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Cuando el final de las clases terminaron tú te levantaste con calma a excepción de tus compañeros.

Viste a James pasarte de lado, pero no te importó. No era como si acabando de conocerse ya se iban hacer amigos.

Saliste notando que eras la unica que faltaba y fuiste directo a la entrada, varios chicos estorbaban en ella y eso se te hizo molesto.

Al acercarte más notaste que no tenías manera de pasar así que suspiraste y llamaste la atención de uno de esos chicos.

-Ah disculpa.- tocaste rápidamente el hombro del que por mucho era más alto que tú.

El chico te miro sin importancia y luego regreso a mirar a los demás. Te molesto su gesto grosero de su parte y le llamaste de nuevo, pero no regreso a verte en ningún momento.

Miraste hacía atras notaste que varios alumnos que parecían ya de otros semestres también esperaban, pero no decían nada a los chicos que estorbaban en la salida.

-Oye.- le llamaste alzando un poco la voz cuando tus anteriores intentos de hablarle fallaron.- Podrían dejarme pasar por favor.- pediste amablemente con una sonrisa cuando los vistes a todos ponerte atención.

Pero muy alejado de lo que pensaste estos solo se rieron para después regresar a hablar entre ellos aún con una expresión divertida en sus labios.

Gruñiste un poco, ya querías llegar a casa y de no ser porque eras nueva hubieras buscado otra salida, pero no querías tardarte más de lo que ya llevabas parada ahí.

Te resignaste a esperar hasta que a los mayores, porque si se notaban que eran mayores a ti, se quitaran.

Miraste tus zapatos mientras tirabas pequeñas patadas a la nada, pero al momento sentiste algo tomar de tu muñeca.

Al mirar al frente viste a James conduciendote hasta donde estaban esos chicos y lo viste aventar al que no te había hecho caso. Él en ningún momento miro atras apesar de oir los gritos de los chicos que pedían que parará para golpearlo.

-Son solo perros que ladran y no muerden.- lo oiste decirte y a la vez lo miraste como él a ti.- Así que se debe ser duros con ellos, porque al fin y al cabo no te haran nada.- dijo divertido mientras lo sentías soltarte.

Ya estaban muy lejos de la entrada y prácticamente ya estaba caminando hasta sus casas.

-Gracias.- le dijiste.- Pense que tendría que esperar hasta que ellos se fueran.

-No hay de que, tenía ganas de pelear en mi primer día de todos modos.- dijo y tu reiste poco ante lo que había dicho.

Ambos caminaron juntos de regreso e incluso le esperabas mientras compraba en una tienda su cena.

-Vaya se ve y huele delicioso.- dijo cuando salió del local y te vio.- ¿Segura que no quieres comprarte nada? Tiene buena pinta.

Sonreíste al oírlo.

-No gracias, no soy mucho de comprar.- respondiste.

Mentira, tu amabas la comida rápida, el problema era que no querias gastar tu dinero.

James no insistió más y siguieron su camino.

Cuando llegaron a su departamento cada quien se despidió e ingreso al de cada uno luego de una despedida y un "te veo mañana".

Al estar ya sola en casa, te sentiste más relajada y pusiste la mochila en el sofá.

Te cambiaste de ropa y aflojaste un poco tu coleta, luego decidiste preparate algo de cenar y un cafe.

Te sentaste en tu sofá y miraste televisión, pero al cabo de unos minutos miraste a tu lado y viste la cajita musical.

Dejaste tu plato de lado y la tomaste para mirarla de nuevo.

Claro que tenía arreglo solo era cuestión de arreglar la manivela que daba cuerda al aparato que tocaba la música.

La dejaste a tu lado y terminaste tu comida para después lavar tus trastos.

Tomaste la caja y la llevaste a tu cuarto en donde buscaste un desarmador, quitaste los tornillos del pequeño cerrojo que la mantenia cerrada y al tenerla abierta por fin miraste adentro.

El aparato musical estaba por un lado y había una parte donde se podia guardar cosas pequeñas como aretes, collares o cosas de ese estilo.

Destornillaste de nuevo y quitaste con mucho cuidado el aparato, al tener solo la cajita de madera la tomaste y miraste que los detalles que tenía no habían sido de color negro siempre sino más bien de color dorado mientras que lo demás era de un azúl cielo.

De suerte recordaste que tenías pinturas acrílicas y que por suerte también tenías azúl y dorado al igual que pinceles de diferentes grosores.

No esperaste más y te pusiste en marcha.

Un Amor De Juguete [Jason The Toymaker y tu]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora