• Capítulo 5 •

5.7K 529 69
                                    

Capítulo cinco: El extraño Eder.


"Para cuándo la razón entiende lo sucedido, las heridas del corazón ya son demasiado profundas, tanto qué marcan el alma de un ser por completo llevándolo a la perdición."

E.V.


•••

•••

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

•••

Agarro mi teléfono del bolsillo trasero de mi pantalón y le doy a la aplicación de la cámara. Le tiro una foto a la imagen del álbum y vuelvo a guardar todo y dejarlo como está.

— ¿Hurgando?

Me sobresalto y volteo rápidamente para encontrarme a Eder recostado en la puerta de la habitación.

— ¡Me asustaste!

— ¿A qué le tomaste foto? — me pregunta sin ninguna expresión en su cara. Me pregunta si este tipo tendrá alma

Me embeleso con su belleza. Es muy alto, no tan musculoso pero tiene lo suyo. Las venas de sus manos se marcan y prosiguen su camino hasta desaparecer por sus brazos. Su cabello negro revoltoso y despeinado. Su clavícula marcada y su nariz perfilada.

Es simplemente un ángel caído.

— Te hice una pregunta. — dice de manera directa.

— A nada. — respondo sin interés. Qué estúpida soy.

El da unos pasos acercándose y me examina de pies a cabeza con esos ojos verdes combinados con azul.

— Dame tú teléfono. — extiende su mano.

— Sigue soñando.

— Si no me lo das, te lo quitare a la fuerza. — dice con el ceño ligeramente fruncido.

— Quitámelo.

El da una micro sonrisa ladina y picarona, expresando burla.

Abren la puerta y entra Ludovica por ella. Eder sigue en su misma posición sin despegar los ojos de mi y yo soy la qué sale de su relajamiento y se echa hacia atrás.

— Aurora, aquí traje jugo de fresa y la nana nos preparo unas galletas de vainilla. — coloca el jugo y las galletas en la mesita de noche y nos mira. — ¿interrumpo?

Sí.

— No. — responde Eder sin importancia. Agarra un cigarrillo de sus bolsillos y lo enciende. —  No interrumpes nada. — dice con un brillo malicioso en sus ojos. Da una calada a su cigarrillo y me echa el humo en la cara.

— Imbécil. — digo tociendo.

— Hay un jodido balcón allá. — le dice con rabia Ludo.

El la ignora y sale de la habitación.

— Eder es muy tranquilo y siempre está en su mundo ignorando a todos. Pero a veces se pasa de estúpido, disculpalo por si te hizo algo. — pone sus manos en mis hombros. — encontré algo perfecto para hacer el vídeo clip. — se da la vuelta y busca una de las fotos qué está pegada en su pared, me la extiende y la tomo.

Es de unos señores con uniforme playero y botes de basura.

— El profesor dijo qué podíamos grabar en la playa, esto me parece perfecto y a la vez relajante. ¿Que te parece?

— Me gusta bastante. — le digo sonriendo.

— ¿Empezamos mañana? — yo asiento y agarro una de las galletas que reposan en el plato.

Esto sabe a gloria misma. Alabado sea el qué invento está delicia.

— ¿Esa es la cara qué pones cuando llegas al clímax o qué? — la puerta se abre y se deja ver Prella Valter. Con unos pantalones rotos y una camisa de una banda. — la nana me dijo qué había una amiga tuya aquí y quería saber quien es la primera afortunada en pisar nuestra casa.

¿Era verdad ese rumor? ¿Porqué nadie a venido entonces?

— Todo el mundo pasa para mi cuarto como Pedro por su casa, aprendan a tocar, joder. — se cruza de brazos Ludo.

Me levanto sacudiendo mis manos para apartar las migas de las galletas. Le extiendo mi mano y ella la agarra con un poco de desconfianza.

— Soy Aurora Kavalier, estudio fotografía junto con Ludo. — me presento.

Prella es realmente hermosa, es esbelta, alta y con unas caderas bien marcadas. Tiene los característicos ojos verdes con azules de la familia Valter. Y su cabello marrón.

Lo qué siempre me he preguntado es qué ¿Porque Prella y Ludo tienen los cabellos marrones y Eder y Heros lo tienen de color negro? En lo único qué se parecen los cuatro son en sus ojos, aunque a Heros se le marcan más el color verde qué el azul.

Joder sufriré un orgasmo por pensar tanto en los ojos de esos demonios.

— Soy Prella, pero eso ya deberías de saberlo. — suelta mi mano y nos ve a Ludo y a mi. — La nana dijo qué bajen a comer. — vuelve a verme. — un gusto conocerte.

Sale de la habitación y me pongo nerviosa. ¿Una cena con los Valter? Seria un jodido sueño o una jodida tortura.

•••

Eder Valter en multimedia.

Los Canavarlar [Klanlar #1] ✔Donde viven las historias. Descúbrelo ahora