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Catra continuaba retrocediendo lentamente, pero Adora seguía acercándose, preocupada y con un rostro claramente afligido. Quería arreglar las cosas con Catra, por alguna razón la extrañaba, no quería seguir distante con ella. Le había dado su espacio, pero no podía soportarlo más, sobre todo por los riesgos que corrían en esa misión.

—Adora, no es nada, por favor déjame en paz.

—No me iré, quise darte tu espacio... pero estar en este lugar me hizo pensar en que no puedo estar peleada contigo... por favor perdóname, prometo no ser tan imprudente. Tienes razón, yo...

Dejó de hablar cuando por fin tocó los brazos de Catra. Su cuerpo emitía una calidez inusual, lo que llamó la atención de la rubia. La felina estaba enojada, miraba hacia el suelo, con sus orejas agachadas, no pudo alejar a Adora, y ya era demasiado tarde. Su cuerpo respondía al olor y presencia de Adora, y comenzaba a calentarse.

Pronto comenzaría a emanar feromonas, y la rubia también se vería afectada por el celo. Adora, en cambio, estaba más preocupada ahora, ya que no esperaba que Catra estuviera enferma. Le angustiaba pensar que no había confiado lo suficiente en ella como para decirle.

—¿Catra, te sientes bien? ¿Tienes fiebre?

La felina comenzaba a ceder a sus instintos, en ese momento odiaba mucho la terquedad de Adora.

—No podías alejarte, ¿verdad, Adora? No podías hacerme caso por una maldita vez.

Se acercó a la rubia, abrazándola para besarla, pegando su cuerpo lo más posible al de ella. Su ronroneo era más fuerte de lo normal, y completamente involuntario. Adora no entendía muy bien lo que pasaba, pero el cuerpo de Catra pegado al suyo más su lengua moviéndose sensualmente en su boca fue suficiente para desconectarla de la realidad.

La abrazó con fuerza, sujetando con una mano su cuello y con otra su cintura. Anhelaba la calidez de Catra desde que discutieron, y ahora que la felina por fin se acercaba, no iba a desperdiciar la oportunidad. Se separaron respirando agitadamente, Catra tenía algo que decirle a Adora, la miró intensamente a los ojos antes de hablar.

—Adora, sigo enojada contigo, pero quiero que me cojas aquí y ahora, ¿entendiste? —le ordenó con voz ronca.

Adora la miró estupefacta por unos segundos, pero no hizo más preguntas, simplemente la besó con impaciencia. La deseaba demasiado, no sabía si era por la situación tensa en la que estaban, porque siempre estuvo enamorada de ella, o porque le excitaba mucho que Catra le diera órdenes de complacerla.

Le fue quitando la ropa, a medida que besaba y lamía cada rincón de su cuerpo. Catra jadeaba con cada roce, beso o caricia que recibía por parte de Adora, estaba muy húmeda gracias a la rubia. Adora la empujó al catre de la pequeña habitación, y se desnudó mientras seguía de pie, bajo la atenta mirada de la felina, quien se mordía el labio inferior inconscientemente.

Adora lamió el cuello de Catra, para luego morderlo con firmeza, mientras sus manos jugueteaban con sus pechos. Su muslo derecho rozaba el sexo húmedo de Catra, quien se refregaba en él mientras la rubia la estimulaba. La rubia estaba completamente sumergida en la tarea de darle placer a la felina, que cada vez gemía más fuerte, y se aferraba con más fuerza de la espalda de Adora.

Bajó lentamente desde sus pechos hacia su vientre, dándole pequeños besos húmedos, hasta llegar al húmedo sexo de Catra. Adora introdujo su lengua en su interior, saboreándola, moviéndose en círculos, haciendo que la felina se mojara más también. Luego se enfocó en ese nodo de placer, e introdujo un par de dedos que arrancaron más gemidos a Catra.

La felina sentía el placer expandirse desde el centro de su cuerpo hacia el resto. Adora parecía conocer de forma exacta de cómo darle placer, su mente se quedaba en blanco a ratos, lo único que percibía era la sensación húmeda de la lengua de la rubia, de sus dedos moviéndose en su interior.

Catra rasgó nuevamente la cama al alcanzar el clímax, y Adora observaba fascinada su reacción corporal, su rostro de satisfacción, que había sido provocado por ella. Pensó, en aquel momento, que esa imagen quedaría inmortalizada en sus recuerdos más preciados.

Catra estaba calmando su pecho agitado, pero su ronroneo aún persistía, lo que llamaba la atención de Adora, quien se había quedado en la misma posición, observando maravillada a su amante.

—Adora, necesito... te necesito... —musitó entrecortadamente Catra.

La rubia asintió con alegría, le gustaba mucho la idea de que Catra la necesitara. No habría estado tan alegre si hubiera sabido que al día siguiente, al amanecer, Bow los convocaría a todos a una reunión de emergencia, y ella no había dormido más de media hora.

El arquero había estado gritando por toda la nave buscándolas, asustando a Adora, quien sentía como si recién hubiera cerrado los ojos. Le gritó a Bow que irían enseguida y se vistió a duras penas, casi como un zombie. Catra tenía sueño al igual que ella, pero lucía radiante y hermosa, haciendo suspirar a la rubia.

Y aún estaba ronroneando, sólo que más suave que la noche anterior. Cuando llegaron a la tienda, todos se quedaron mirando un buen rato a Adora. No sólo tenía unas marcadas ojeras, también tenía marcas de toda clase en el cuello, desde chupetones hasta rasguños.

El contraste con Catra, quien estaba a su lado ronroneando suavemente, era muy drástico. Apenas se le notaba que no había dormido nada. Glimmer, intentando ayudarla, le dijo a Adora que debería lavarse la cara. La rubia no entendió nada, por lo que la princesa decidió teletransportarla a su propia tienda.

—Adora, ¿te has visto el cuello? Creo que deberías descansar, parece que tuviste una larga noche.

La rubia sonrió al pensar en sus recuerdos de la noche anterior. Después reaccionó, y tomó un pequeño espejo de la tienda de Glimmer para verse el cuello. Enrojeció de vergüenza al pensar que todo el mundo la había visto así.

—Glimmer, ¿tienes alguna bufanda o algo para cubrirme el cuello?

Glimmer se echó a reír, pero buscó algo para ayudar a su amiga, que cada vez sentía más vergüenza, a diferencia de Catra, que escuchaba atentamente a Entrapta y Bow sobre lo que habían averiguado, que no era ningún buen augurio para la misión.


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Nota: Bueno, hoy es el cumpleaños de Scorpia y también el mío, así que de regalo les dejo este capítulo corto pero intenso jajaja. Pero, recuerden que vienen cosas peores según la biblia. Ya tengo listo el siguiente capítulo, pero lo publicaré la próxima semana. Gracias por leer, y ojalá nos den una película, nos leemos hasta la próxima nota que haga xd

Más cerca de ti - CatradoraDonde viven las historias. Descúbrelo ahora