CAPÍTULO 20.

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Flashback.

Aquella noche, la cama de Warren parecía ser más cómoda que la suya, de modo que lo único que fue capaz de despertarlo fue el sonido de su celular vibrando por la madrugada.

El chico gruñó y se cubrió con las sábanas cuando Time se incorporó en el colchón.

El hombre despejó su mente tanto como pudo cuando se sentó y observó su celular. Lo tomó y, a pesar de que al principio la luz lo deslumbró, en la pantalla pudo leer la palabra "Bro".

"Ese güey", pensó, mientras obligaba a su propio cuerpo a levantarse.

Buscó la bata que Warren le había conseguido unos cuantos días atrás y se la puso. La seda cubrió sus brazos y su cuerpo, hasta las rodillas. Una tela de color azul que tenía el aparente fin de combinar con sus ojos.

La del chico era similar, aunque de color dorado e iba a juego con sus mechones.

Dejó que el celular vibrara en su mano durante unos segundos más, para permitirse a sí mismo acariciar el semblante pacífico del otro con su mirada. Al dormir, Warren siempre parecía un ángel, y la simple vista le parecía digna de adorar.

Time se dirigió hacia la puerta corrediza de cristal que daba al balcón.

Con todo el cuidado del mundo, la abrió de manera que hiciera la menor cantidad de ruido posible y no fuese a despertar al chico por accidente.

Salió y la brisa fría de la noche le golpeó la piel descubierta de las piernas y del rostro. Lo único que le proporcionaba luz para ver era la hermosa luna que se alzaba sobre el cielo.

Acomodó su propio cabello detrás de su oreja, y por fin contestó la llamada.

-¿Qué demonios quie…?

-¡Carnal!- El grito entusiasmado de Darunia lo sobresaltó tanto que casi soltó el celular- ¿¡Qué hubo, dónde estás!?

Time chasqueó la lengua.

-En mi casa- Mintió.

-Yo no te veo por aquí…- Su voz sonó divertida.

-¿De qué hablas?

-Tienes una piedrita verde muy bonita sobre tu tocador…

-¡Hijo de…!- Time frunció el ceño, y tuvo que juntar todas sus fuerzas para bajar la voz- ¿¡Entraste en mi casa!?

-A huevo.

-¡Ni se te ocurra tocar eso!- Lo amenazó, refiriéndose a la piedra kokiri. Un hermoso regalo de alguien muy especial, y con una historia valiosa.

Tanto que la sola idea de que su mejor amigo la fuese a tomar para hacerle una broma le pareció aterradora.

-Relájate, hermano…

-¿¡Cómo chingados entraste!?

-La ventana estaba abierta.

El ojiazul se esforzó por recordar cuál pudo haber sido aquella ventana que había apoyado a su amigo en cometer el crimen de invadir su propiedad.

-¡Es broma!- Darunia rió- ¡La rompí!

Time golpeó su frente con una mano, sin dudar ni por un segundo que hubiese sido así.

Conocía tan bien al hombre que sabía que un simple vidrio roto no lo detendría de jugar con él.

-¿¡Por qué hiciste eso!?

-Hermano, relájate y escúchame- Comenzó Darunia- Luego te pago la ventana.

Time puso los ojos en blanco. Sin embargo, se apoyó en el barandal del balcón y escuchó con atención.

En Coma (Linkcest)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora