Así que regresaron al consultorio, Carlisle y Esme recogieron todo lo que pudiese tener sangre de Demian, incluso los pantalones del disfraz y lo guardaron en una bolsa. Esa noche lo quemarían todo para que sus hijos no fueran tentados a caer en el ansia. Entonces acomodaron el respaldo de la camilla para que quedara casi plano, y Esme puso un cojín y unas mantas sobre ella. De esa forma, parecía una pequeña cama individual. Ángel les agradeció el gesto, y les pidió un poco de espacio para acostar a su hijo, Carlisle de verdad quería preguntarle sobre sus poderes, pero supo a bien reconocer que los deberes de un padre eran más importantes que alternar. Así que le dio las buenas noches a Demian y se retiro con su esposa.
Demian se recostó en la cama, y no tuvo oportunidad de ponerse las cobijas el mismo, pues Ángel le arropo por completo, y luego se quedo sentado junto a él. Contemplándolo.
— Por favor dime que no estás pensando en la cena.
Ángel rio. – Si, pensaba en las 100 formas en que podríamos cocinarte. – dijo, e inclino su cabeza sobre el cuello del chico. Fingiendo un gruñido para dar énfasis a que pensaba morderlo.
Demian lo encontró muy gracioso. — Jajaja, hablo enserio. ¿De verdad no tienes hambre?
— No, comí poco antes de salir de casa. Supongo que eso bastara un rato.
— ¿Pero y luego? ¿Qué haremos cuando necesites comida? ¿De dónde. . .?
Ángel estaba conmovido, que el chico se preocupara por él, era una de las cosas más nobles que conocía. Sin embargo, un padre no podía dejar que los hijos cargaran con sus problemas, no funcionaba de esa forma.
— Hey, hey. No quiero que te preocupes por eso, sabes que puedo pasar varios días sin tener que alimentarme, y si no fuese así, estoy bastante seguro de a Carlisle se le ocurrirá algo para ayudarme con ello.
— Claro, Carlisle.
Ángel entendía muy bien de donde venia aquel tonito de su hijo. – Oye, no tienes que estar celoso de Carlisle. Sabes que tú eres mi pequeño hombre, siempre.
Demian arrugo la boca. – Es que te ves tan. . . amigable con él. Conmigo no eres así.
— ¿Cómo que no? – Ángel estaba impactado, ¿Qué clase de imagen tenía el chico sobre él?
— Nooo, conmigo te enfadas muy seguido. – dijo, haciendo pucheritos.
— No me enfado, hijo. A veces te tengo que llamar la atención, pero sabes que lo hago porque quiero educarte para que seas un buen hombre. No para molestarte o fastidiarte. Lo sabes, ¿cierto? – Demian asintió, no muy convencido. – Además, tu siempre vas a ser más que un amigo para mi, siempre vas a ser mi compañero. Mi hijo.
Demian sonrió más feliz que nunca, de verdad que le gustaba cuando Ángel le hacía sentir querido, cuando le hacía sentir que por fin pertenecía a algún lugar.
— Y tú siempre serás mi papá. Incluso cuando yo me muera, y tú sigas en este mundo. Lo seguirás siendo. – dijo a modo de broma, pero era una realidad que Ángel no estaba listo para enfrentar. Demian era humano, crecería y como todos los mortales, moriría, y el seguiría en la tierra, vivo, con el mismo rostro. Eso era algo que no quería pensar, no hasta que el chico fuese anciano.
— No pienses esas cosas, te darán pesadillas. – dijo, le planto un beso en la frente y se levanto de la orilla de la cama.
— ¿A dónde vas? – pregunto Demian.
— No puedo quedarme en la cama, no creo que nos aguante a los dos.
— Pero no quiero que te vayas. – hablando así, Demian parecía ser más pequeño de lo que realmente era.
— No me iré, yo. . . – Ángel se perdió en la mirada de cachorrito de su hijo, la mirada más pura con la que siempre podía conseguir todo lo que quería. – Bueno, me quedare en la cama. Pero si se rompe. . . – Ángel no continuo con ello, y se recostó de nuevo junto a su hijo. La cama era muy pequeña, pero a él no le importo tener la mitad de cuerpo colgando, no si con eso confortaba a su pequeño.
— ¿Papá? – pregunto Demian tras unos minutos de silencio.
— ¿Qué pasa?
— ¿Volveremos a casa? ¿Verdad?
Ángel se quedo en silencio un segundo, no le había dicho a Demian que las brujas no existían en esa dimensión todavía, no sabía cómo hacerlo, pues eso sería admitir que no habría manera de encantar algún hechizo para regresar a casa. Sin embargo, el sería el único que se preocuparía por encontrar las respuestas, pero sería cuando el sol saliera.
— Shsh, trata de dormirte. Todo estará bien, lo prometo.
Tuvo que mentirle para que lograra dormirse. No estaba bien, pero era necesario.
* * *
Carlisle se quedo sentado con Esme frente al fuego de la chimenea. Era algo que hacían más a menudo de lo que les gustaría admitir. Pues aun que la mayoría de los mortales deseaba con convertirse en vampiros para tener todo el tiempo del mundo, ellos no sabían que en realidad el tiempo no era nada para ellos. Ser vampiro significaba dejar todo atrás, nunca poder tener una vida normal, porque el tiempo era tu peor enemigo, pues vivir con la advertencia de que nunca morirías, que estarías en la tierra hasta su mismo final, no era algo demasiado reconfortante para la mente.
— ¿De verdad confiaremos en ellos? – pregunto Esme, su aspecto de preocupación la hacía ver incluso más hermosa ante los ojos de Carlisle, quien la beso y estrecho aun con más fuerza.
— Son buenas personas, Esme. ¿O de verdad crees que un niño que aun usa disfraces de piratas, puede ser un asesino?
— No, pero él no es humano.
— Ni nosotros. – respondió con una sonrisita perspicaz. – Oh, Esme. No tienes nada de qué preocuparte, Ángel es como nosotros. Un vampiro que intenta convivir en paz con la sociedad, y cuidar de su hijo.
— Lo sé, es que. . . – Esme se sentía verdaderamente mal por lo que estaba pensando, pero su familia siempre estaría primero que nadie más. – Alice dijo que la bruja que los envió aquí vendría a por todos nosotros. Y yo no sé si deberíamos ayudarlos, acabamos de volver Carlisle. Lo último que necesitamos es una guerra con. . . algo que no conocemos.
— Se que suena mal, pero no podemos darle la espalda. Yo. . . quiero pensar que hubo una razón para que terminaran aquí, en Forks. Para que nosotros nos cruzáramos en el bosque, es. . . debe haber una razón para ello, amor. Debe haberla.
Esme fingió una sonrisa y lo beso. Realmente estaba preocupada, quizás no tenía el poder de ver el futuro como Alice, pero podía sentir que algo malo, algo oscuro se aproximaba y de verdad esperaba que su esposo tuviera la razón.
* * *
La noche de Halloween en Woodstock casi había terminado, pero ella había logrado recuperar la consciencia justo en el momento exacto. El momento de mayor poder para su pueblo, las 3:00 am del primero de noviembre. Si, su plan no había resultado como ella quería, pero aun así, había una oportunidad de lograr su cometido.
Elevo sus manos, y la hoguera volverá a encenderse. Entonces, rogo por el poder de su maestro oscuro, del ente que le había proporcionado lo necesario para su venganza, para que una vez más, le ayudara en aquella noche santa. Y ellos respondieron a su ruego, le brindaron el poder más grande que ella hubiese tenido jamás. El poder de abrir una puerta hacia el lugar donde Ángelus y aquel entrometido habían sido enviados. Ella cruzo el portal, y termino en un nuevo bosque. Rodeada por el frio de la brisa de los arboles.
Se quito la capucha de encima, revelando su verdadero rostro a la naturaleza. Piel pálida, ojos hermosos y un cabello tan oscuro como la misma noche. Entonces sonrió, pues el momento de su venganza por fin estaba cerca.
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THE TWILIGHT ZONE (Angel & Demian X La Saga Crepusculo)
FanfictionCROSSOVER entre mi historia original "Angel & Demian" y "La Saga Crepusculo" En la noche de Halloween, Ángel y Demian son enviados a un mundo paralelo donde los vampiros son bastante diferentes a los que conocen y la prueba de ello son los Cullen. L...