Ambos caminaban en silencio sobre el camino pavimentado. La luz del sol los golpeaba en la cara mientras entraban al enorme rancho de los padres de Time.
A pesar de su grandiosidad, y del hecho de que tan sólo la entrada abarcaba metros y metros de anchura, el moreno no lograba concentrarse en otra cosa que no fuera la tensión que había entre él y el ojiazul.
Justo esa mañana todo marchaba bastante bien entre ambos, ¿por qué había tenido que arruinarlo con sus palabras cursis?
Alrededor de ellos había pasto verde y árboles, separados del camino en el que iban tan sólo por una barda bastante bien construida con madera. Por fuera, el lugar parecía extenderse tanto que no había logrado ver su final. Por dentro parecía ser todavía más grande.
Time había estado pensando por igual.
La repentina aparición de Saria le había dejado un sabor amargo que no lo había abandonado desde entonces.
Por sobre el sonido del canto de las aves y del suave viento que golpeaba las hojas de los árboles a su alrededor, lo único que se alcanzaba a oír eran los pasos que daban mientras se dirigían hacia los establos.
Time miró de reojo a Twi. No parecía molesto ni triste, aunque tampoco contento. Su expresión no era tan severa como lo esperaba, pues desde que había salido recién duchado de su baño no le había dirigido la palabra en ningún momento.
No había podido decirle que lo amaba… todavía.
Eso claramente molestaba al otro, y quizás era justo, pues él era mucho mejor expresando sus sentimientos que Time. Y le había dejado muy en claro que lo amaba y que se preocupaba por él, pero el ojiazul no le había demostrado nada aún.
Sabía lo que sentía, y quería decírselo. Pero siempre que se disponía a hacerlo terminaba acobardándose.
Porque al parecer eso era lo que siempre había sido y lo que siempre sería, un cobarde.
Twi se dio cuenta de que lo estaba mirando y aligeró su expresión cuando sus ojos se posaron en los suyos. El otro desvió la mirada.
Debía hacer algo para que el moreno pudiera perdonar su falta de cooperación en su relación, pero ¿qué cosa podría hacer? ¿Al menos en realidad deseaba estar con él después de lo que había pasado en la mañana?
-Este lugar es maravilloso- Comentó Twi por fin.
Sus ojos fueron analizando cada rincón que encontraron, y su voz se escuchaba relajada.
-Sí, es…- Empezó el otro, tratando de no tartamudear por los nervios que de repente se empezaban a apoderar de él- Todavía queda mucho por ver.
-Aún hay tiempo- Twi le sonrió.
El ojiazul había estado muriendo por volver a ver su sonrisa. No sabía qué tan bien estaba su humor, pero fuese como fuese, el moreno se estaba esforzando por recuperar la paz que había entre ellos en la mañana.
Time le devolvió la sonrisa, mientras lo guiaba hacia su encuentro con su segundo ser vivo favorito. Con la única chica que lo volvía realmente feliz.
Minutos después llegaron a los establos, un lugar tan amplio como el moreno había imaginado. El olor no era la cosa más agradable del mundo, pero forzó a su nariz a tratar de ignorarlo para eventualmente acostumbrarse a él. De igual forma, una música a volumen bajo proveniente de una radio en una esquina inundaba el tranquilo ambiente.
Lo que llegó a oídos de Twi le agradó. No sabía quién rayos era el artista, pero estaba claro que era música country.
-Aquí estamos- Time lo invitó a pasear por el lugar- ¿Qué te parece?
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En Coma (Linkcest)
FanfictionA dos meses de haber terminado con la mujer de sus sueños, Twilight ha logrado conseguir el empleo que siempre quiso: trabajar como diseñador en una de las compañías más famosas de todo Hyrule. No obstante, a pesar del esfuerzo y la dedicación que...