14

493 50 13
                                    

Luego de que Jason te dejara en tu departamento en donde sabía que estarías a salvo regreso al suyo y al estar dentro saco una llave que colgaba de su pecho.

La incrustó en la pared donde dio vuelta y de donde vio la pintura comenzar a caerse y dejar al descubierto una puerta azúl brillante.

Entró en ella llegando hasta una mansión, su ropa cambio en el instante que atravesó y en su lugar se halló un conjunto de unos pantalones cafe de traje, zapatos negros brillantes, camisa negra y chaleco a rallas negras y blancas con un largo abrigo con plumas en los hombros y un sombrero negro y bajo su ojo izquierdo había un deliniado hacia abajo tres veces.

Sobo su cienes sintiéndose enloqueser, su plan no era cuidar de ti ni mucho menos protegerte de una loca.

Su plan era hacerte su amiga hasta donde pudieras, para luego matarte si le traicionabas y convertirte en muñeca, pero no podía hacerlo si había heridas en tu rostro.

-¡Maldita mocosa!.- grito aventando un florero que tenía cerca y estrellándolo en la pared.

Se molesto al haberte dejado vivir y no haberte matado cuando pudo aquella vez que le invocaste al hacer tocar la caja musical, la cual por cierto ahora estaba en su poder y de regreso a donde de nunca debió salir; su pecho.

Se tranquilizó un poco, pero sabía que sus nervios podían traicionarle.

Trono sus dedos y segundos después una muñeca de porcelana aparecio a su lado, la cual le llegaba hasga la altura de su cadera. Esta traia un vestido morado pastel, era de cabello rubio y ojos marrones.

-Quiero información de Alicia.- no recordó su apellido mirando a otros lados buscando la respuesta.

La muñeca rio tierna cosa que hizo que Jason la mirara mal.

-Se llama Alicia Avilés, la seguimos hace horas amo.- le sonrió tierna.- Vive al sur de la ciudad, tiene a sus dos padres trabajando doce horas al día por lo que no suele verles mucho al llegar estos tarde por lo que pasa un gran tiempo sola.

-Vaya que rapida mi pequeña obra de arte.- le alago.

-Gracias amo.- reverenció dando una pequeña risa, igual a la que tenía a cuando estaba viva.

Rápidamente salio otra muñeca solo que esta traia un vestido de época antigua en un terciopelo color rojo, de cabello castaño hasta sus hombros y ojos verdes, los cuales originalmente eran de igual forma marrones cuando aún vivia y era una niña de ocho años, pero Jason había hecho un mal corte y este se había arruinado por lo que los reemplazó con unos verdes.

-Amo, su pequeña amiga esta esperando por usted.- anunció meneandose de un lado a otro y de enfrente hacia atrás.

-Bien, gracias.- dijo despeinándo su cabello.- Avisame cuando la pequeña perra se vaya a dormir.- ordenó, pues parecía que ya era hora de involucrarse, apenas era el segundo día y ya odiaba a esa chica.

-Sí amo.- contestó la muñeca rubia para luego correr lejos.

Fue hasta uno de sus estantes y de este bajo una tercer muñeca, la cual había sido su amiga hace dos años, era una bella muñeca de porcelana que aún se miraba de diez años, tenia cabello ondulado negro, piel palida, labios muy rojos y ojos negros.

Segundos después de que la tocara esta comenzo a despertar y a tomar consciencia, Jason la bajo y esta a su vez le miro contenta de ver a su amo otra vez.

-¿En que puedo ayudarle amo?.- preguntó dando la sonrisa que sabia que gustaba al pelirrojo.

-Quiero que cuides de unas de mis amigas y me llames si pasa algo con ella.- ordenó fríamente.

La muñeca asintió y se paro de a poco.

-Como quiera amo.- sonrió para luego irse.

Jason la vio alejarse, la había escogido porque aunque recientemente había entrado en su colección era una de sus más grandes obras y también muy inteligente.

Miro a sus otras muñecas, muchas chicas de edades mayores a esas tres también había en esa habitación, pero no solía despertarlas dado que su atracción hacía Jason que había existido en vida muchas aún lo conservaban al contrario de las niñas que solo buscaban un amigo.

Al fondo estaba su colección de marionetas que solo constaba de niños, pero esos los usaba en situaciones que realmente lo ameritara.

Tomo a su ratoncita de cuerta y la puso en un hombro para que si una de sus muñecas le llamara esta le avisara.

Llegó a la entrada donde estaba la puerta azúl que le dejaba ir al mundo de los humanos y que a su vez servía como una norlmal dejandole entrar a su mundo que se hallaba atrapado en una época antigua de París donde las personas aún vestían elegante y algunas mujeres con vestidos bombachos.

Cruzo la puerta dando a la habitación de una niña de seis años, esta dibujaba en el piso, pero al sentir la presencia de Jason dejo todo de lado y fue a abrazarle y este a su vez la cargo en brazos.

Mónica era una dulce niña que al igual que a ti tenia como amiga, esta era pelirroja de piel blanca y pecas en solo sus mejillas a diferencia de algunos de los demas pelirrojos que las tenian por toda la cara y cuerpo, pero lo que más le gustaba de ella era que sus ojos eran de diferentes colores debido a la heterocronía, que le hacia lucir unos bellos ojos de dos colores, su ojo derecho era ámbar y su ojo izquierdo verde, los cuales le hacian recordar a los propios.

Tenia otra amiga porque no le gustaban mucho los problemas adolescentes y los niños eran más tranquilos.

-¡Te extrañe Jason!.- dijo la niña aun abrazándolo, pero ahora de su cuello.

-Yo también mi pequeña linda princesa.- dijo tomando su mejilla.

Tenía tantas ganas de matarla y hacerla parte de su colección, pero debía aceptar que aun no era tiempo, que la niña tenia algo diferente y que tenia un apego a ella que le impedía matarla.

O tal vez sólo era el gusto que tenia por sus ojos solamente.

-¡Juguemos Jason!.- dijo cuando la bajo.

-De acuerdo princesa.- le sonrio yendo con ella a buscar sus juguetes.

Un Amor De Juguete [Jason The Toymaker y tu]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora