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I did it for you

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—¡MAGNUS! —DIO FUERTES golpes en la puerta, esperando una respuesta rápida

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—¡MAGNUS! —DIO FUERTES golpes en la puerta, esperando una respuesta rápida.

Se había adelantado para avisar al brujo mientras Jace estacionaba —o por lo menos intentaba— la camioneta, y Clary y Simon cargaban al herido.

El brujo abrió en cuestión de segundos, y al ver a la muchacha parada en su umbral casi sintió desmayarse.

—¿Cariño? —preguntó sin aliento.

A pesar de la crítica situación, no pudo evitar sonreír y lanzarse a los brazos del brujo, lo había extrañado demasiado.
Con aquel abrazo Magnus confirmó que aquello no era un sueño, que en verdad Colette estaba ahí y le devolvió el abrazo.

—¿Qué haces aquí? ¿Cuando volviste y por qué siento que soy el último en enterarme? —su voz seguía lejana, dudosa de si esto no era un sueño lo que veía.

—Prometo explicarte todo luego, pero ahora tenemos un problema más grande —volviendo a la razón del por qué estaba allí, se separó de su amigo e hizo una mueca nerviosa.

—Oh, no me gusta como suena eso, ¿de qué problema hablamos? —justo después de su pregunta, a la cercanía se escucho un quejido de Luke.

—Ese problema —señaló a su espalda y se corrió para dejarlo ver al hombre lobo.

Magnus endureció el rostro y llevó a Clary y a Simon hacia la sala donde rápidamente dejaron a Luke en el sofá.
Colette se dio la vuelta para ir con ellos, pero al hacerlo tan rápido su cabeza dolió. El dolor todavía seguía ahí, punzando en su cabeza. La agitó apretando los ojos y se armó de fuerza para ir con los demás.

—Dime en qué te ayudo —al llegar a la habitación donde Magnus preparaba una clase de menjurge ofreció su ayuda.

—Guarda tus energías cariño, es posible que más tarde necesite que me prestes un poco —le sonrió mientras malabareaba con la cuchara de madera—. Aunque dándote una segunda mirada, jamás pensé que diría esto; pero te ves terrible.

Colette rio con gracia amarga, sí, podía imaginarse cuan terrible debía de verse, sentía la capa de sudor escurriendo por su frente y los ojos le pesaban como si en cualquier momento fuera a desmayarse. Aparte que el dolor en su cabeza no ayudaba para nada.

—No he tenido un muy bonito regreso por así decirlo —esta vez su sonrisa se vio más débil, y cuando una fuerte punzada en su cabeza arribo, tuvo que sostenérsela y reprimir un gemido.

𝓜𝓮𝓶𝓸𝓻𝓲𝓮𝓼 ↬ a. lightwoodDonde viven las historias. Descúbrelo ahora