CAPÍTULO 21

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Advertencia: Este capítulo toca temas relacionados al abuso y traumas en la infancia. Quiero resaltar que siempre escribo de esos temas con todo respeto, pero que puede ser delicado para cierto público, igual no he escrito nada fuerte. En todo caso, ya advertí y se recomienda discreción.

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-¿Dónde estabas, Severus?

-Escondido en mi habitación, dentro de mi armario -respondió en un susurro tan bajito que el Dr. Sharpe tuvo que hacer su mejor esfuerzo para lograr entenderlo. El profesor tragó hondo, tomando una pausa demasiado larga antes de continuar-. Recuerdo que tenía los ojos cerrados con fuerza y las manos en mis orejas... Quería callar el ruido.

-¿Qué escuchabas? -el psicólogo cambió de posición sus piernas, acomodándose sobre su sillón marrón- ¿Crees que puedas decírmelo?

-... -Snape dejó que su cabeza cayera hacia atrás lentamente. Se llevó una mano al rostro para frotar sus ojos con sus dedos índice y pulgar. Odiaba esas preguntas, odiaba esas sesiones. Sabía que eran necesarias, pero eran muy intensas, a veces, demasiado-. Había muchos gritos. Mamá y papá estaban peleando otra vez. Tobías gritaba muy fuerte, en realidad, creo que era el único que estaba gritando. No recuerdo exactamente qué decía, no hablaba claro, siempre arrastraba las palabras y tenía un fuerte acento del norte -el profesor dejó escapar un suspiro largo y pesado mientras trataba de hacer memoria-. Siempre peleaban en la cocina. Mamá solía esconderse en la alacena donde guardaba las latas de conservas y la escoba... Nunca entendí por qué lo hacía, era completamente inútil, siempre la encontraba y... y ella, en lugar de intentar correr, solo se acostaba en el suelo y cerraba los ojos... siempre me pregunté por qué no se defendía.

-De acuerdo -Sharpe anotó algo en su libreta en completo silencio. Snape se preguntó cuál habría sido aquel "detalle sumamente importante" que necesitaba registrar. Desde que Sharpe se había convertido en su psicólogo, siempre se preguntó qué era lo que anotaba en esa libreta privada-. ¿Qué edad tenías?

-Nueve.

-¿Recuerdas por qué estaban peleando?

-Quería dinero -respondió de inmediato. Esa pregunta era fácil, siempre era el mismo motivo-. Quería comprar alcohol y no tenía dinero, así que le pidió a mamá el dinero que teníamos para la comida de esa semana. Mamá no quiso y luego empezaron a pelear. Primero fueron gritos, ya sabes, lo usual, pero cuando ella se negó a decirle dónde escondía el dinero, sé qué él empezó a golpearla.

-¿Cómo lo sabes?

-Porque mamá gritaba que parara -Sharpe lo observó en silencio, escudriñándolo con sus ojos verdes a través de sus gafas rectangulares. Snape se mantuvo tenso sobre el sofá, devolviéndolo la misma mirada fuerte, no dejándose intimidar por su mayor bajo ninguna circunstancia. El silencio del doctor era una invitación para que continuara por lo que no le quedó otra opción más que seguir con su narración-. "Tobías, por favor, detente, me duele, por favor". Casi siempre eran las mismas frases. Muy raras veces gritaba pidiendo ayuda para que algún vecino viniera, pero después de tantas veces perdonándolo, ellos simplemente dejaron de venir -Sharpe volvió a apuntar algo sobre su libreta-. Esa vez en específico, recuerdo que escuché pasos, como si alguien estuviera corriendo. Creo que eran los de mi mamá, ella estaba tratando de huir por las escaleras.

-¿Intentaste intervenir alguna vez cuando eras un niño?

-Muchas veces, pero tenía miedo. Mamá siempre decía que yo era de más ayuda si me quedaba escondido en mi habitación. De esa manera, me mantenía a salvo... Ella jamás permitía que las peleas subieran al segundo piso porque sabía que yo estaba ahí -Snape humedeció sus labios con un poco de agua. En todas sus sesiones, Sharpe dejaba una jarra y un vaso de agua en la mesita al lado del sofá, siempre a disposición de sus pacientes-. Recuerdo que escuché un golpe muy fuerte y los gritos cesaron de repente. Luego todo fue silencio... En general, me asustaba más que todo estuviera en silencio que los mismos gritos. En fin, cuando gritaban, sabía que estaban abajo, que todavía estaban bien, que... que seguían vivos. ¡Sabía qué estaba pasando! -exclamó tan fuerte que Sharpe anotó aquella pequeña perturbación en su estado de ánimo en su libreta- Pero cuando todo se quedaba en silencio era... era... -Snape tomó una respiración profunda y llevó la mirada hacia el techo, parpadeando de forma rápida para alejar los deseos de llorar que lo invadían- Ningún niño debería vivir algo así, sabes, simplemente no debería.

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