17.

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Joaquin. 

—qué tonterías hablas mamá?— le pregunto mientras me acerco a la heladera.

—yo no encuentro que sean tonterías, Lucía es hermosa, simpática, buena, es tierna..—mi
madre no pudo terminar de hablar ya
que la interrumpí.

—basta mamá! —le digo —vos sabes perfectamente porque no puedo enamorarme de nadie, ni de Lucía aunque sea la mejor mujer del mundo.

—hijo —me acaricia la mejilla —ha pasado tanto tiempo, tienes que superarlo, no te puedes quedar así
estancado.

—entiende mamá, yo le hice una promesa a ella y no puedo romperla —dije mientras una que otra lágrima
salian de mis ojos.

—nisiquiera por Lucía? — pregunta mi madre secándome las lágrimas que me habían brotado.

—mamá anda a dormir, descansa, yo
estaré aquí esperan.. eh digo haci..

—esperando a Lucía— me interrumpe —buenas noches—se despide con una sonrisa un tanto arrogante.

Me quedé ahí mientras mis ojos se llenaban de mas lágrimas aún, me las sequé y seguí bebiendo. Es increíble en lo que me he convertido todo este tiempo, mi mente comienza con esos recuerdos, recuerdos malos y buenos, pero los malos son lo que más vienen a mi mente.

Eran las tres de la mañana, Graciela  aun no llegaba, salí del departamento y por alguna razón bajé por el elvador, si, estaba dispuesto a esperarla afuera
del Edifcio si fuese necesario. De pronto de lejos veo el auto de ese imbécil, me escondo entre los
matorrales.

—en la puerta de su casa, señorita —le dice el pelotudo de Sergio, mientras la ayudaba a bajar del auto.

—gracias Sergio, lo pasé muy bien con vos, en serio— le dijo con una sonrisa.

—de verdad lo dices, linda? — pregunta el idiota mientras se está acercando a ella.

—sii, muy bien —dijo con su bella sonrisa.

De tanto y tanto que Sergio se fue acercando a ella, al estar junto a Lu a un cien porciento, la comenzó
a besar, la mujer como si nada correspondió aquel desagradable beso.

Pero la puta madre, sigue y sigue rompiendo su
trato. No me aguanté, y salí de aquellos matorrales, empujé a Lucía para separarlos, y comencé a golpear a
Sergio, se lo merecía por imbécil.

Lucía.

Aghh nada me sale como quiero, Joaquia no tenía porque golpear a mi Jefe. Solo tenía que vernos besar, y para colmo yo ni sabía que se encontraba ahí escondido.

Sergio solo, bueno, él solo me puso en un momento de
debilidad, pero el tema es que el tarado de Joaquín nos vio. Logré separarlos ya que ambos se estaban haciendo daño.

Me puse en medio de los dos.

—paren un poco! que te pasa, Joaquín? que tenes en la cabeza, vos y yo no somos nada para que vengas a reclamarme cosas — dije gritando.

No sé de dónde saqué el coraje para gritarle de esa manera y decir eso sin que me doliera.

Sergio se agarraba la cara adolorido, y como es tan caballero dijo lo siguiente — Lucía, cualquier cosa que necesites avísame, a cualquier hora. Para no incomodar más me voy, pero ya sabes, adiós.— dijo mirándome, yo asentí y le ofrecí una disculpas y luego el subió a su coche.

—tú te vienes conmigo ahora —dice Joaquin
tomándome del brazo.

—yo puedo ir sola, y si, solo voy contigo porque también es mi casa..que te quede claro— me solté  de su agarre y me adelanté hasta subirme al ascensor.

Sexo con Timidez Donde viven las historias. Descúbrelo ahora