Capítulo.-14

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Lo primero que veo a mi lado al despertar, no es precisamente Jo. En su lugar, justo en la otra almohada, se encuentra una nota escrita con su descuidada caligrafía.

"He ido a casa de Ellen, nos vemos todos Hill's en la noche ;) "

Me rio un poco, y salgo de la cama estirándome. Supongo que era bastante obvio que no esperaría a que despertara.

Típico de Jo, estar ansioso e entusiasmado por hablar con su chica.

Aún con pereza, arrastro los pies hasta mi escritorio, y guardo en mi caja azul, la nota de Jo.

Todo lo que él o cualquiera de mis amigos de la pandilla me ha dado, lo tengo en esta caja.  Es como mi baúl de recuerdos, y de mis cosas favoritas.

Una vez dejó todo en su lugar, bajo las escaleras para desayunar algo. Apenas pongo un pie en la sala, me encuentro a mamá sentada en el sillón de la sala, con la vista pegada en su laptop. Parece estar concentrada en su trabajo, pero eso no evita darme los buenos días.

—Joseph se ha ido temprano...—comenta tecleando algo en la pantalla.—Se veía muy apurado por irse, ¿eh?

—Sí...—dejo salir un bostezo.—Se ha ido a pasar el rato con Ellen, ya sabes cómo es él.

—Hmmm.

Conozco ese "Hmmm" en mamá.

—...¿Y si están saliendo?.—su pregunta no es de extrañar, está enterada del drama que perseguía a Jo con su enamoramiento perdido por Ellen.—¿O solo siguen jugando al gato y al ratón?

—Saliendo...supongo.—musito insegura—Realmente espero que funcione para ambos.

Mamá hace una mueca. No le agrada la "relación" que mi mejor amigo mantiene con Ellen.

—Yo solo espero que él sea feliz.—acota dándome una rápida mirada.—, de lo contrario, habrá problemas. No deseo a un Joseph llorando ríos y con el corazón roto.

Entiendo su inconformidad y la casi amenaza. Toma a Jo como un hijo más. Prácticamente lo ha criado en compañía de su mejor amiga, Clara. Es consciente y sabe de primera mano el gran chico que es.

—Espero lo mismo...

PETER

—¡¿Dónde diablos estuviste toda la noche?!

Solo cruzo la puerta, y ya está atacándome. Ruedo los ojos por su reproche, y me cruzo de brazos.

—¿Puedes calmarte?.—pronuncio, relajado.—Pareces mi esposa encabronada. No me quejo, pero no te queda, ¿sabes?

—¡Amaneciste muy gracioso!.—suelta un resoplido.—...desapareciste ayer en la noche después del entrenamiento...¡y te asomas así

Tayler apunta mi mal arreglada imagen; mi cabello está revuelto, la camisa blanca que llevo tiene manchas de tierra y me hace falta un tenis.

—Solo salí a distraerme.—espeto con indiferencia.—, no ha sido la gran cosa. Además, me has visto en peores condiciones.

—Cierto...—dice pensativo.—¡Pero...—Tayler interrumpe a sí mismo, y agrega en voz cansada.—No, mejor olvídalo. No quiero saber.

—Suéltalo, Tayler.

—¿Por qué lo sigues haciendo?

La pregunta queda al aire, y desvío mis ojos a cualquier cosa que no sea él.

—¿Y bien?.—insiste.

Sacudo la cabeza, contrariado, y subo las escaleras para no contestar. Y como no, eso no es un impedimento para él. Me sigue hasta el final de las escaleras y cuando me refugio en el baño, dispuesto a cerrar la puerta, me bloquea metiendo la mano.

"LA PANDILLA" #1 (En edición).Donde viven las historias. Descúbrelo ahora