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Cuando el autobús llego finalmente a la escuela saliste lo más rápido posible junto a los demás chicos.

Luego de varios minutos y con ayuda de algunos maestros llegaste al gimnasio donde se les estaba dando la bienvenida a los nuevos alumnos.

Fue el típico deseo de que esten bien mientras duren estudiando ahí y al finalizar tú junto a un grupo de chicos fueron llevados hasta el salón donde compartirían todo un año.

Notaste que varios de los que serían tus compañeros ya parecían conocerse otros en cambio miraban a otros extrañados, otros con molestia y otros simplemente curiosos como tú en estos momentos.

Cuando llegó la primera maestra notaste que esta mostraba una gran sonrisa, aquello te hizo tranquilizar un poco tus nervios.

-Buenos días chicos, mi nombre es Rebeca Johnson y les impartiré la clase de física, pero antes dejo en claro que soy estricta, me gustan mis clases con orden.- les sonrió, pero de una manera diferente.

Aquello te hizo tragar duro.

-Todos ustedes son rostros nuevos para mi, así que antes de las clases me gustaría que dijeran su nombre y que lo hagan de manera sería, ya no son niños.- ordenó.

Todos asistieron y para tu suerte empezaron desde el otro lado del salon, más específicamente por la sección más cercana a la puerta mientras que tú estabas en el tercer asiento junto a las ventanas del otro lado.

Viste y prestaste mucha atención a los nombres de los que serían tus compañeros y a las respuestas que de vez en cuando les hacía la maestra si su curiosidad era demasiada en ellos.

Viste levantarse a una chica de cabello azul, pero con el inicio de su cabello negro puesto a que las raices habían crecido y que aún así era corto. Además de que tenía un gusto similar a tu ropa.

Ella sonreía nerviosa y la viste cerrar sus ojos antes de abrirlos y mirar de nuevo a la maestra.

-Mi nombre es Alicia Avilés.- sonrió y por un corto momento te miro.

-¿De donde vienes?.- preguntó la maestra.

Al parecer tu compañera no esperaba más que decir su nombre y listo.

-Ah, soy de esta ciudad.- dijo sin dejar de sonreír de manera nerviosa.

La maestra solo asintió y continuó oyendo a los demás chicos, hasta que llego tu turno.

Viste al chico frente a ti sentarse lo que indicada que seguías tú.

-¿Cuál es tu nombre?.- la oiste decirte mientras tú terminabas de pararte.

-Soy _____.- terminaste de decir tu nombre junto a tu apellido.

-¿De donde eres?.- preguntó de igual forma contigo.

-Solia vivir del otro lado del país, en ____.- explicaste.

-Se nota, no tienes cara de esta ciudad.- te miro por sobre sus lentes y te asintió para después indicarte que te sentaras.

Continuaron dos chicos más después de ti, hasta que viste a la maestra mirar hasta el fondo, por lo que tú y otros chicos miraron.

-Tú, el chico que parece querer dormir, ¿cuál es tu nombre?.- preguntó.

El chico se mostró tranquilo, pero negó con una sonrisa y se puso de pie, por lo que hasta ahora habías notado que se trataba del chico que rentaba junto a ti.

-Soy James Sáez.- dijo tranquilo y sin nerviosismo, pero para no ser tan metida regresaste tu vista la maestra.

-¿Eres de aquí?.- preguntó mirándolo.

-No, soy ____.- al instante lo miraste cuando dijo el nombre de tu ciudad.

Lo sentiste notarte y te miro sonriendo de lado.

Tú con un sonrojo regresaste tu vista al frente.

-Bueno al parecer tenemos a dos de ____, ¿no es así ____?.- te mencionó y tú la miraste rápidamente para asentir.- Bien, puesto que ya todos nos conocemos, comenzaremos las clases, no tenemos libro ahora, pero luego hablaremos de eso y los costos.

Otra vez el dinero se hacía presente ante ti.

Sin más comenzó a explicar cosas que ya sabías puesto que las habías visto en tu antigua escuela, pero que repetía para dejar en claro que aún las estarían viendo.

Luego de esa clase le siguieron tres más con maestros igual de estrictos que la primera, pero eso era lo emocionante del reto que era estar en la universidad.

Hasta que llegó la hora del almuerzo, no tenías ganas de salir puesto que sería incómodo andar sola en tu primer día por ahí, sacaste un toper con una ensalada de frutas y de un termo comenzaste a tomar del cafe que preparaste en la mañana.

Comenzaste a comer y casi al instante sentiste una presencia sentarse en el asiento de tu compañero de enfrente, pero este te miraba a ti.

-Así que eres de ____.- dijo al momento que lo miraste.

Este sonrio cuando lo miraste pasmada intentado terminar de masticar la fruta que anteriormente te habías llevado a la boca.

Al terminar asentiste con una sonrisa.

-¿En donde exactamente vivías?.- te preguntó mirándote expectante.

-Vivía junto a la escuela ____.- respondiste sencillamente, pero sin borrar tu amable sonrisa.

-¡¿En serio?!.- preguntó emocionado y tú no entendías porqué.- Yo asistía a esa escuela.

-Yo también asistía ahí hasta hace poco.- dijiste con alegría y diversión.

-Es raro que nunca te haya visto por allá.- menciono mientras te miraba comer otro pedazo de fruta.

-Sí bueno, como veras, me gustaba llevar un perfil bajo, por lo que incluso dudo que me hayas visto por un instante.- reiste levemente.- No estaba en nuestro destino conocernos por allá.- mencionaste divertida.

-No creo en el destino.- dijo con una sonrisa de lado.

-Bueno, yo siempre pienso que las cosas pasan por algo, ya sean para bien o para mal.

Él te miro sin decir nada, pero luego de unos segundos sonrió mirando a otro lado.

-Bonita filosofía tienes.- río un poco.

No dijeron nada más por el resto del descanso, de hecho luego de esa pequeña charla no volvió a mirarte, pero se quedo a tu lado mientras revisaba su móvil hasta el terminó del descanso.

Un Amor De Juguete [Jason The Toymaker y tu]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora