El rosado desaparecido

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-¡Chicos, preparé comida deliciosa, bajen a cenar!- dijo su madre tocando la puerta, lo que hizo me asustara y separé de Yeonjun al instante, pero estaba tan avergonzado de mis mejillas ardientes por aquél beso que no pude evitar bajar la mirada. Yeonjun se rió y luego despeino mí cabello para después salir del cuarto, ambos bajamos para encontrarnos con un festín de comida casera, claramente una delicia que hacía brillar mis ojos.

-Si tuvieras que elegir entre la cena o yo, ¿A quien escogerías?- dijo Yeonjun en un susurro al ver mí rostro encantado con el manjar en la mesa.

-¿Que pregunta extraña es esa?-conteste haciendo una mueca.

-¿Sabés que? No acepto disculpas hoy, tal vez debas probar otro día, ¡Es obvio que elegirás la cena!- dijo chillando.

Cenamos y después Yeonjun me acompañó mitad del camino a casa, la noche estaba tan bonita, las nubes estaban rosadas, eso era señal de que la lluvia se avecinaba, el viento era fresco, una nueva etapa estaba por venir, se notaba en el clima, el otoño se estaba haciendo presente de a poco.

Camino a la academia, Yeonjun me esperaba en esa esquina con una sonrisa brillante, me hizo viajar en el tiempo, cuándo ocultaba mis sentimientos por el y me negaba a hacer algo para que los notará.

Él empezó a jugar rodeando mí cuello para luego arruinar mí cabello, logré escapar y corrí burlándome de el con muecas, cuándo el trataba de acercarse usaba como escudo mí mochila, entre risas, persecuciones, y cosquillas, una mujer se paró enfrenté de nosotros, Yeonjun la vió primero, lo que hizo que dejará de jugar, el me observaba confundido, lo que causó que llevará mí vista hacia la mujer de vestido blanco y bolso rosado, quién era mí madre, la cual hacían meses había desaparecido en busca de su felicidad y que por consecuencia me abandonará.

La estabilidad en mí cuerpo dejo de existir, sentía como si no tuviera fuerza alguna, mí respiración se cortaba, el cuerpo se me iba, Yeonjun me sostuvo con sus manos en mis hombros, y solo deseaba que fuera un sueño para poder despertar de tal pesadilla.

Ella se acercaba cada vez más, cada vez que sentía sus pasos venir, era como si me asfixiaran, odiaba ser tan débil cuando se trataba de las personas que me trajeron a la vida, me consumían tanto, al punto de perder la fuerza qué mantenía mí cuerpo parado.

-Debes tranquilizarte Gyunnie, tienes que luchar contra la ansiedad.- Susurró.

-Veo que se hicieron cercanos.-dijo mí madre al verme con Yeonjun.

-¿Encontraste la felicidad que tanto buscabas? -dije serio.

-No te alegra verme, ¿Verdad?

-Que bueno que me comprendas rápido, así no perdemos tiempo.

-Vine porque quiero que hablemos, no me gusta la idea de que me odies, eres mí único hijo Beomgyu, por favor.- pidió.

-Esta bien, pero solo 10 minutos, la primera clase comenzará pronto.

-No te preocupes por eso, hablé con la academia y lo entendieron.

No tenía escapatoria, así que accedí, ella me llevó a un bar, para poder "hablar más tranquilamente" pero eso en mí familia no tenía mucho respaldo.

-¿Quieres pedir algo?- preguntó.

-Desayune en casa, no tengo hambre.- contesté.

-Tráeme un café, con una porción red velvet de pastel, y también una copa de helado por favor.- pidió a la camarera.

-Te dije que no quiero nada.

-No nos vemos hace meses, dame el gusto de compartir algo juntos otra vez.

-¿De qué quieres hablar? Ve al punto madre.

-Se que escribí en esa carta cuánto buscaba mí felicidad, y que debes odiarme o guardarme rencor, pero en estos meses que estuve lejos, no podía dejar de pensar lo egoísta que fui al dejarte con tu padre, y que probablemente no la estarías pasando nada bien, mí corazón no estaba tranquilo, y eso me impedía ser feliz.

-Supongo que viene de familia ser egoísta.- comenté al recordar las miles de veces que Yeonjun me llamo egoísta.

-Has cambiado, tus ojos ya no reflejan ansiedad, el tono de tu voz es dulce, y te ves más decidido, incluso creciste unos centímetros de altura.-hablo melancólica.

-Por un momento quise creerte, pero no confío en tus palabras desde que dijiste qué no te irías, y te fuiste consciente de que no tenía a nadie más.

-Se lo que tú padre te hizo, sé que tuvo que intervenir el personal de la casa, es por eso que decidí tomar valor para venir a verte.

-Eso sucedió hace más de un mes, las cosas no son cómo antes, ya no seré el títere de nadie, si viniste aquí para sentirte mejor y calmar tu remordimiento por lo que hiciste, lo siento, pero no funcionará conmigo. -dije haciendo contacto visual, algo que antes me causaba ansiedad hacer, para que pudiera ver qué mis palabras iban en serio.

-Esta bien, entiendo porque estás actuando de esa forma conmigo, sé que lo merezco, pero sigo siendo una madre que extraña a su hijo, solo quería decirte que me gustaría que vinieras conmigo, sé que es tarde, pero realmente desearía que accederás.- pidió.

-Madre yo- ella me interrumpió.

-Estaré aquí unos días, por favor piénsalo, aún si regreso sin ti a Daegu, si en algún momento deseas ir, solo debes decirme, vendré por ti al instante.- Aseguró.

Honestamente no tenía idea de que pensar sobre esto, pero el nudo en mí estómago era tan molestó, regresé casi en la hora del almuerzo, no puedo creer lo eterna que fue esa conversación tan poco deseada.

Me senté en una mesa de la biblioteca, y simplemente lance mí torso en la mesa, estaba tan agotado, qué no presté atención al libró.

-¡Gyunnie es hora del almuerzo!, ¿porqué sigues aquí?- escuché una voz que se acercaba hacía mí.

-No escuché la campana.-dije concentrado en mirar el vacío salón.

-¿Sucedió algo con tu madre?, estás pálido.- comentó al sentarse a mí lado.

-Ella... Vino porque se sentía mal por haberme dejado, o al menos eso dijo, pero no sé si pueda creer en sus palabras.- contesté.

-A veces es difícil volver a confiar en las personas, pero ella después de todo es tu madre, , tal vez si lo lamenta, solo te cuesta creerle, no te culpo, estás en tu derecho de dudar, solo no lo pienses demasiado, eso te hará mal.

-¿Porqué tuvo que volver? Estaba... Estaba tan bien.- me quejé, recostando mí frente en su hombro.

—¡Gyunnie!, ¡Gyunnie!, ¡Gyunnie.!—Escuche como llamaban mi nombre una y otra vez, mi vista era borrosa hasta abrir los ojos para darme cuenta de que todo había sido un sueño, me encontraba sentado en la cama con lagrimas en los ojos, Yeonjun, quien estaba recostado a mi lado me observaba confundido, mientras que las gotas de sudor resbalaban mi rostro, el cual el tocaba para ver mi temperatura para luego decir que hervía, no entendía nada, mi cuerpo estaba débil y me costaba respirar.

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Quiero disculparme por todo el lío que me costó re-subir el capítulo, por favor denle amor

⩨ Negando quién soy.    ❪ Yeongyu.. ❫ -COMPLETADADonde viven las historias. Descúbrelo ahora