【 7.2 】

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─────── ۪۫ ཻུ۪۪͎.' ───────

Things could get better,
if she forced them to do so.

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HABÍA PERDIDO LA noción de cuánto tiempo había estado encerrada en su habitación mirando al techo, pero por el ardor en sus ojos y el cansancio evidente, podría suponer que mucho

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HABÍA PERDIDO LA noción de cuánto tiempo había estado encerrada en su habitación mirando al techo, pero por el ardor en sus ojos y el cansancio evidente, podría suponer que mucho.

Varias personas habían ya ido a tocar a su puerta para tratar de sacarla de ahí, hacer que comiera, preguntar si necesitaba algo, si estaba bien. Pero Colette no quería salir, no quería comer, no necesitaba nada aparte de soledad y silencio, y estaba todo menos bien.

Había estado llevando bien la falsa muerte de Hodge, encargándose de su trabajo, pensando que su tío había muerto libre por fin y tratando de hacer lo correcto, pero la confesión de Jace hace unas horas había cambiado todo.

Hodge no murió libre. No murió haciendo lo correcto.

Murió encerrado por los crímenes de traición que había cometido para intentar salvarla y para ser libre de una vez por todas.

Colette se encerró en su habitación antes de dejar a cualquiera explicarle el por qué de las mentiras, antes de que incluso Jace pudiera decirle nada más sobre la muerte de su tío, simplemente se alejó de todo y todos.

Y para empeorar la situación, a pesar de que había tratado de dormir para reprimir el dolor en su pecho, las imágenes que su mente reproducía al cerrar los ojos no la habían dejado si quiera parpadear tranquila durante las últimas horas.

Las voces de cada visión retumbaban en sus oídos como si fueran reales, pero Colette sabía que todo estaba pasando en su cabeza, que todo eso era una cruel tortura de su propia autoría.

—La tiene...la tiene...

Una y otra vez se encontraba de vuelta en los jardines de Idris. La sangre, los cuerpos, todo volvía a aparecer enfrente suyo cada vez que parpadeaba. En esta ocasión no solo la Copa Mortal estaba iluminada, sino que también lo estaba la Espada.

Sabía perfectamente lo que eso significaba: Valentine tenía la Espada Alma en su poder.

Los golpes en la puerta volvieron a sonar, pero no lograron moverla de la posición en la que estaba. No miró a la puerta, no preguntó quién era, no se movió. Tarde o temprano quien sea que estuviera al otro lado se rendiría y la volvería a dejar en paz.

—Colette por favor... abre la puerta, solo... solo déjame verte, por favor —rogó Atlas.

Lágrimas silenciosas volvieron a caer una por una por sus mejillas. Se sentía mal al escuchar la forma en la que Atlas le estaba rogando que abriera la puerta, pero también muy dentro de ella, una parte no quería hacer nada para hacerlo sentir mejor o menos preocupado. Atlas le había mentido, y no de cualquier pequeña tontería, sino con algo demasiado grande e importante como la vida de su única familia.

𝓜𝓮𝓶𝓸𝓻𝓲𝓮𝓼 ↬ a. lightwoodDonde viven las historias. Descúbrelo ahora