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Luego de hallar una heladería nuevamente la primera en salir corriendo a ella fue Mónica con Jason detrás de ella esta vez para asegurarse de que no ocasionará algún accidente.

Tú sonreiste al verlos, Jason parecía un padre soltero sin saber que hacer muy bien con su pequeño tornado.

Se sentaron en una de las mesas más cercanas a las ventanas del local.

Ya habían pedido lo que querían, por lo tanto solo debían esperar.

Tú y Jason estaban sentados juntos en la misma banca con la niña de frente, así se les haría más fácil cuidarle.

En tan poco tiempo conociéndola te habías dado cuenta de que Mónica era una niña muy imperativa, sonriente, platicadora, simplemente llena de vida.

-Y antes de caerme fue Jason quien me atrapó.- termino de contar dando una pequeña risa al contar su anécdota.

Al igual que tú y el pelirrojo, luego de unos minutos sus ordenes llegaron, pero al parecer la de Mónica era la más grande y dudabas que fuera acabarlo.

-Debes terminarte todo eso.- le dijo el pelirrojo apuntando su helado con la cuchara.

La niña puchereo metiendo otra porción a su boca.

-No creí que fuera tan grande.- dijo ella con tono preocupado.

Tú solo le miraste comer tan concentrada logrando sacarte una sonrisa.

Luego de un rato más, ustedes dos ya habían acabado, pero la pequeña no, por lo que de vez en cuando ambos le ayudaban con ello robando porciones con su cuchara.

Mientras disfrutabas de una de esas porciones te acomodaste sobre la banca y mirabas por la ventana, por lo que no te diste cuenta que tu mano caería sobra la de Jason, pero este estaba tan concentrado en ayudar a Mónica que ni la movió.

Tú por otra parte sentiste ese corazón tonto latir, no podías moverte y alejar tu mano y cuando el pelirrojo lo notó solo sonrió y la tomó entre la suya.

Rápido le miraste, pero este a ti no, solo continúo tomando de tu mano.

Para cuando Mónica termino su helado fue cuando el pelirrojo solo tu mano por lo que pudiste respirar con normalidad, ya que este se había ido a pagar y las había dejado solas.

Te levantaste del asiento tendiendole una mano a la pequeña, la cual fue aceptada y caminaron a la puerta cuando vieron a Jason regresar.

Los tres salieron del lugar, cada uno tomando de una de las manos de Mónica.

Algunos en la calle les miraban cada que pasában a su lado, pues claro, una pareja joven con una bella hija eran un gran visual en ese momento, pero apesar de no ser nada a la gente no le quedaba duda al ver el cabello rojizo de la menor al igual que el de Jason.

-No puede ser, pobre niña.- oíste a lo lejos, como un susurro, pero lo oíste.- ¿Qué futuro tendrá teniendo a esos dos chiquillos como padres?.- comento una señora a otra.

Abriste la boca indignada y sorprendida, pero sobre todo molesta, no porque pensarán que fueran pareja, sino que echaban de lado la capacidad de las parejas jóvenes de tener hijos.

Y al parecer no fuiste la única que lo había odio, al ver a Jason este se mostraba con un semblante serio.

La única fuera de esa realidad era Mónica, quien rió al sentir cosquillas por las manos de Jason mientras la atraía a sus brazos para cargarle.

-Al menos mi hija vendrá a verme cuando yo esté viejo, porque crecerá con valores y no comentara nada sobre la vida de otros.- dijo al mismo tiempo que la pequeña se aferraba a su cuello y él te tomaba de la mano.- Vamos a casa cariño, nuestra pequeña está cansada.

Un Amor De Juguete [Jason The Toymaker y tu]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora