• Capitulo 23 •

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Me levanto con picor en mis ojos, tallo y rasco sobre ellos para quitar un poco la intensidad que yacen en ellos. Los abro y observo la habitación en la qué estoy, devuelta estoy donde Ludovica.

Momentos llegan a mi mente como estrellas fugaces.

Los celos de Eder.

El dulce orgasmo con el Señor conejo, el cual hace qué mis mejillas se tornen de un color rojizo intenso.

Y la puerta extraña, aquel cuarto rojo que estaba totalmente abierto y las personas que estaban dentro de el.

Me reincorporó en la cama totalmente sobresaltada y emito un chillido viendo hacia los lados.

¿Acaso todo fue un sueño?

Verifico mi ropa, recuerdo haberme bañado y cambiarme de atuendo por uno de Ludo, veo mis prendas y veo que efectivamente están puestas, aquellas prendas qué Ludovica dejó qué escogiera.

¿Entonces fue un sueño o no?

Quito la sabana de sobre mi piernas y pongo los pies, aun con zapatos puestos; en el suelo.

Busco mi celular entre los escritorios, mesones y peinadora de aquel cuarto y lo encuentro en una mesita de noche. Tengo los nervios a flor de piel.

Si realmente aquello no fue un sueño, entonces ¿que era lo que estás personas con poder sobre el pueblo ocultaban ahí dentro?

Bueno, ya no tan oculto. Ya qué, aquello parecía un pequeño cuarto de tortura, algo qué me hacia temblar de miedo.

Observo la puerta y me debato entre salir o no, siento que aquí corro peligro. Me acerco lentamente y giro el picaporte sin hacer ningún tipo de ruido, o eso es lo que intento. Pongo mis pies fuera y está vez me debato entre:

Uno. Bajar e ir hacia donde los chicos y hacer como si absolutamente nada paso, porque no se si a fin de cuentas fue un sueño, un desmayo, desliz o simplemente fue real.

Dos. Quedarme aquí arriba y escapar por la ventana y alejarme de manera inmediata de estos chicos los cuales parecen que ocultan más secretos perversos de los qué alguna vez me llegue a imaginar.

Tres. Simplemente quedarme aquí arriba y hacerme la dormida hasta morir de vejez y parecer una persona con enfermedad de catatonismo.

O cuatro. Ir por el mismo pasillo y verificar de una puta vez si esto realmente fue un sueño o si estas personas son una jodida familia retorcida, asesina que le encanta jugar de manera física con las demás personas.

¿Qué haría una protagonista en una película de terror? Bajaría e iría por los chicos, siempre son idiotas. Tal vez escaparían por la ventana. Son muy estúpidas.

Pero nadie me gana en estupidez, así que agarro suficiente aire en mis pulmones, aprieto mi culito y con pasos cagados me dirijo de una outa vez a averiguar si fue un sueño o no.

Trato de hacer memoria y recordar los pasillos que dirijian hacia aquella sospechosa puerta y veo una pequeña cinta en la pared qué me verifica qué estoy escogiendo el camino correcto.

Solo me falta girar hacia la derecha y encontrar la puerta. Tomo una ultima bocanada de aire y me armo de valor. 1... 2... 3.

Giro hacia el pasillo y me encuentro con...

Nada.

Por que no hay nada. Solo un fino papel tapiz qué es el que cubre toda la pared del pasillo. ¿Es en serio? ¿Entonces todo fue una mala broma de mi cabeza? Joder.

De todas maneras me acercó y tanteo la pared en busca de algún truco o pasadizo. Pero nada, no hay nada.

Estos últimos meses he estado por completo paranoica.

Los Canavarlar [Klanlar #1] ✔Donde viven las historias. Descúbrelo ahora