| Veintiseis |

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Le doy un sorbo a mi chocolate caliente antes de presionar su nombre en la pantalla para llamarlo. La verdad no tengo ninguna de esperanza de que él vaya a apoyarme en esto. Me lo ha dejado claro antes, aun sin importar que sea lo que le diga, siempre tiene el mismo tipo de respuesta. Sigue creyendo que debe ser algún tipo de Fan obsesionado conmigo. No me lo creo, ni por un segundo, pero aun si ese fuera el caso, no deja de ser preocupante.

Contesta con su habitual tono suave, ese que da calma hasta en los momentos más críticos.

—¿Que tal todo, cariño?— pregunta.

Me tomo unos segundos antes de elegir la mejor manera de responder. —Bien. ¿Qué tal ha ido tu día?

—Bastante ocupado. Estuve resolviendo algunos asuntos con mi padre. Lamento no haberte llamado.

—No pasa nada, no te preocupes.

—Había pensado que quizá podía ir a quedarme a tu apartamento por la noche.

—Si, creo que podría ser un buen plan.

—¿Tenias otro?

—No realmente... lo que pasa es...— le medito por unos segundos. —¿Que pensarías si te dijera que puede que sepa quiénes son y donde viven?— pregunto con cautela.

—Te diría que te mantengas alejada de ellos y que comenzaras ya mismo con la denuncia— estoy segura de que comprende que lo que le digo no es solo una posibilidad, que realmente ya lo sé, pero no hace intención de mencionarlo. —Es lo mejor que podríamos hacer. No hay mucho más si no sabemos quiénes son.

La denuncia esta fuera de cualquier opción, porque sea lo que sea que sucede en todo esto, no es una simple obsesión. Cada vez que pienso las veces que los he visto y lo que ha sucedido, lo que mejor recuerdo, es la furia y el dolor que se escondía detrás de su mirada. Ellos no parecían tener intención de herirme realmente, pareciera como si me odiaran por algo que yo le hice a ellos. Denunciarlos y arriesgar a que los arresten por ello, me parece que solo sería herirlos más.

—¿No estás de acuerdo?

Por supuesto que no. —Claro.

Suspiro y me permito unos segundos en silencio para tragarme el malestar en la garganta y sacar un tema que deje el otro otras, para hacerle creer que realmente no es de mayor preocupación. No corto hasta que sé que la conversación termina fluyendo normal, porque de que de preocuparlo, vendrá. Daxwell es un sujeto que se preocupa mucho por mí, jamás podría negar eso, pero a veces siento como si algo simplemente estuviera faltando.

Todo en mi me grita que debo dejarlo estar, porque esa parece ser la mejor idea, ¿No? Daxwell lo dijo. ¿Quién en el maldito mundo pensaría en seguir a tus acosadores, o incluso peor, ir a verlos? Esa en particular es ese tipo de ideas que sabes que tienes que mandar a la papelera de reciclaje en cuanto aparecen por tu mente.

Pero supongo que no podría ser autora de drama si no le agrego un poco a mi vida.

Marco su número en el primero impulso que tengo y alejo el teléfono de mi para no cortar. Seguramente él me devolvería la llamada, pero para entonces habré perdido toda la confianza.

Sé que si no lo coge, tendré tiempo suficiente para reconsiderarlo. Pero ni siquiera en eso me decepciona. Contesta al cuarto tono.

—¿Qué es lo que tienes para mi hoy, Cash?

La sonrisa aparece sola en mi cara. Saco el alta voz y aprieto el teléfono contra mi oreja. —¿Que harías si te dijera que tengo la dirección de ellos?

La velocidad del vacíoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora