido en la cosa más interesante del mundo. Ella apretaba sus hinchados labios en una línea tan delgada que solo revelaba incomodidad. No era para menos, la situación que estaban viviendo en ese momento era sumamente incómoda y vergonzosa.
Su cabeza era un completo caos. ¿Qué debía hacer? ¿Debía decirle algo? No, no, se dijo, hablarle solo haría que el pobre hombre se sintiera peor de lo que ya se estaba sintiendo. Sería mejor dejar que él hable primero, ¿no? Esto nunca le había pasado con ninguno de sus amantes... Bueno sí, con Ron, cuando fue su primera vez, pero... pero ambos eran dos adolescentes nerviosos, con cero experiencias, a punto de perder su virginidad.
¡Esto era completamente diferente!
"Tal vez esto no es exactamente un problema. Quiero decir, esto le pasa a cientos de hombres, Severus no tiene por qué ser el único. Hay personas que a veces no pueden controlarlo o tal vez no tienen mucha resistencia. Puede que Severus sea una de esas, es decir, es cuestión de biología. ¡No puedes luchar contra la biología!"
"¿Qué hago ahora? ¡No está hablando!... ¿Debería irme? No, no. Si me voy, podría ofenderse. Tal vez pueda decir que recibí un mensaje... ¡Ay! Pero mi celular está en mi bolso, allá abajo. Escapar no es una opción... ¿Y si solo me levanto y ya? No, no le haré esto. ¡Mierda! ¡¿Por qué?! Eso me pasa por andar de calenturienta... Dile algo, Hermione, no pueden quedarse así".
—Eso fue... —empezó, rompiendo aquel silencio tan embarazoso para ambos. Lo único que quería en ese momento era que alguien la sacara de esa incómoda situación, pero no quería herir al pelinegro. Sabía lo sensible que podían ser los hombres con respecto a los temas de cama—... Interesante.
—Yo... yo... —titubeó Snape sin tener la menor idea de cómo excusarse. No tenía palabras, no sabía que decir, ni siquiera podía mirarla a los ojos. Tuvo que cubrir los suyos con su antebrazo para no sentirse tan avergonzado e inútil —. L-Lo sien...—
—No, no, no digas nada —lo interrumpió al instante de forma atropellada. Pudo detectar un rastro de lástima en su voz—, por favor.
Ambos se quedaron tumbados sobre la cama, tensos y nerviosos, sin mirarse ni tocarse. Era como si estuvieran acostados al lado de una bomba a punto de explotar y ninguno quería ser el detonador. Hermione sujetaba las sábanas con ambas manos, roja como un tomate, cubriendo su cuerpo desnudo lo más que podía.
Si lo pensaba mejor, no estuvo tan mal. Había estado bien o, al menos había iniciado bien. Severus fue atento y muy tierno con ella en todo momento. Realmente se portó como todo un caballero, siempre preguntando si lo que hacía le gustaba, dejándola tomar el control en múltiples ocasiones y, sin duda, podía compensar la poca duración con el talento de sus dedos largos.
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¿Bailamos?
ФанфикDespues de un tormentoso divorcio y múltiples fracasos en su vida, Severus Snape está cansado de vivir una vida demasiado tranquila en un mundo lleno de parejas felices. Aburrido de su rutina, un día decide inscribirse a una clase de baile de salón...