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Maneth me recibe tan solo bajar del ascensor, como si supiera el segundo exacto en el que iba a pasar por ese ascensor. O quizá solo lleva esperando allí desde que ella llegó. Tienen un raro gesto en la cara, sus ojos verdes carecen que aquel brillo casi nocivo para el corazón.
—¿Cuáles son las malas noticias?— me despido de Daxwell con la mano cuando él me indica que va a adelantarse a la oficina de Luca.
Mi asistente parece sorprendida. —¿Como sabes que son malas noticias?
Acerté.
—Tu cara me lo dice todo— aprieta su vestido de margaritas de manera nerviosa entre los dedos. —Anda, suéltalo.
Y con ello me refiero a que suelte también su vestido, porque está transmitiéndome su nerviosismo.
—Pues Luca nos ha llamado para contarnos de que tuvo una reunión con las cabezas importantes, ya sabes. Han estado evaluando eso de que hay una lentitud notoria que está alargando el periodo de grabación hasta ahora, casi en un mes— asiento lentamente mientras absorbo toda la información. —No te preocupes, voy a anotar todo esto para ti— agrega sutilmente. Esta chica es un encanto. —No están muy contentos, por cierto. Y han decidido agregarnos más horas.
Me volteo a mirarla mientras abro la puerta de mi oficina. —¿Cuantas horas?
—Pues literalmente ha dicho «Las que sea necesarias», O sea, que nadie se va hasta que la escena esté terminada.
Aprieto los labios en una fina línea de tensión. En realidad no es nada nuevo. Se suponía que desde un principio seria así. Escenas agendadas por día que se debían si o si terminar ese día, e incluso escenas de respaldo que podrían ser grabadas ese día por algún incidente no planeado con alguna de las otras, con fin de no atrasar el proyecto. Pero creo que al final lo tomamos a juego. Hicimos todo con ligereza y nos acostumbramos a que pasara lo que pasara, no saldríamos de aquí más tarde que las siete Pm, porque después de esa hora, Luca se comenzaba a estresar y nos mandaba a todos a casa, con pasaje en cohete si es que eso nos sacaba más rápido de su vista. También se le vino en contra a él, y ya comienzo a imaginarme aquí hasta las una de la madrugada solo porque no conseguimos que una escena le agrade la suficiente a todo el mundo.
Maneth se acerca al escritorio echando un vistazo al exterior a través de la puerta transparente como si se asegurara de que nadie pudiera escucharla.
—Todos están furiosos.
—¿Y a quien culpan?
La veo levantar las cejas. —¿Eh?
—Cuando algo sale mal, la gente tiende a buscar culpables, no soluciones. Y como aun después de que me cuentes la mala noticia, tu ceño no ha cambiado, puedo suponer que eso no es todo. ¿Con quién se están desquitando?
Por el rabillo del ojo la veo tomar asiento lentamente en la silla frente a mi escritorio mientras ordeno los papeles que dejaron para mí con un calendario de la siguientes grabaciones. Maneth finalmente suspira.
—Al señor Blackthrone.
Hago una mueca cuando la escucho soltar el apellido como si estuviera refiriéndose a un caballero del siglo dieciocho. Ni siquiera funciona como cortesía, porque el chico ni siquiera alcanza los veintiséis años. Me retuerzo las neuronas por unos momentos conectando el nombre con el apellido y la cara.
—El actor principal— agrega.
Claro, lo recuerdo. Solo que yo suelo llamarlo por su nombre, como a todos, y el apellido me saca de órbita momentáneamente.
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La velocidad del vacío
RomanceAthemia Cashworth está a medias. Su vida se divide en dos, y justo en el centro se encuentra aquel accidente que destruyó todo lo que tenía; su carrera, sus amigos, incluso sus recuerdos. Luego todo inició de cero, o simplemente inició. Acarreando c...