Capítulo.-25

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Que bien huele.

Abro los ojos, y un rico perfume tan familiar entra en mis fosas nasales.

Ay...no, por favor.

Mi cabeza está recostada sobre algo duro, y algo nerviosa, aún en mi posición, alzo la cabeza encontrándome con el atractivo y sereno rostro del chico dark.

—¿Estás cómoda, bombón?

El sonido de su voz ronca me va a dar un infarto, pero la sonrisa que él está tratando de ocultar, me va a matar.

Esbozo una sonrisa y asiento con la cabeza en afirmación.

—Es bueno saberlo...—Agrega divertido.

Oigo a Tay estornudar, y rápidamente me alejo de Peter, cortando el rollo.

—Llegamos en 10 minutos, amigos.—Anuncia viéndonos por el espejo retrovisor.—No se queden dormidos, otra vez.

—Muero hambre.—Se queja el castaño, estirándose con pereza a mi lado.

—Ten.—Le acerco las galletas que compró Tay hace rato.—Supuse que tendrías hambre, solo tomaste el café que te di.

—Uhmm...gracias.—Murmura mientras escruta mi rostro con sus intensos ojos verdes.

No digo nada más y dirijo mi mirada hacia el frente. Puedo alcanzar a ver como Tay desvía su mirada de nosotros,y automáticamente mis mejillas se enrojecen levemente a causa de que haya visto mi acción con el chico dark.

Debo admitir que se me complica un poquito disimular mi interés por Peter, pero que más da, después de este viaje le diremos a todos que estamos saliendo. Eso sí, primero debo resolver el enojo del chico dark, que viéndolo ahora no luce tan enojado conmigo, estoy de buena suerte con su humor.

El poco tiempo restante del camino es silencioso, a lo lejos observamos la gran casa de playa, y afuera estacionados se encuentran nuestros amigos. Tay decide despertar a Cami que durmió en todo el camino.

—Ya saben, hay seis habitaciones, y somos siete, así que alguien compartirá habitación.

Joseph nos dio una mirada mientras sacaba la llave de la casa.

—Puedo compartir con Cami.—Se ofreció Ellen abrazando a nuestra amiga.

—¿Segura?.—Jo elevó una ceja, Ellen solo movió la cabeza en afirmación.—De acuerdo...

Jo abrió la puerta de madera fina, y el olor a humedad de la gran casa nos recibió. Unos se fueron al patio o la cocina, mientras que yo subí las escaleras para abrir las ventanas y dejar que entrara aire fresco.

Una vez hecho eso, bajé nuevamente a tiempo para ver a Thom. Me tape la boca con las manos, y solté una carcajada involuntaria cuando vi los dibujos en su rostro.

—¿De qué te ríes, bonita?.—Thomy ladea la cabeza, y mi risa aumenta.

—Hoy amaneciste muy guapo.—Se burla Peter señalando la cara del rubio-azulado.—Más que nunca.

Thom sacó rápidamente su celular para ver por su pantalla los dibujos en su rostro.

—¡Tienen que estar de broma! ¡Hijos de...!.—Da un gruñido maldiciendo y sale corriendo escaleras arriba, supongo que para lavar su cara.

Aún riendo voy en busca de mi maleta al mismo tiempo que Tay. Joseph ya se encuentra luchando por bajar una maleta roja, que por lo pesada que se ve, evidencia de quién es.

—¿Alguien me explica porqué pesa tanto la maleta de Ellen?.—Se queja.—¡Si solo serán unos días! ¡Dios mío!

—Porque es Ellen.—Ironizo tomando mi maleta de las manos de Tay.—Gracias, Tay-Tay.

"LA PANDILLA" #1 (En edición).Donde viven las historias. Descúbrelo ahora