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Catra y Adora siguieron en su pequeño juego hasta que ambas cayeron dormidas por el cansancio. Esta vez fue Adora quien tuvo una horrible pesadilla, de la oscuridad intentando devorarla. Apenas despertó, su teléfono sonó, era Glimmer quien la estaba llamando, lo cual era bastante extraño. Atendió de mala gana, que Entrapta contactara el día anterior a Catra y ahora la llamara Glimmer, no le daba buena espina.

—¿Aló?

—Adora, tienes que venir con Catra ahora a la ubicación que te voy a mandar. No hay tiempo para explicar, sólo ven, es urgente.

Dicho esto colgó sin esperar réplica de parte de la rubia, que siempre le había fastidiado que fuera así. Ya no trabajaba para ella, pero al parecer al igual que Entrapta tampoco lo entendía. Suspiró y despertó con delicadeza a Catra, que dormía profundamente. Le explicó brevemente la llamada de Glimmer, aunque para su sorpresa, la morena no se molestó, incluso parecía resignada.

Se dieron una ducha juntas, intentando ahorrar tiempo, pero fue al revés. Catra besaba a Adora mientras la toqueteaba entera, especialmente sus pechos y trasero, a lo cual la rubia reaccionaba besándola con deseo, mordiendo por aquí y por allá, apoyando su muslo en su entrepierna. No sabía lo que pasaba, pero la morena parecía estar más demandante que de costumbre, lo cual estaba disfrutando bastante.

Luego de una ducha de casi una hora, se alistaron para ir a la ubicación que le había enviado Glimmer a la rubia. Catra estuvo en silencio durante el trayecto, lo que preocupaba a Adora, quien de reojo podía ver perfectamente su semblante serio, incluso triste.

Llegaron a un viejo edificio, muy parecido al que había ido Catra el día anterior, lo que causó escalofríos a Adora. Una vez que encontraron el apartamento, al ingresar vieron reunidas varias personas allí, entre ellas a Entrapta, Bow, Glimmer, Scorpia y otras dos personas que no conocían, a pesar de que tenían la sensación que sí.

—¿Qué es esto, Glimmer, y qué hace ella aquí? —preguntó Adora con enfado, señalando con un gesto  a Entrapta.

—La única manera que vinieras era omitiendo que ella estaba aquí. Pero nada de eso tiene importancia, Adora, porque nada de esto es real. Estamos atrapados en una realidad ficticia.

—¿De qué diablos estás hablando?

De pronto entendió por qué Catra había estado así de seria todo el camino, seguramente Entrapta la había convencido de lo mismo.

—¿Esto fue lo que te dijo Entrapta ayer, Catra? —cuestionó la rubia. La morena la miró con un deje de tristeza antes de contestar.

—Sí, es la razón por la cual tenemos pesadillas Adora.

—Y tú eres la clave para escapar de aquí, Adora. No somos enemigas, nunca lo hemos sido, es un engaño que forma parte de esta realidad —explicó con seriedad Entrapta.

Adora estaba genuinamente sorprendida de que todos le creyeran a Entrapta, y que además fuera su responsabilidad, lo encontraba insólito. Comenzó a reírse de forma algo paranoica, que hizo que Catra la observara con cierta preocupación. Iba a acercarse a la rubia, pero Entrapta se interpuso para que no lo hiciera.

—Adora, sé que es difícil de creer, pero tenemos pruebas de que nuestra existencia en este mundo ni siquiera tiene registros, como si simplemente nos hubieran plantado en este lugar y hubieran creado la ilusión de que teníamos una vida aquí.

—Es cierto, Bow y yo estuvimos trabajando con ella —la apoyó Glimmer.

Adora dejó de reír, y miró con frialdad a Entrapta, quien le sostuvo la mirada sin parpadear.

—Tú... no soportas que seamos felices ¿verdad? Por eso te inventaste todo este cuento. Siempre has sido una maldita egoísta.

La tomó por los hombros, tomando por sorpresa a Entrapta. Catra apareció en ese momento, sabía de lo que Adora era capaz, apoyó una mano en un brazo de la rubia, quien al verla se alejó de inmediato de Entrapta.

—No soy quien tú crees, soy alguien totalmente diferente, Adora. Sólo tienes que recordar quién eres realmente, y estoy segura que podrás sacarnos de aquí.

Adora negó con la cabeza, cada vez se sentía más enfadada por las palabras de Entrapta. ¿Cómo no iba a ser real aquello? Por fin estaba con Catra, por fin eran una familia, no podía tomarse en serio lo que Entrapta le decía.

—Me estás diciendo que recuerde "mi yo verdadero", que deje mi hogar y mi familia, para "sacarnos de aquí". Dime, ¿por qué tendría que renunciar a mi felicidad —lanzó una rápida mirada a Catra—, sólo porque tú crees que nada de nuestras vidas es real?

Entrapta la observó por unos segundos, vio aquella mirada de determinación en Adora, lo que la hizo suspirar. No había querido hacerle daño, pero no le dejaba alternativa, Adora estaba cegada por la perfecta ilusión de felicidad.

En un movimiento veloz, agarró a Catra por el cuello y le apuntó con un cuchillo en él.

—Tal vez esto te ayude a recordar. Ella es tu punto débil, quien sea quien nos haya metido aquí, también debe saberlo.

La cara de Adora se volvió roja de la furia, sabía que todo eso era una trampa desde el principio.

—Suéltala, ahora —amenazó, apretando los dientes y puños.

—No lo haré, hasta que recuerdes quién eres.

—¡¿Y crees que voy a recordar quién soy amenazando a mi esposa?!

Entrapta no se inmutó, mantenía firme su posición, incluso acercó más el cuchillo al cuello de Catra, del que brotó una pequeña gota de sangre. Cuando Adora vio eso, perdió completamente el control, pero al mismo tiempo también recuperó sus recuerdos, el primer recuerdo más fuerte vino a su mente, cuando habló con Summa, quien había capturado a Catra y había sentido esa misma ira.

Luego de eso, todos los recuerdos fluyeron como un torrente a su mente, Etheria, Titán, el viaje a la Atalaya de la Federación, su relación con Catra, recordó el nombre del resto del equipo, y, lo más importante, recordó cómo transformarse en She-ra, la guardiana de Etheria.

—¡Por el honor de Grayskull! —gritó, encegueciendo a todos con su transformación— ¡Vengan todos aquí, apoyen una mano en mí y en mi espada!

Todos se acercaron a ella, que a pesar de que no recordaban nada, siguieron sus instintos, incluso Catra, quien temía perder a la rubia. Adora, usando todo su poder mágico, los sacó a todos de allí, sin pensar en ningún momento en el riesgo que corría.

Más cerca de ti - CatradoraDonde viven las historias. Descúbrelo ahora