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Ya era de noche, todo estaba listo según los planes de Catra, pero seguía sintiéndose nerviosa, haber visto a Adora le había afectado más de lo que pensaba. Ella parecía tan convencida en la cascada, antes, que la estaba haciendo dudar. Estaba algo alejada de los demás, absorta en sus pensamientos, cuando escuchó que alguien se acercaba, por su olor, supo que era Entrapta.

—Catra, acabo de recordar algo... Tenemos que reunirnos con Adora.

—¿Qué? ¿Qué estás diciendo, Entrapta? ¿Te golpeaste la cabeza o algo así?

—No... es sólo que, esta no puede ser nuestra realidad, no pertenecemos aquí, tenemos que regresar.

—¿Regresar con Adora? ¿Qué diablos te pasa?

—Sólo sé que... debes hablar con Adora, no importa lo que creas que haya hecho, no es real, no pertenecemos aquí, tenemos... algo que hacer.

Entrapta se llevó una mano a la cabeza, intentando recordar en vano. Catra comprendió que probablemente se sentía igual que Adora.

—¿También tuviste ese sueño, Entrapta?

—No fue un sueño Catra... estoy segura que no lo fue. Hay algo extraño con todo esto.

Sin decir más, dejó sola a Catra nuevamente, quien si antes tenía dudas, ahora definitivamente estaba segura de cancelarlo todo. Buscó a Scorpia, ya que no podía tenderle una trampa a Adora en la noche de caza, debía aprovechar la oportunidad para hablar con ella, porque algo no encajaba del todo, y las palabras de Entrapta resonaban en su mente y la llenaban de preocupación.

Scorpia pareció de acuerdo con la idea, incluso suspiró aliviada. Catra sentía una extraña molestia en su pecho, y la tenía algo ansiosa la idea de encontrarse con Adora, pero tenía que resolver aquellas dudas primero. No era normal que tantas personas hayan soñado lo mismo, no podía ser mera casualidad.

Contempló una última vez a su manada, para luego transformarse en loba e ir a buscar a Adora. La principal ventaja de la noche de caza, es que todas las manadas debían convivir en paz aquella noche, lo cual era, además, una tradición. Catra no sólo iba a ignorar esa vieja tradición, sino que también corría el riesgo de ser ejecutada por los alfas de las otras manadas por su prepotencia.

Así que, la trampa para Adora podía esperar, primero necesitaba respuestas. Era extraño que Entrapta de la nada dijera que había que reunirse con la rubia, porque tenían "algo" que hacer. No podía negar que se sentía algo rara desde que despertó aquella mañana, como si hubiese olvidado algo sumamente importante. Necesitaba encontrar a Adora, su instinto se lo dictaba, al igual que su corazón.

Corrió casi el mismo tramo que había hecho Adora durante el día, buscando su aroma en el bosque, hasta que dio con su rastro. Percibía a varios lobos cerca, pero era normal que aquella noche todos se mezclaran en el Valle, sin importar a qué manada pertenecieran. Se concentró en la esencia de la rubia, siguiéndola con su olfato, hasta que llegó al otro extremo del valle, a la entrada de una gruta o cueva, al pie del monte Thaymor, que estaba al norte del Valle de los Susurros.

La esencia de Adora se sentía cada vez más fuerte, emocionando a la loba, que parecía feliz de volver a olerla. El espíritu animal de Catra siempre se animaba cuando estaba cerca de Adora, ella desde que despertó a su loba, se dio cuenta que la rubia era su alma gemela. Se adentró en la gruta, que estaba iluminada por un camino de velas, por lo que volvió a su forma humana, al final de la cueva, había una fogata, con pieles en el suelo alrededor de ésta.

Adora estaba de espaldas a Catra, agachada arreglando algo, pero se giró con una sonrisa apenas le llegó su aroma. Pensaba ir a buscar a Catra en cuanto terminara de arreglar el lugar, nunca imaginó que ella misma vendría. Sin pensarlo demasiado, corrió a abrazarla, la morena no opuso resistencia, e incluso hundió su cara en su cuello, aspirando el aroma de su cabello. Una corriente eléctrica recorrió el cuerpo de ambas allí donde se tocara la piel de la otra.

Más cerca de ti - CatradoraDonde viven las historias. Descúbrelo ahora