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Hutsh otra vez va dando vueltas a mi alrededor a medida que caminamos. Lo hace enérgicamente mientras hablamos de lo que sea que ha salido como tema, siempre es verdaderamente variado y cambia con facilidad. Es un poco mareante, la verdad, verlo desaparecer por un lado y luego aparecer por el otro. Pero no se me ha pasado ni siquiera una vez por la cabeza detenerlo, porque me causa una especie de alegría infundada. Como si me contagiara su felicidad con esa acción.
Nos detenemos cuando llegamos al ascensor para bajar. Allí mismo también esta Daxwell esperándome con una sonrisa. Saluda a Hutsh con la cabeza antes de tomarme por la cintura.
—¿Hoy también es el día?
—Si, ¿No te lo dije?— frunzo el ceño cuando lo veo negar con la cabeza. —Vaya, creí que lo había hecho.
Anotar las cosas que hago o le digo a otras personas no era parte de lo que hacía, no lo hacía antes de conocerlo a él. Sin embargo creí necesario comenzar porque sea lo que sea que estemos llevando, es importante que estemos en la misma sintonía. Y debí pasármelo. Así que comienzo a hacer un recordatorio mental para luego escribir que debo comenzar a decirle a Daxwell cuando tendré otras cosas que hacer.
—Creí que hoy podríamos ir por películas.
Formo una mueca. —Tenía planeado ir con Hutsh desde hace ya un par de días.
—Bueno, no creo que a Black le moleste cambiar la fecha— dice, sin siquiera mirarlo.
—Mmm— escucho responder a mis espalda. —Yo no creo que a Voltherics le moleste dejar las películas para más tarde.
Evidentemente no hay trato. Daxwell clava los ojos en Hutsh y yo me volteo de igual forma, sin poder contener la sonrisa que se me forma en la cara ante la forma de responderle, cortes, pero sin dar su brazo a torce.
—Me adelantaré— dice Hutsh volviendo a mirarme mientras aprieta el botón del ascensor, dejando a Daxwell por completo en segundo plano. —Te esperaré en los estacionamientos por seguridad.
Cuando la puerta se abre, él se sube y me guiña el ojo antes de que vuelvan al cerrarse. Vuelvo a mirar a Daxwell, y pesé a que literalmente le plantaron un no en la cara, no hay ni una sola expresión de disgusto. Alza una ceja con curiosidad.
—¿A qué se refería con eso de seguridad?
—Ah. Es que le conté lo de esa chica— me encojo de hombros. —Ya sabes, la que me intercepto el otro día. Él cree que podría volver a buscarme.
—¿Por qué harían eso de nuevo?— suelta una sonrisa de medio lado. —No han vuelto a molestarte, tal y como te dije, fue cosa de una sola vez. Seguro eran personas envidiosas— sí, creo que no le conté sobre el segundo ataque, porque de todo lo que recuerdo, es que él me dijo que no tenía nada que preocuparme, que seguro no era la gran cosa y no volvería a pasar. Evidentemente no tenía razón, volvió a pasar. Pero sospecho que su respuesta volvería a ser la misma. —Es el lado malo de la fama.
Esa misma respuesta.
Vuelve a tomarme de la cintura para dejarme frente a él, y forma una sonrisa a medias. No digo nada porque no quiero contarle nada, pero tampoco quiero mentirle. Lo más sano en este caso, es dejarlo estar.
—Supongo entonces que tendremos que dejarlo para más tarde. ¿Tienes alguna idea de a qué hora estarás libre?
—Generalmente estamos solo un par de horas. Él tampoco puede alargarlo mucho— me encojo de hombros.
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La velocidad del vacío
RomanceAthemia Cashworth está a medias. Su vida se divide en dos, y justo en el centro se encuentra aquel accidente que destruyó todo lo que tenía; su carrera, sus amigos, incluso sus recuerdos. Luego todo inició de cero, o simplemente inició. Acarreando c...